jueves. 28.03.2024
Foto: Cadena Ser

Un video al que ha tenido acceso la cadena SER muestra cómo una patrullera de la Guardia Civil arrolló, en alta mar, a una patera cargada con veinticinco inmigrantes.

Uno de ellos falleció y seis han desaparecido, lo cual en alta mar y de noche difícilmente puede equivaler a algo que no sea una muerte espantosa.

Desgraciadamente estamos hablando de seres humanos. Pero seres humanos menesterosos. Tan necesitados que se juegan la vida (y la pierden) por arribar a un país que, a su vez, se hunde. Y para estos desventurados la caridad y las “raíces cristianas del PP no existen

No me corresponde acusar de homicidio múltiple a la Guardia Civil, pero nuestra historia se encuentra repleta de “accidentes” en comisarías, “suicidios” en cuartelillos y una innombrable pléyade de montajes policiales y judiciales.

No hace falta remontarnos a los asesinatos perpetrados por la Guardia Civil en el caso Almería para comprobar que la “versión oficial” no siempre coincide con la realidad. Hoy, basta con observar la multitud de videos que circulan por Internet y que execran la “ejemplar actuación” de las fuerzas de seguridad.

“Curiosamente” en algunos despachos gubernamentales se estudia prohibir la grabación de estas actuaciones que, bien lo sabemos, solo ayudan a esclarecer hechos.

En el presente caso, los hechos, testarudos, fueron los siguientes: la madrugada del pasado 13 de diciembre, una embarcación de la Guardia Civil arrolló una patera con 25 inmigrantes.

La “versión oficial” manifiesta que la patera había realizado movimientos de riesgo. Sin embargo, el video muestra que aquella débil embarcación ya se había detenido cuando la Guardia Civil embistió.

De hecho, el video, como han informado algunos medios, muestra que la Guardia Civil “desobedeció las normas para abordar una embarcación irregular y terminó arrollando la patera una vez que ésta se había detenido”.

En el video se comprueba que la patera se detiene, seguramente porque el patrón asume que no hay escapatoria. Por el contrario, la Guardia Civil no se vale de sus lanchas para abordarla, como establecen sus protocolos, sino que, sin reducir la velocidad de persecución, pasa por encima de la patera y sus tripulantes.

Acto seguido, en el video se aprecian unos puntos negros… seres humanos aferrándose desesperadamente al borde de la patera, con la angustia de quien se debate entre la vida y la muerte. Uno falleció. Otros seis fueron engullidos por las aguas negras y gélidas de la noche y la alta mar. Nada más se ha sabido de esos desdichados. Y dudo mucho que llegue a saberse.

No puedo afirmar, repito, que nos hallemos ante otro homicidio de la Guardia Civil. Y dudo también que los hechos acaben aclarándose. De hecho, catorce inmigrantes han sido devueltos rápidamente a Marruecos y ningún Guardia Civil ha sido imputado.

Y tal vez, espesas y groseras paladas de tierra caigan sobre este asunto… ¿a quién le interesa la muerte de unos desdichados indigentes?

Hablamos de parias, desheredados de la tierra. Y no de cortesanas de vagina alegre que viven a cuerpo de rey (¡ay este subconsciente!) a costa de nuestros impuestos. Tampoco nos referimos a descerebrados irresponsables que provocan homicidios imprudentes antes de gozar de jugosos sueldos públicos que no se merecen ni se han ganado.

Desgraciadamente estamos hablando de seres humanos. Pero seres humanos menesterosos. Tan necesitados que se juegan la vida (y la pierden) por arribar a un país que, a su vez, se hunde. Y para estos desventurados la caridad y las “raíces cristianas del PP no existen.

La Guardia Civil mata a un inmigrante y hace desaparecer a seis en alta mar