jueves. 28.03.2024
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El auge de estos sitios web delata la existencia de un mercado exitoso, afirma Francisco Canals, periodista que se ha hecho pasar durante 30 días por un infiel en la red

Francisco Canals | La infidelidad es una práctica tan antigua como la misma humanidad; el anonimato y la discreción que aportan la red permiten expresar conductas latentes con mucha más facilidad que en los escenarios presenciales. Estas prácticas se han instaurado en España consolidando la existencia de un mercado al servicio del infiel conocido en el argot como “In bed with de web” o “en la cama con la web”. El usuario promedio es el de unespañol/a casado/a de gran ciudad, de entre 35 y 50 años quien paga un promedio de entre 30 y 50 euros mensuales por acceder e interactuar con las bases de datos de infieles.

Muchos de estos sites están impulsados por multinacionales americanas; empresas como Ashley Madison ya tienen 16 millones de clientes en todo el mundo; invierten en costosas campañas de anuncios en prensa escrita y televisión compitiendo con los productos de gran consumo. En muchos casos superan los 50.000 suscriptores en España y facturan importantes cantidades de dinero en el contexto de un suculento negocio empresarial.

Internet permite levantar las barreras de la represión y expresar latencias ocultas; ser valorado y cortejado por interlocutores del sexo contrario despierta un fuerte atractivo en el usuario afirma el periodista Francisco Canals. En la red también existen empresas que organizan toda la logística necesaria para no ser descubiertos, desde invitaciones y tarjetas falsas; supuestas reuniones de trabajo hasta altas horas de la madrugada; llamadas de negocios efectuadas por falsas teleoperadoras; reuniones y viajes a otras ciudades que resultan tener otras actividades, etc… El love Spam (Spam del amor) constituye otro fenómeno: se trata de un e-mail que se envía a diario a millones de usuarios asegurando que una persona anónima quiere conocer al destinatario, de esta manera se “tienta” a nuevos usuarios con conductas latentes animándolos a convertirse en suscriptores de pago.

Las contramedidas para “pillar” al infiel tampoco faltan: app’s para seguir los movimientos de la pareja infiel a través de mapas online; o aplicaciones destinadas a recibir una copia de todos los whatsapps enviados y/o recibidos.

La industria de la infidelidad se asienta en España