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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 11.12.2009

...Pero este viernes los obispos han dado un paso más en su 'cruzada' contra la polémica norma. El portavoz de la CEE, monseñor Martínez Camino, ha dicho que "no se entiende cómo quitar la vida a un inocente no pueda ser considerado delito". Y ha retomado la línea conminatoria hacia los políticos asegurando que se negará la comunión a aquellos parlamentarios que voten a favor de la ley.

Estas declaraciones se han producido en el marco de la presentación de la "Declaración ante la crisis moral y económica", en la que la Conferencia Episcopal analiza sobre todo la crisis económicas, sus causas y sus repercusiones. El documento atribuye la actual crisis a factores como "la pérdida de valores, la falta de honradez, la codicia y la carencia de control de las estructuras financieras", a la vez que denuncia "la escasa protección social de la familia y las políticas antinatalistas".

Los obispos recuerdan al Papa Benedicto XII cuando afirma que el principal capital a salvar y valorar en esta crisis es el hombre, la persona en su integridad. La declaración, aprobada en la pasada 91 Asamblea Plenaria de la CEE, también recuerda las palabras del Papa que señalan que "el desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y hombres políticos que vivan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común".

Este texto de los obispos reconoce "la gravedad de la situación en la que nos encontramos, por causas que tienen su origen en la pérdida de valores, la falta de honradez, la codicia, que es raíz de todos los males, y la carencia de control de las estructuras financieras, potenciada por la economía globalizada". También subraya que "es significativa la incidencia de la crisis en las familias, sobre todo en las numerosas, y en los jóvenes", al tiempo que denuncia "la escasa protección social de la familia y las políticas antinatalistas, perniciosas para la sociedad".

Los obispos señalan que "los pequeños y medianos empresarios, así como los agricultores y ganaderos, viven en una angustiosa situación económica, asistiendo con impotencia a la destrucción de empleo y cierre de sus empresas" y recuerdan a los inmigrantes procedentes de países pobres. "Se trata de personas, para nosotros hermanos, que un día vinieron invitados, contratados o simplemente atraídos por la fascinación de un soñado paraíso", afirman los prelados. "Ahora, en momento de crisis, de paro y de recesión, no podemos abandonarlos a su suerte".

Ante esta situación de crisis económica y moral, los obispos expresan su compromiso para aliviar la miseria, junto con la comunidad cristiana y, en particular, Cáritas, Manos Unidas y otras instituciones de caridad de la Iglesia.

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