jueves. 25.04.2024

Gallardón, como Sarkozy, quiere que los gitanos rumanos vuelvan a su país

Esteban Ibarra, presidente y portavoz del Movimiento contra la Intolerancia asegura que no ve diferencia entre los postulados del PP catalán y Anglada. Aunque dice que para los españoles la inmigración no representa un problema, advierte de que el ambiente electoral y la crisis económica hacen "el caldo de cultivo apropiado para que el discurso sobre la xenofobia tome cuerpo".
> Rajoy y la inmigración
NUEVATRIBUNA.ES / ISABEL G. CABALLERO 05.11.2010

El desalojo ayer de un campamento de gitanos rumanos en Madrid ordenado por el Ayuntamiento que dirige Alberto Ruiz-Gallardón recuerda mucho a lo que está haciendo Nicolás Sarkozy en Francia o a las políticas antiinmigratorias que se están llevando a cabo en países como Italia o Alemania. Así lo cree Esteban Ibarra, presidente y portavoz de Movimiento contra la Intolerancia, para quien actuaciones de este tipo no sirven para resolver el problema de fondo: “Hay que dar alternativa humanizada a estas situaciones de marginalidad ya que el desalojo y la expulsión es el camino hacia ninguna parte por el daño que genera a familias, a niños, a ancianos”, afirma en conversación con nuevatribuna.es.

Para Ibarra, las políticas de inmigración “nunca deberían perder esa perspectiva humanizadora que debería de transversalizar cualquier actuación” y eso pese a la “frialdad y la dureza con la que se están resolviendo este tipo de cosas en Europa”. Sin embargo, cree que en España puede ser diferente adoptando otro tipo de alternativas, como trabajar con mediadores, o poniendo en práctica los planes de integración que los gobiernos autonómicos y locales “exhiben continuamente”. Ibarra recuerda que en Madrid ya se han producido desalojos. La mayoría de las veces se trata de gitanos rumanos, un “elemento molesto”, dice, pero que no se resuelve con la exclusión, con un váyase usted de aquí y empieza a rotar de ciudad en ciudad. La gente se puede integrar con un poco de esfuerzo pero sobre todo de sensibilidad humanitaria”, insiste. En este sentido recuerda que son europeos y, por lo tanto, les ampara la directiva de igualdad de trato y la de libertad de circulación; de ahí que se haya requerido a Sarkozy una modificación de la normativa interna.

El debate surgido en las últimas semanas sobre el empadronamiento de los inmigrantes ha irrumpido con fuerza en la campaña para las elecciones en Cataluña. En opinión de Ibarra “el peligro que representa este discurso de la xenofobia es que contamina a los partidos democráticos” y si esto “contagia y se deja contagiar por un oportunismo populista en los partidos políticos que se puede extender al resto de España”.

Movimiento contra la Intolerancia lleva tiempo requiriendo a las fuerzas políticas “que no caigan en ninguna tentación de populismo xenófobo”. Según avanzó Ibarra a este periódico están preparando una campaña a nivel nacional, autonómico y local que lanzarán el próximo mes de enero para que los partidos se comprometan democráticamente “frente a la intolerancia y la xenofobia” en sus programas electorales, ya que la coyuntura electoral “es muy peligrosa” y abona el campo “donde las tentaciones populistas emergen”. A su juicio, “ambiente electoral y crisis económica es el caldo de cultivo apropiado para que el discurso sobre la xenofobia tome cuerpo” y ante eso Ibarra cree que es necesario que la sociedad civil “esté presta para hacer una declaración ética y cívica” y que luego se traduzca políticamente, adoptando medidas que “no dañen la dignidad y los derechos fundamentales de las personas”. Junto a esto, también considera necesario que este tipo de discurso salga fuera de la dialéctica política, de los debates electorales, de los mítines, “porque generan daños irreparables, se crean unos estigmas que son muy difíciles de echar para atrás”. Ibarra se refiere a lo que está haciendo la extrema derecha en Europa relacionando a los inmigrantes con la delincuencia o situándoles como “depredadores del Estado de Bienestar”, es decir, “visiones falsas de la situación”.

Pero, ¿es cierto que en España existe preocupación por la inmigración? El barómetro del CIS dado a conocer este viernes refleja que la inmigración no está entre los principales problemas de los españoles, situándose en el puesto catorce de una lista encabezada por la crisis económica, el paro, etc., etc. “En principio no es un problema pero se utiliza políticamente y se pone encima de la mesa”. Y es que España “es un país diverso” que ha vivido y sigue viviendo ambos fenómenos: el de la inmigración y el de la emigración y “seguimos aportando elemento migratorio a Europa y no nos gustaría que a nuestros inmigrantes les trataran mal y con prejuicios”, dice para explicar la que considera es la opinión mayoritaria que tienen los españoles.

No obstante y pese a ello, empieza a ser preocupante la actitud que están tomando algunos partidos políticos en la precampaña para las elecciones catalanas. “No veo mucha diferencia entre algunos de los postulados que están plateando el PP de Cataluña con los que defiende Plataforma per Catalunya”, el partido liderado por Josep Anglada, “lanzándose en tromba a aplicar una línea modelo Sarkozy”. Ibarra recuerda el requerimiento que ha hecho la fiscalía por los panfletos promulgados por los populares en las ultimas elecciones municipales en Cataluña con arengas como no queremos rumanos y aunque considera que la dirección nacional del principal partido de la oposición no ha adoptado este discurso extremo denuncia cierta ambigüedad en las declaraciones hechas al respecto por Mariano Rajoy. Precisamente por eso, Movimiento contra la Intolerancia quiere reclamar “un acuerdo cívico, de integración y ciudadanía con los inmigrantes”. La campaña que este colectivo lanzará a principios de año incluirá un manifiesto en el que se pedirá que derechos fundamentales recogidos en la actual Ley de Extranjería como el derecho a la sanidad y a la educación no afecten a los ‘sin papeles’.

Sin embargo, el problema no se circunscribe sólo a estos derechos sociales sino también a otros factores “muy peligrosos” como es la intolerancia religiosa especialmente dirigida hacia la comunidad musulmana. Y eso está pasando también en Cataluña con el “rechazo a esa diversidad cultural y religiosa que acompaña siempre a todo proceso migratorio”, subraya y pone de ejemplo el discurso islamófobo de Anglada, o el hecho de que algunos alcaldes se estén plateando sacar las mezquitas fuera de las ciudades con el peligro que eso conlleva para la formación de guetos.

“El discurso que avanza en Europa es un discurso de intolerancia” y aunque “la inmigración en España no representa un problema el riesgo está en que se utilice demagógicamente este tema”, lamenta Ibarra. “Lo que no puede ser es que queramos una sociedad abierta a los mercados pero cerrada a las personas. Hay que reconocerles la universalidad de los derechos humanos y respetar la diversidad”, termina subrayando.

Gallardón, como Sarkozy, quiere que los gitanos rumanos vuelvan a su país
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