jueves. 18.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES- 10.02.2009

Eluana Englaro murió la noche del lunes a las 20.10 horas. Mientras ella conseguía su descanso el Parlamento italiano como en una película de Fellini se tiraba los trastos a la cabeza para conseguir aprobar en tiempo récord un proyecto de Ley que frenara el desenlace: “En espera de ratificar una completa y orgánica disciplina legislativa sobre el testamento vital, la alimentación y la hidratación, como formas de soporte vital y fisiológicamente finalizadas a aliviar sufrimiento, no pueden ser rechazadas en ningún caso por las personas o por quienes asisten a aquellos que no pueden valerse por sí mismos”.

El Partido Demócrata aconsejaba el "no" a sus filas, pero dejó libertad de conciencia. Los senadores radicales presentaron más de mil enmiendas al texto y tres prejuicios de inconstitucionalidad. El presidente Schifani solo aceptó 70.

"Esta ley es un golpe al Estado de derecho", dijo la senadora radical Emma Bonino. "Cuando uno impone lo que uno no haría a todos los demás, eso es un Estado totalitario, un Estado ético", añadió.

Tras el discurso del oncólogo Umberto Veronesi, especialista en testamento vital del Partido Demócrata, en el que pedía a los políticos que no aprobaran una ley "ilógica, irracional y emotiva", se conoció la muerte de Eluana.

Cumplido el minuto de silencio, el parlamento comenzó con los gritos. El vicepresidente del grupo del Pueblo de la Libertad, Gaetano Quagliariello gritó: "¡Eluana no ha muerto, la han matado!". En ese momento la asamblea ya era un circo, la oposición insultaba a la derecha, mientras ellos gritaban "asesinos, asesinos" a la izquierda.

Eluana Englaro ha muerto. Diecisiete años sin poder sentir, conocer, vivir. Menos respirar, todo le estaba vetado. Para muchos su muerte es un descanso, es ponerle fin a un simulacro de vida, a un engaño que al principio es consuelo de los familiares y después se convierte en su propia tumba. Beppino Englaro, su padre, lo tenía claro. Su lucha ya cuenta once años, en los que día tras día veía su hija en una cama de hospital, mirándola y sabiendo que sus preguntas no iban a obtener respuesta. Eluana ya estaba muerta.

Sin embargo, parte de la sociedad italiana alentada por la Iglesia, Berlusconi y un esperpéntico seguimiento mediático del dolor de una familia ha supuesto que la eutanasia pase a ser el asunto de Estado en Italia. Todos conocíamos la historia de Eluana y por eso todos se creen libres para juzgarla. Si los hechos se quedaran en meros juicios de valor terminarían evaporándose, pero el caso de Eluana es distinto. Dos Italias defienden lo que cada una entiende por derechos y el Gobierno italiano echa más leña al fuego.

Berlusconi que ha ejercido un juego sucio y rastrero llegó a defender la vida de la chica porque “qué pasa con la vida del hijo que podría haber tenido”. Tras su muerte ha continuado con sus infamias inculpando al presidente de la República, Giorgio Napolitano, de su fallecimiento ya que se negó a firmar el proyecto de Ley que le alargara la vida. Y una vez más, Berlusconi ha atacado a la Constitución italiana, como si una tragedia familiar fuera la fundadora de los derechos constitucionales.

El Vaticano, que disfruta transegrediendo límites, se ha atrevido a especular: “Hace falta ver cómo ha muerto, si por la suspensión de la alimentación y la hidratación o por otras causas. Si la intervención humana se revela decisiva para la muerte de Eluana, seguiré afirmando que es un delito", afirmó. El cardenal Saraiva Martins, prefecto para la Congregación de la Causa de los Santos, resumió: "Ha sido un homicidio".

Mientras la Iglesia y el Primer Ministro italiano escupen veneno, el padre de la víctima pide silencio, tranquilidad, no quiere hablar porque el dolor es íntimo, no un instrumento político.

Ingenuamente, tal y como se han sucedido los hechos, Beppino Englaro pensó que la justicia italiana le podría ayudar en un desenlace, que por esperado no es menos brutal. ¿Quién iba a pensar que el dolor de una familia se iba a convertir en pancarta electoral de Berlusconi y su gobierno? ¿Quién iba a pensar que la falta de sensibilidad de algunos políticos iba a poner en jaque al dolor de la víctima y el de su familia?

Eluana Englaro ha muerto. La tarde del martes le llevarán a cabo la autopsia y hasta el momento el circo parlamentario deja en stand by el proyecto de Ley Eluana. Ella descansa pero Italia sigue inquieta, los derechos más íntimos del ser humano están en juego y su futuro es incierto.

La muerte, un asunto político