Los clamores en contra de la clase política llegan a la calle
...el máximo representante de uno de los organismos más influyentes del mundo, el FMI, había sido detenido y acusado de intento de violación en un hotel de Nueva York. La imagen de Dominique Strauss-Khan, abatido y sin palabras, con la mirada perdida, tras ser arrestado en el avión que debía llevarle a su país de origen (Francia) ha dado la vuelta por todo el mundo.
En las calles de Barcelona y de otras 50 ciudades de España, los motivos para la indignación no faltaban y los ciudadanos lo demostraron saliendo masivamente a la calle. Principalmente jóvenes informados por las redes sociales –estudiantes, desempleados, profesionales precarios y activistas–, pero también ciudadanos de todos los demás estratos y edades. Todos entonaban eslóganes en contra de la clase política y los bancos, sus privilegios y las incongruencias de un sistema que otorga beneficios millonarios mientras que se imponen recortes históricos.
“No somos mercancía en manos de los políticos y de los banqueros”, eso anunciaba la convocatoria y en los carteles se ha podido leer el extremo cansancio de unos jóvenes que no quieren oír hablar del PSOE o del PP, que buscan otras alternativas a la eterna dialéctica dualista. “No nos representan”, clamaba unos jóvenes que seguían la camioneta en la que se habían instalado los organizadores.
La convocatoria de la plataforma cívica “Democracia Real Ya” fue un éxito en todos sus aspectos. No sólo por la respuesta ciudadana que, sin compararse con las manifestaciones del día anterior, fue multitudinaria, sino también por el espíritu pacifista de sus participantes. Las redes sociales han demostrado ser una forma eficaz para la organización de manifestaciones. Un lugar de encuentro para la ciudadanía en busca de alternativas. Y el modelo de Islandia, uno de los pocos países en los que la ciudanía se ha opuesto al rescate de los bancos, se ilustra como la gran inspiración.
La plataforma organizadora anuncia más encuentros para que el pueblo exprese sus inquietudes y avisa: los cambios no se hacen en casa, frente al televisor. Tampoco caen del cielo (y menos con un cielo controlado por la clase política de siempre). Empiezan en la calle y lo demás está por escribir…