jueves. 18.04.2024

Iros todos a tomar por culo y su gentilicio, un localismo canario, con clara influencia amazigh (vocablo al que suelo referirme mucho últimamente) pollaboba, somos todos unos pollabobas de campeonato, se podría decir.

Hace unos días, en unos cursos de sostenibilidad, economía circular, el Green Deal europeo y los objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 y 2050, quedó patente entre los ponentes y participantes, científicos y expertos (de los que han estudiado, no de los de la tele) en la materia, que al ritmo actual los recursos del planeta serán insuficientes para alimentar a los humanos en la primera fecha, 2030 y conociendo nuestra historia seguramente estaremos entrando en la segunda, 2050, inmersos en guerras por los recursos alimentarios.

En este punto del artículo, alguno pensará que es una previsión distópica basada en palabrería alarmista de, volviendo al rico léxico canario, chaflamejas. Pero lo cierto es que no. Lo que a mí más me llama la atención no es que caminemos hacia la destrucción de nuestro planeta, cualquiera que conozca la Paradoja de Fermi sabe que era casi inevitable, lo que me fascina es la capacidad de tantas personas de negarlo y poner su atención en tonterías.

Ayer mismo, un amigo me discutía, sobre si tal o cual opinión era de derechas o izquierdas, como si solo existiera la cara y la cruz en el mundo. Como si tuviéramos que afiliarnos a un ideario, envolvernos en su bandera y luchar sobre los Montes de Iwo Jima a capa y espada. Mientras al norte de Canadá están a 48º C, en Siberia por varios años consecutivos se ha alcanzado 42º C, el permafrost está desapareciendo (cuando no lo ha hecho ya) y los incendios que están provocando debido a la desertización de la región se pueden ver desde el espacio.

Pero oye, que pagar el “impuesto de sucesiones” o que el “gobierno nos roba” o “los indultos del procés”, es lo que importa. Al fin y al cabo, los que van a morir de hambre son otros.

Nosotros, desde nuestro pedestal europeo (pedestal de un estado de bienestar que nos ha dado esos impuestos por cierto), podemos permitirnos la pantomima de engañarnos viendo telerrealidad, comprando en grandes multinacionales online o bebiendo hasta la narcolepsia.

Ignacio Apestegui

Pero lo cierto es que ya vivimos en una distopía. Bezos, Musk, Zuckerberg y compañía están colonizando el espacio con sus compañías. Ellos saben que el mundo se encamina a un punto de no retorno y, por supuesto, se preparan para ello. Ellos, y sus accionistas mayoritarios, no van a pasar hambre, ni calor o frío (a no ser que quieran claro), ellos han puesto ya en marcha el proyecto (con los miles de millones necesarios para realizarlo) de un hotel espacial, solo para los muy ricos.

Este proyecto, para el que no lea entre líneas, es solo un precursor de un proyecto mayor, un hábitat permanente en el espacio para los ciudadanos de primera, mientras los pobres y los idiotas que discutimos por A o B, por Izquierda o Derecha, por Blanco o Negro, nos morimos de hambre, vivimos en un planeta cada vez menos habitable y luchamos guerras por las migajas que ellos deciden dejarnos.

Pollabobas, mirad el suelo que pisáis, la mierda que lo llena es nuestra y solo nosotros somos los culpables, y solo nosotros seremos capaces de evitar lo que los datos fríos y crudos nos dicen. La muerte lenta del único hábitat que poseeremos los pobres.

Para poder revertir esto, al menos la parte climática, debemos dejar de ponernos etiquetas y ser solo personas que aman personas, que trabajan con personas y por las personas, debemos ser más verdes, más conscientes, más limpios, más sostenibles, más humanos y menos egoístas.

Y si no… Iros todos a tomar por culo.

Andoain, 01 de julio del 2021.

Iros todos a tomar por culo