jueves. 25.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 2.11.2009

La pancarta lleva el mensaje 'World leaders make the climate call' (Líderes mundiales tomad la decisión de salvar el clima), con motivo del comienzo de la cumbre de Naciones Unidas sobre el clima. Los activistas también descolgaron dos pancartas más en las grúas laterales de la Sagrada Familia en la que se pueden leer 'Save the climate-Salvad el clima'.

La responsable de la campaña Cambio Climático y Energía, Raquel Montón, aseguró que lo que hace falta para salvar el clima es la "voluntad política" de los líderes mundiales, en lugar de "intentar cerrar las negociaciones con un trato de mínimos". "Zapatero tiene que terminar con el doble juego mantenido hasta ahora: dice una cosa y hace lo contrario", añadió.

Esta protesta forma parte de una campaña cuyo objetivo es conseguir que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defienda en Copenhague un acuerdo ambicioso, justo y vinculante para salvar el clima.

ARRANCAN LAS CONVERSACIONES DE BARCELONA

Barcelona acoge a partir de hoy las últimas negociaciones multilaterales previas a la Cumbre del Clima de la ONU, que se celebrará en Copenhague el próximo mes de diciembre, para alcanzar un acuerdo mundial sobre reducción de emisiones de CO2 que sustituya al Protocolo de Kioto.

La cita de la capital catalana, que contará con la participación de unos 4.000 representantes de unos 180 países. La Unión Europea (UE) es la región que acude con un mayor nivel de compromiso previo, si bien las posiciones no están del todo fijadas y los principales escollos por salvar se centran en saber cómo se pagará la factura a los países en vías de desarrollo para que contaminen menos, con el riesgo de que eso ralentice su crecimiento económico.

Aún así, la UE ya se ha comprometido públicamente a lograr para el año 2020 la reducción del 20% por ciento de sus emisiones de CO2 tomando como referencia el año 1990, que las energías limpias representen en los países comunitarios un 20% del total, y a ahorrar otro 20% en el consumo energético. El compromiso, conocido como 20-20-20 para el 2020, podría aumentarse en caso de encontrar reciprocidad en otros países hasta reducir un 30 por ciento las emisiones.

Precisamente, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete pactaron esta semana la posición común que la UE defenderá en Copenhague, en un principio de acuerdo que no concretó la ayuda financiera que dará a los países pobres, y que se limitó a señalar que se pagará una "cuota equitativa" de la factura de 100.000 millones de euros que se calcula que costará hasta 2020 la compensación a los países en vías de desarrollo. Los países del este, de más reciente incorporación a la UE, se resisten a tener que contribuir a estas ayudas, por su bajo nivel de renta y el impacto de la crisis económica, y ya han conseguido un acuerdo para no pagar nada entre 2010 y 2012 y, a partir de entonces, contribuir en función de "la capacidad de pago" de los países menos prósperos.

Este acuerdo salva la posición de liderazgo de la UE ante el reto que supone renovar el protocolo de Kyoto, si bien habrá que ver qué posición adoptan el resto de países, con especial atención al Gobierno de Barack Obama en Estados Unidos y a las economías emergentes de China, India, Brasil y Sudáfrica, entre otros.

De los 100.000 millones de euros que se calcula que serán necesarios para compensar a los países en vías de desarrollo, la Comisión Europea había propuesto dedicar entre 2.000 y 15.000 millones, si bien la horquilla es muy amplia, y como las aportaciones deberían iniciarse en 2010 la UE debería aportar entre 500 y 2.100 millones hasta 2012.

En este contexto, y con un presidente Obama que todavía no ha confirmado su presencia en Copenhague y que podría comprometerse a una reducción inferior al 20 por ciento de las emisiones de la UE, el acuerdo queda todavía "bastante lejos", tal y como reconoció el director de Desarrollo Sostenible de la Comisión Europea, Timo Mäkelä esta semana en Barcelona. Numerosas entidades ecologistas ya han criticado la falta de concreción de la Unión Europea, y no parece que los líderes internacionales vayan a copar todas los deseos de los conservacionistas, en un momento histórico crucial para paliar el deterioro del medio ambiente y frenar un calentamiento global que hasta la fecha parece irreversible.

La lucha por el clima, en la Sagrada Familia