jueves. 25.04.2024

Inmigrantes, golpeados por la crisis y por los ciudadanos

AGNESE MARRA
Agresiones físicas, insultos por la calle y un malestar social contra los inmigrantes son las denuncias que llegan a diario en diversas ONG españolas. El subliminal mensaje de los políticos ha hecho efecto: "Han conseguido asociar a los inmigrantes con la crisis”, aseguran los expertos. Mientras, son ellos los que sufren los golpes.
NUEVATRIBUNA.ES - 04.06.2009

Un domingo al mediodía, un picnic en un parque de la capital, una familia que celebra su día libre bajo el sol madrileño. Momentos de felicidad que no durarían mucho. Un grupo de adolescentes descerebrados se abalanzarían sobre la madre, el padre y los hijos para propinarles patadas, golpes, amenazas, bajo un grito definitivo: “Extranjeros largaros de aquí”.

Mónica Llumiquinga, la madre ecuatoriana, acabó con un ceja rota, fue pisoteada, burlada y tuvo que ver como los ocho adolescentes perseguían a sus hijos de ocho y quince años: “Gritaban morid extranjeros y no respetaron ni a los niños”, declaraba la víctima.

Mónica tuvo el valor de denunciar su agresión a la policía, quienes en un primer momento la calificaron como “discusión vecinal”, cuenta Esteban Ibarra, presidente de Movimiento Contra la Intolerancia. A pesar de haber pasado una semana de la agresión, cuando nuevatribuna.es se puso en contacto con esta ONG, Esteban Ibarra estaba acompañando a Urgencias a Mónica, ya que tenía problemas más graves de los que se diagnosticaron en un primer momento. Ibarra esperó al día siguiente para hablar con el periódico, en ese momento tocaba cuidar a esta familia.

El caso de Mónica no es un hecho aislado. Diversas ONG aseguran que en último año la errónea asociación de inmigración con la crisis ha provocado una oleada de violencia y sobre todo “un malestar social entre los ciudadanos que culpan a los inmigrantes de no encontrar trabajo”, explica Raúl Jiménez, portavoz de Rumiñahui.

EL MENSAJE SUBLIMINAL DE LOS POLÍTICOS

La crisis está golpeando fuerte no sólo las cuentas de los españoles sino también la sociedad de valores. “Los líderes políticos o diversos grupos de presión han fomentado este falso binomio de inmigración y crisis, como antes se hablaba de inmigración y delincuencia o inmigración y terrorismo”, explica directora del Departamento Europeo de Investigación Social y profesora de Antropología Social en la Universidad de Barcelona, Olga Jubany. Según la especialista no se puede olvidar que la crisis pertenece a un macroescenario económico, por lo que no se puede hacer demagogia con la inmigración: “Es evidente que no hay ningún tipo de relación causa efecto entre la inmigración y la crisis, el problema es que estamos llevando los problemas económicos a una esfera social y la crisis económica pasa a convertirse en una crisis de valores”, dice Olga Jubany.

Raúl Jiménez confirma con hechos lo que afirma la académica. Según el portavoz de la ONG ecuatoriana, se está creando un “caldo de cultivo” contra los inmigrantes en los barrios donde más ha sacudido la crisis, las zonas periféricas de la capital. “Donde más se percibe es en los barrios obreros en las que muchos hombres se han quedado sin empleo. Sólo hay que sentarse en un bar o escuchar lo que se comenta en las asociaciones vecinales para percibir la incomodidad que provocan los inmigrantes”.

Desde Rumiñahui denuncian el “uso electoralista” que hacen los políticos de la inmigración y piden que sean ellos quienes se responsabilicen de mandar un mensaje favorable de la inmigración: “No nos pueden asociar constantemente con la crisis, con políticas como la Directiva de Retorno haciendo pensar a los españoles que nosotros les quitamos trabajo, cuando eso no es cierto”. La profesora Jubany, concuerda con esta teoría y puntualiza: “Es un metalenguaje el que utilizan los políticos, no es claro y directo, sino subliminal, y enfatizan esta asociación irracional y tan peligrosa”.

AUMENTAN LOS GRUPOS VIOLENTOS

Bocinazos cuando cruza un inmigrante, gritos como”puto negro”, malas caras y agresiones semanales, son algunas de las denuncias que llegan a diario a las oficinas de Movimiento Contra la Intolerancia: “No tenemos cifras, pero nuestra percepción es que con la crisis ha aumentado la violencia contra los inmigrantes”, explica el presidente de la ONG, Esteban Ibarra.

Según Ibarra “hay tres factores fundamentales”: los prejuicios xenófobos de la sociedad, los grupos xenófobos organizados, y los grupos organizados que han decidido usar la violencia contra los inmigrantes.

“Es cierto que en la sociedad ha crecido un sentimiento de rechazo al inmigrante por miedo a la falta de trabajo y la crisis económica ha sido un catalizador para mostrar los prejuicios xenófobos de los ciudadanos”, explica Ibarra. Sin embargo para este activista la mayor gravedad se ubica en el aumento de los grupos organizados que utilizan una propaganda basada en el odio a los extranjeros: “En Internet se encuentran centenares de web xenófobas, en la calle cada vez vemos más carteles de asociaciones legalizadas y hasta de partidos políticos que manifiestan su rabia contra los inmigrantes, y lo peor de todo es que el Gobierno no hace nada para neutralizar a estos grupos”.

El tercer factor es el más peligroso, cuando los grupos organizados deciden ejercer la violencia: “En este caso hay que tener en cuenta que la propia Policía en muchas ocasiones es incapaz de diferenciar una riña de una agresión claramente racista, como le sucedió al principio a Mónica � la ecuatoriana agredida- , entonces si las fuerzas de seguridad no saben cómo enfrentar los delitos xenófobos, cómo vamos a frenarlos nosotros”, dice Ibarra.

El presidente de Movimiento Contra la Intolerancia matiza una cuestión clave: “Los delitos racistas no son agresiones a una persona o a una familia, sino a todo un colectivo que es maltratado por el hecho de ser inmigrante, de pertenecer a una determinada clase social, son agresiones con una brutal repercusión social”.

Bien lo saben los hijos de Mónica, el más pequeño no quería ir al colegio después de la agresión: “Ver a tu madre tirada en el suelo, con 10 puntos en la ceja y cuatro grapas en la cabeza y un hombre persiguiéndote con un cuchillo es algo muy impresionante para un niño, pero estamos trabajando con él y ya va al colegio con tranquilidad”, explica Ibarra. Después de pasar un día entero en urgencias, llegaron las buenas noticias para Mónica: “Por suerte no tiene ningún problema neurológico que es lo que nos temíamos. Durante un tiempo no tendrá movilidad en las piernas, pero mejorará”.

Inmigrantes, golpeados por la crisis y por los ciudadanos
Comentarios