viernes. 19.04.2024

Por todo lo que nos habéis hecho disfrutar jugando como un equipo.

Hace justo un año subí una nota al blog dando las gracias a una selección española de baloncesto que acaba de caer eliminada en “su” mundial, tras una triste y aciaga noche.

Hoy toca darles la enhorabuena por ser como son. Por creer en sí mismos y por crecerse ante las adversidades. Que no han sido pocas. Además de las ausencias, no han estado algunos de los ya clásicos: los Navarro, Calderón, Marc, Ricky o Ibaka; los presentes han tenido sus altibajos: el propio Gasol al principio del campeonato; Rudy con sus problemas de espalda a cuestas; Chacho que no encontraba todas sus fantasías, o Llull cuyos arranques no siempre terminaban bien.

Pero todos han estado ahí, a las duras y a las maduras, respondiendo como siempre. Han bajado el culo, Gasol dixit, y con corazón, orgullo y juego de equipo han logrado el oro en un Europeo que les ha dado el billete para los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Eso sí, han contado con un Pau Gasol inmenso, monstruoso, una bestia,… bien secundado, en los cuatro partidos que se decidían a cara o cruz, por el resto del equipo. Un Mirotic que se ha ganado el puesto; un Felipe Reyes, capitán Espartaco, que pese a contar con menos minutos siempre está ahí; un San Emeterio, con un menor protagonismo y presencia que otras veces pero aportando cuando se le necesitaba; un Ribas firme y seguro en defensa y certero a veces en el ataque; con los Sergios compaginándose y alternándose en la dirección; con un Rudy renqueante pero con esa chispa y entrega que le caracteriza, y con un resucitado Claver que ha tenido sus mejores minutos con la selección. El resto, Aguilar, Hernangómez y Vives, también estaban ahí y tendrán que seguir estando para dar el relevo a una generación de oros.

Seriedad y responsabilidad para afrontar un campeonato que es, por la calidad de las selecciones en competición, más fuerte que un Mundial o una Olimpiada.

Casi nadie es profeta en su tierra y ellos se han tenido que ir al país vecino para recoger todos los reconocimientos. Los de quienes sí creyeron y los de quienes dudaron tras un inicio vacilante y una fase de grupos con muchas dudas. Esta tarde noche francesa ha sido todo lo contrario que la de hace un año. Una sesión alegre para la mejor camada de deportistas de equipo de la historia española.

Por eso, les dedico de nuevo las palabras que escribí cuando vinieron mal dadas. Se han levantado y nos han vuelto a dar otra alegría. Gracias.

Suele suceder que siempre hay un mal día que provoca una noche triste. La de un grupo, con mayúsculas, que ha dado al deporte de equipo español una pátina de oro con grandes dosis de esfuerzo, compañerismo y dedicación. Una generación dorada que empezó hace quince años cuando lograron el mundial junior en Lisboa.

Pese a la tristeza del momento, no es tiempo de penar, criticar, maldecir o despedir. Es mejor recuperar los grandes logros y los buenos partidos que nos han brindado estos baloncestistas. Hay que agradecerles todo eso, y si hubiera que echar a alguien sería a los políticos y banqueros que nos han hundido en una crisis de la que ellos han salido indemnes.

Estos jugadores que hoy han perdido contra Francia en los cuartos de final del Campeonato del Mundo 2014 han sido campeones de Europa en 2009 y 2011, campeones del mundo en 2006 y subcampeones olímpicos en 2008 y 2012.

Está claro que no está siendo el año de la roja, ni en fútbol ni en baloncesto. Hoy era un momento clave, un partido duro y trascendental porque el que perdía se iba. Y enfrente estaba una Francia que se crece, con o sin Parker, ante España.

Ya sé que es fácil hablar “a toro pasado” y que podríamos criticar los malos porcentajes de tiro, con una mala puntería reflejada en esa media de menos del 50 % de acierto en canastas de dos del quinteto titular (los Gasol, Navarro, Ricky y Rudy) , con un 14 % para Marc y un 16 % de Rubio; a lo que se suma que Rudy, Ibaka, Llull y Rodríguez han dejado su casillero de triples con cero de tres intentos cada uno; cuestionar las decisiones del equipo técnico en el mal uso del banquillo, dejando sin jugar a un luchador como Reyes o a un Abrines con hambre, u otro montón de cosas más que ahora no arreglan nada.

Pero, como dicen por acá, la culpa la tuvo la fatalidad. Se juntaron los astros y se apagaron las estrellas. Ni siquiera podremos decir eso de “qué dura va a ser la vuelta a casa”, porque estaban en su casa, frente a su afición, en un pabellón hasta la bandera y con casi todo a favor.

Más que una nota, esto es un mensaje en una botella echada al océano o en un cofre enviado al espacio. Para que quien algún día lo lea sepa que un país pequeño en lo deportivo, que toda su historia se ha desvivido por el fútbol, ha dejado el pabellón del deporte de equipo más bonito e intenso, al menos para mí, en un lugar bien alto gracias a un grupo deportivo y humano único.

Ahora vendrán hostias por todos lados porque los seres humanos somos especialistas en levantar ídolos y tumbarlos cuando fallan. Pero no es hora de hacer leña del árbol caído, porque quienes más vapuleados están son los propios deportistas.

Cierto que la caída será más larga y el golpe más duro. Pero toca levantarse y empezar a trabajar con savia nueva, que la hay, para volver a reverdecer los laureles; y saludar a Felipe, Calderón, Pau, Navarro, y a todos aquellos que estuvieron antes o que no van a seguir después, como se merecen.

Con un enorme GRACIAS.

Gracias por vuestro baloncesto