jueves. 28.03.2024

De ahí vienen nuestros males.

Por eso cuando paso por la Puerta del Carmen de Zaragoza me entran ganas de gastarme unos euros en dinamita justiciera para volar tamaña infamia. Dice la maldita tradición que fue allí donde una descerebrada por nombre Agustina disparó cañones contra el francés.

Mis estudios sobre esa época me han permitido indagar sobre el equipaje de los mamelucos que sitiaban la capital de Aragonia. Además de foiegrass, champagne, faux filet´s, Bordeaux y adoradas baguettes para uso propio y para los que quisieran entrar en razón, llevaban un artefacto contra la milenaria ignorancia de estas tierras y sus alrededores. Llevaban, amigos, la Enciclopedia recién salida de la imprenta que Voltaire había dejado en herencia a D´Alambert y Diderot. Contra esa herramienta de la Ilustración disparaban los cañones maños, prevenía con su aborrecido tambor el cretino del Bruc y el alcalde de Móstoles organizó aquel aquelarre de reaccionarios gustosos de ser unos martracos para siempre.

Mi investigación no termina ahí. Con ayuda de un geógrafo especialista en vientos del Nordeste, he venido a saber de un instrumento desarrollado en el Instituto Francés (naturalmente) del Aire Jodedor para beneficio de países acogidos a la Revolución Francesa. Reconstruido hoy con mis datos e indicaciones en el Colegio Francés (claro) Leonardo da Vinci, se trata de un cachivache de bolsillo para utilizar el cierzo a favor. Un ejemplo: en días como hoy nos permitiría guardar el cierzo en Salou y hacerlo volver para refrescar la noche; el resto del año esa cabronada de viento se iría hacia Valencia y Murcia.

Doy por último cuenta del mayor de mis hallazgos en las progresistas mochilas del ejército napoleónico: se trata de un mecanismo simple que hubiese permitido explotar a las bombas arrojadas sobre el Pilar durante la Guerra Civil e inutilizado los altavoces que, a la hora del Angelus, arrojan sobre la mañana el himno que dice "bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza".

De esa época, repito, vienen nuestros males. Cuando recapacito, lloro.

Resto a vuestra disposición.

Ferragosto oregonés et Vive la France