jueves. 25.04.2024
congreso

Muchas de las instituciones que nos representan a los ciudadanos parece que no avanzan y se quedaron paradas hace unos cuantos lustros.

No solo lo que se discute y se vota parece que se repite una y otra vez, y lo que hace uno lo deshace el siguiente, y luego tenemos que volver a intentar corregir leyes que se quedaron cortas y obsoletas por falta de miras, pero aparte de todo esto tenemos muy poca rotación en los mandamases y representantes.

Cuando vemos quien compone órganos como la judicatura, o quien se sienta en gran parte de los asientos del Senado, Congreso y Parlamentos Regionales vemos claramente como es común que se repitan las mismas cara y tendencias una y otra legislatura.

En los últimos años sí que está habiendo un acercamiento a la paridad plena en la representación política, aunque cuanto más te acercas a la extrema derecha la presencia femenina va disminuyendo drásticamente… ¿una sorpresa? Pues no.

El rejuvenecimiento de los representantes también parece una tendencia al alza y no es porque dejen los veteranos dejen los sillones voluntariamente. Esta renovación viene dada por un hastío de las viejas formas de hacer política y por una necesidad de representar las necesidades de otras maneras.

Los más de dos millones setecientos mil españoles en el exterior, la tercera provincia en España en número de ciudadanos, tenemos un órgano que nos representa llamado Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE). Esta institución es un órgano consultivo y asesor del Gobierno en materias que incumbe a la diáspora, pero esto solo es en el papel…en realidad por parte de los ministerios se nos presta mucha menos importancia y se nos escucha menos de lo que la ley 40/2006, de 14 de diciembre de 2006 otorgaba al CGCEE.

Este órgano esta formado por ciudadanos españoles residentes en todo el mundo, y en este, el VIII Mandato, estaremos formándolo ciudadanos que residimos en 30 países diferentes. Dos representantes en Asia, uno en Oceanía, diecisiete en Europa, y veintitrés en América, para un total de cuarenta y tres consejeras y consejeros generales.

Este primer dato si lo comparamos con los datos históricos nos muestra que la población en Europa ha organizado más Consejos de Residentes en el Exterior (CRE) y han pasado de 9 asientos a casi doblar el número llegando a 17.

Alemania a pesar de ser hasta 2021 el tercer país en número de emigrantes españoles no tuvo representación alguna en esta institución en el anterior mandato recién finalizado, y ahora pasan a tener 2 asientos que cubrirán compañeras de Berlín y Frankfurt. ¿Se imaginan que no hubiera ningún representante de Valencia durante una legislatura en el Congreso de los Diputados o el Senado?

En Reino Unido de 3 Consejos de Residentes posibles se han logrado los tres, y doblamos representación en Madrid, y en EEUU de 2 CREs han pasado a 7.

De 43 representantes en el exterior solo 10 repetimos cargo con una gran mayoría de 33 personas electas por primera vez para el cargo. Aún menor es la representación de los que han estado mas de 2 mandatos, siendo solo dos consejeros generales los que tienen esta experiencia.

De los siete miembros que componen la Comisión Permanente, seis y el presidente del CGCEE no han sido reelegidos con lo que este órgano de decisión va a ser formado por nuevos miembros en su totalidad.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que en los últimos 3 lustros pasamos de tener una presencia femenina por debajo del 25%, con solo 9 compañeras en el IV Mandato (2003) a llegar a 19 (44%) en las elecciones que hemos tenido este mes de marzo.

En 2017 en la primera reunión de este mandato varios medios de comunicación de la emigración destacaban que el mandato incrementaba la participación femenina pasando de 13 a 15, pero este mandato el salto a 19 ya nos acerca a una representación mucho más repartida haciendo justicia a la emigración actual.

Igualmente se destaco en 2017 que estaban llegando “nuevas generaciones de emigrantes” al CGCEE y se destacaba la presencia de representantes que estaban lejos de la edad de jubilación, como algo que podía ayudar a cambiar en parte la dinámica y rejuvenecer este órgano.

En las elecciones de 2021 de los CREs y ahora en marzo de 2022 de los asientos del CGCEE hemos logrado también bajar aún más la media de edad del CGCEE, y perderemos esa experiencia que nuestros mayores nos ofrecían, ganado en otros aspectos que puedan ayudar a dinamizar y modernizar el trabajo en común, y lograr instaurar un trabajo más constante y productivo.

Todo este cambio en la composición del CGCEE puede y debe ayudar a un cambio en la cultura de trabajo de esta institución. Ya no tenemos una mayoría de veteranos que nos “guíen” y nos muestren el camino, y esta institución pasa a ser un folio en blanco sobre el que podremos trabajar sin ningún tipo de deuda con lo que hicimos o dejamos de hacer en los anteriores mandatos.

Un cambio de estas características no se da en nuestras instituciones frecuentemente e imagínense que, en las próximas elecciones generales en nuestro país, de los 349 asientos en el Congreso de los Diputados tuviéramos 268 caras nuevas…pero cambiar caras como cambiar cromos no tiene por qué ser garantía de éxito si los errores pasados se repiten o si seguimos siendo ninguneados e ignorados.

Parece que próximamente se nos invitará al pleno de apertura del VIII Mandato y se respiran aires de cambio. Seguir estancados sería muy grave y tenemos cuatro años por delante en los que esperamos que los partidos políticos, una vez el voto rogado sea derogado, tengan que empezar a ofrecernos soluciones o abanderar algunas de nuestras causas justas…y si logramos una renovación política en el resto de instituciones quizás podamos cambiar y avanzar.

Instituciones españolas…¿renovar o morir?