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Tras una sesión de mediación en el día de ayer, pensé en escribir este contenido, motivado porque tras diferentes sesiones individuales o caucus, todos o ninguno, parecen los buenos de la película. ¿No será que alguno miente deliberadamente?, o mejor ¿quizás se estén creyendo sus propias mentiras?
Podemos decir de alguna forma que todos mentimos en alguna ocasión y generalmente somos conscientes de ello, pero es parte de nuestra vida y muchas veces lo utilizamos con arma arrojadiza en una negociación. Decimos ¡yo no fui y lo sabes!; aun siendo consciente que no es así, lo aseveramos para ver una reacción o la duda en nuestro opositor.
Pero, hay ocasiones en las que todos podemos llegar a creernos nuestras propias mentiras y eso nos lleva a otro escenario muy distinto. Los gestos no nos pueden delatar, porque lo creemos fielmente y además no estamos dispuesto a cambiar nuestra versión porque creo que fue así y punto.
Hay ocasiones en las que todos podemos llegar a creernos nuestras propias mentiras y eso nos lleva a otro escenario muy distinto
Podemos decir que es un proceso de autoengaño, sencillo y que nos va a llevar a los mediadores a trabajar con posiciones, hechos o intereses que no son reales.
Siempre dije en otros artículos, que nosotros no estamos para verificar nada, no somos detectives de nuestros clientes, hasta el punto de que si mienten, el resultado de la negociación les llevará a un espacio que aun querido por ellos, no es real.
Lo que marca a todo aquel que mintió, no es tanto la mentira que dijo, como el convencimiento que tuvieron que realizar para si mismos de que esa es la verdad. Justificar lo injustificable, se convierte en una parte de la conversación de la mediación.
El verdadero problema, querido lector, está en arrastrar a otros con esas mentiras, entre ellos, a nosotros mismos, ya que el autoengaño es increíblemente común cuando vives una situación conflictiva, para la obtención de beneficios personales.
La mentira consciente, que nos creemos, nos permite proteger nuestra imagen, conseguir persuadir a los demás, incluso justificar muchas de nuestras actuaciones. Por eso si empezamos a creer nuestras propias mentiras, es mucho más fácil hacer que otras personas también las crean.
El autoengaño es increíblemente común cuando vives una situación conflictiva, para la obtención de beneficios personales
Creernos una mentira nos ayuda a vernos como mejores de lo que en realidad somos, aseguran los expertos "significa que podemos seguir viéndonos a nosotros mismos como buenas personas", afirman algunos expertos en la materia, e incluso cuando nuestras acciones sugieran lo contrario.
Pero en una mediación ¿Qué hacer? Para mí el gran problema es que el que un mediado se crea su propia mentira, puede llevar a persuadir a las partes de lo que se está negociando, principalmente porque ese autoengaño, produce mucha más confianza en lo que se dice, en lo que se cede o concede.
Muchas veces lo he visto en mi vida profesional. Lo que hoy es blanco, mañana es negro; lo que hoy defiendo, mañana no. Pero también me gustaría introducir otra clave más: la edad. Las personas mayores que han vivido situaciones, con el paso del tiempo cuando lo cuentan, lo hacen en primera persona, como si hubieran estado allí, cuando no fue así. A base de repetir una historia, se introducen elementos que no se encontraban al inicio. Incluso observaciones o distorsiones de la realidad. Nuestra consciencia nos juega una mala pasada.
A ello, os pido que unáis, según el tipo de conflicto, el tiempo que llevan enfrentado, la relación de las partes entre sí, la confianza en el tercero que les ayuda… por eso mi pregunta hoy tan importante de que hacer cuando uno se cree su propia mentira…
Nunca podemos saber qué pasaba realmente por la mente de nuestros mediados, a quienes desde el primer momento pedimos, colaboración, respeto y buena fe; pero la verdad es bien distinta ya que todos nos hablan de lo “malo que es el otro” y lo bueno que son ellos mismos. Por eso la única fórmula que conozco y aplico en mis mediaciones es conseguir que ambos se reconozcan la parte de razón aunque no la compartan, solo así se puede diluir una mentira con visos de verdad.
Javier Alés | Mediador