jueves. 28.03.2024
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El avance de la democracia y el progreso social, que nos ha deparado una sociedad más formada y con un mayor nivel de vida, no han conseguido una disminución de las desigualdades sociales. La educación, elemento que se considera esencial para “promover la solidaridad y evitar la discriminación, con el objetivo fundamental de lograr la cohesión social”, en palabras de la máxima ley educativa, no está logrando sus objetivos para el conjunto de la población.

  1. Abandono educativo y fracaso escolar
  2. Segregación clasista
  3. No es gasto, es inversión
  4. Educación inclusiva y más inversión

El sistema educativo español está considerado como uno de los más equitativos de Europa, consideración referida a la adquisición de competencias y conocimientos, cuestiones en las que nuestro sistema educativo manifiesta una alta homogeneidad, debido a la alta comprensividad que presenta: 10 cursos de enseñanza básica obligatoria, con las mismas enseñanzas para todo el alumnado.

Ahora bien, la equidad debe medirse, sobre todo, valorando en qué medida el sistema beneficia a los menos aventajados. Y, en este sentido, otros elementos, que afectan especialmente a estudiantes que provienen de entornos desfavorables, lo hacen gravemente inequitativo, obstaculizando la necesaria igualdad de oportunidades y manteniendo la desigualdad intergeneracional.

El análisis de las distintas variables nos da cuenta de las grandes diferencias existentes en nuestro sistema educativo, derivadas de las propias diferencias sociales de origen de nuestros estudiantes, y de que no se han implantado las necesarias medidas en la dirección de una verdadera igualdad de oportunidades. La situación familiar influye en el rendimiento escolar de los hijos e hijas y, de manera clara, en la probabilidad de continuar o no los estudios. Los hijos de las familias de clase alta, debido a sus mayores recursos económicos, culturales y de capital social, por lo general, pueden superar las trabas que supone un mal rendimiento académico y pueden continuar estudios o encontrar buenos empleos, mientras que la mayoría de los de las clases bajas abandonan o consiguen, en el mejor de los casos, empleos precarios.

La situación familiar influye en el rendimiento escolar de los hijos e hijas y, de manera clara, en la probabilidad de continuar o no los estudios

Abandono educativo y fracaso escolar

Diferentes estudios sociológicos concluyen que el abandono educativo temprano [1] tiene un claro sesgo de clase. El análisis de Fabricio Bernardi y Héctor Cebolla [2] cifra en un 12% el abandono de quienes provienen de familias cuyo cabeza pertenece a las clases mejor situadas (profesionales, directivos…), frente a los hijos o hijas de trabajadores del sector primario, que abandonan los estudios tras la educación obligatoria en un 70% de los casos. Los porcentajes de abandono de las clases intermedias ascienden según desciende el nivel social, destacando, con los porcentajes más altos de abandono escolar, los sectores vinculados al campo.

Junto al abandono educativo hay que resaltar las altas tasas de repetición de curso -fracaso escolar-, una realidad que afecta de forma muy especial a España, a pesar de que, como reconoce la OCDE, la repetición de curso es una medida que resulta ineficaz para mejorar el rendimiento del alumnado a corto plazo, además de ser una de las causas del abandono escolar posterior. Según Save the Children, el alumnado pobre repite hasta cuatro veces más que el de ingresos altos, lo que supone la diferencia más alta de toda la OCDE (solo por detrás de Eslovaquia).

Según Save the Children, el alumnado pobre repite hasta cuatro veces más que el de ingresos altos, lo que supone la diferencia más alta de toda la OCDE

Entre otros elementos a tener en cuenta, está el bajo porcentaje de escolarización en formación profesional. En España solo el 36,4% de los y las estudiantes de 2ª etapa de Enseñanza Secundaria está matriculado en FP, frente al 63,4% en Bachillerato, y, aunque se ha incrementado algo los últimos cursos, sigue ocupando una posición muy alejada de la media de la UE-27 (12 puntos menos). Sigue perviviendo la idea de que la FP está dirigida al alumnado con escaso rendimiento en la ESO, consideración que es necesario corregir, dotando a estos estudios de prestigio, pero, la principal causa está en la escasa oferta de plazas escolares públicas que deja fuera a miles de estudiantes cada año. Esta insuficiencia de plazas afecta en especial a los hijos e hijas de las clases trabajadoras que, en muchos casos, no pueden sufragar el alto coste de las matrículas de los centros privados, o tienen que endeudarse para ello. Algunos y algunas se dirigirán al Bachillerato, pero un buen porcentaje abandonará los estudios ante la imposibilidad de acceso a los ciclos formativos de FP.

Segregación clasista

Un elemento esencial para el análisis del grado de equidad del sistema educativo es el nivel de segregación que este mantenga, es decir, la separación del alumnado en distintos centros y/o aulas en función de sus características de origen socioeconómico, nacional, de sexo, necesidades educativas especiales... A menor segregación, mayor equidad y, al contrario. Que no haya diversidad en la escolarización supone la concentración de alumnado vulnerable en determinados centros, con el correspondiente incremento de las necesidades, pero con escasez de recursos para atenderlas. Supone mayores dificultades para el profesorado, en especial, para el que debe atender al alumnado con más carencias, pero no solo. Supone para el alumnado más desfavorecido, rodeado de un entorno de similares características, la inexistencia de expectativas positivas de futuro y, con ello, el incremento del fracaso escolar y el abandono educativo temprano. También es negativa la creencia en un inexorable futuro de éxito para el alumnado que solo está rodeado por favorables expectativas. Las consecuencias de esa segregación son nefastas para la cohesión social y para el sistema democrático.

Pues bien, el Informe “Diversidad y libertad” elaborado por Esade y Save the Children (2021) nos dice que, en Primaria, “la segregación socioeconómica en España -un 32% en 2019- es de las más altas con relación a la media de la OCDE, solo por detrás de Lituania y Turquía. La Comunidad de Madrid tiene una segregación socioeconómica todavía mayor a la media de España -35%- y solo es inferior a la de Turquía” [3]

La Comunidad de Madrid tiene una segregación socioeconómica todavía mayor a la media de España -35%- y solo es inferior a la de Turquía

Esta segregación educativa se manifiesta, en nuestro país, en la existencia de tres redes educativas -pública, concertada y privada-, en la escolarización de la población gitana, en el modo como se desarrolla la enseñanza bilingüe en determinadas comunidades autónomas o en ciertas modalidades de escolarización como el distrito único. También existe la segregación por género, en el caso de los centros de educación diferenciada, que no es objeto de este texto.

La implantación de la red concertada en 1985 (en su momento denominada subvencionada) fue una necesidad social para conseguir la escolaridad gratuita de la población, con una red pública insuficiente. Ahora bien, lo que tenía sentido como resolución de un problema acuciante, sin una planificación que hiciera revertir progresivamente las plazas escolares concertadas en públicas, se ha convertido en un mal que compite con la escuela pública, detrae inversión pública sin que consiga la completa gratuidad de la educación y colabora en la segregación educativa.

En el conjunto de España, el apoyo a la enseñanza privada concertada no ha cesado, especialmente en los años de gobierno del PP y, especialmente, en algunas comunidades autónomas, como Madrid. Si tenemos en cuenta la evolución del gasto público educativo, vemos que entre 2008 y 2018 -años de crisis económica y con gobiernos del PSOE y del PP- el gasto público educativo total ha descendido un -1,24%, si bien, los últimos PGE han contrapesado ese descenso con un incremento de casi el 5% sobre el año anterior, dándonos un incremento de un 3,67% en el periodo 2008-2019. Por el contrario, la parte destinada a subvenciones y conciertos se ha incrementado en todo ese periodo en un 21,16%. Una clara diferencia que muestra dónde sitúan las prioridades nuestros gobiernos.

En el conjunto de España, el apoyo a la enseñanza privada concertada no ha cesado, especialmente en los años de gobierno del PP y, especialmente, en algunas comunidades autónomas, como Madrid

Con el argumento de “favorecer el principio de elección de centros docentes sostenidos con fondos públicos para las familias”, la Comunidad de Madrid, ha establecido un distrito único para cada municipio, eliminando el peso de la proximidad del domicilio en la admisión del alumnado a los centros. ¿Qué familias pueden optar por trasladar a sus hijos e hijas a varios km de distancia, en algunos casos? En realidad, esta medida va contra lo estipulado en la LOE, y posibilita que, en la práctica, sea el centro -el concertado, por supuesto- el que selecciona a su alumnado y no al revés. En definitiva, una nueva manera de promover una segregación clasista.

A pesar de la inexistencia de datos y de suficientes estudios que la analicen, sabemos que, en determinados barrios, determinados centros agrupan de forma notoria al alumnado gitano, en mayor proporción que el porcentaje de población gitana del barrio.

El modelo con que se está aplicando la enseñanza bilingüe en algunas comunidades autónomas, como la de Madrid, está sirviendo para una nefasta segregación intra centros, puesto que se imparte al alumnado que tiene buenos resultados académicos, previa separación por aulas de quienes no obtienen tales resultados, una nueva versión de la vieja distribución en “aulas de buenos” y “aulas de malos”, que profundiza en la supervaloración de unos y la infravaloración de los otros, tan perjudiciales ambas para el propio desarrollo individual y social de las personas.

No es gasto, es inversión

En fin, la escasa inversión pública en educación en España, con los recortes del gasto que hemos sufrido en los últimos años, sobre todo en la enseñanza pública, perjudica fuertemente a la población más desfavorecida y a los centros que la escolarizan, cuando, por el contrario, deberían recibir más inversión pública para compensar las desigualdades sociales de partida.

En relación con el PIB, el porcentaje del gasto educativo ha pasado de representar un 5,09% en 2009 a ser, mediante sucesivos decrementos, un 4,21% en 2018 y un 4,26% en 2019. Como no puede ser de otra manera, el descenso de la inversión pública debe ser compensado con el mayor gasto de las familias. Ahora bien, no todos los hogares pueden hacer tales esfuerzos, por lo que debemos concluir que hay un determinado sector del alumnado y un determinado tipo de centros que sufrirán especialmente esa falta de inversión: el alumnado perteneciente a los entornos más desfavorecidos económicamente y los centros que escolarizan a ese alumnado, que no podrán compensar las insuficiencias de sus estudiantes. En este contexto, las brechas digitales aparecen como nuevos factores de exclusión.

Algo que la pandemia provocada por el COVID-19 ha puesto aún más de manifiesto, con los cierres escolares y la no presencialidad. Así, el informe del Consejo Escolar del Estado Situación actual de la educación en España a consecuencia de la pandemia hace referencia a cómo esta crisis sanitaria se ha instalado sobre “las graves diferencias socioeconómicas preexistentes desde la anterior crisis de 2008”.

El descenso de la inversión pública debe ser compensado con el mayor gasto de las familias. Ahora bien, no todos los hogares pueden hacer tales esfuerzos

Por último, un Estado del Bienestar muy insuficiente, con insuficientes ayudas sociales que no satisfacen las necesidades básicas de toda su ciudadanía, en una sociedad con fuertes tasas de paro, precariedad y bajos salarios, y una insuficiente política de becas, hacen el resto: las personas cuyo estatus social y capacidad adquisitiva han superado los de sus ascendientes no dejan de ser una minoría. Lo que predomina es el mantenimiento y la pervivencia de la desigualdad de oportunidades educativas y la reproducción de la clase social de origen.

Educación inclusiva y más inversión

Se impone la adopción de políticas que combatan la actual situación de inequidad. A grandes rasgos, estas deberían aplicarse en:

a) El fortalecimiento de la inclusión, evitando cualquier tipo de segregación, mediante la paulatina transformación de centros concertados en públicos, la aplicación de modelos de acceso a los centros con fuerte componente de cercanía del domicilio y la garantía de un máximo de comprensividad que evite que la necesaria optatividad en los últimos cursos de la Secundaria genere segregación.

b) El incremento general del gasto público en educación, el incremento especial para los centros que escolarizan a población con menores recursos socioeconómicos y con mayores necesidades educativas y una mejora de la política de becas, que haga efectivo el acceso a ellas de la población con insuficientes recursos económicos, con especial atención al alumnado que fracasa o que abandona tempranamente la educación.

c) La mejora de los servicios complementarios en los centros públicos (comedor, transporte, horarios complementarios…) que aporten recursos básicos a las familias más vulnerables, además de facilitar la conciliación familiar.


Carmen Heredero | Miembro del Consejo Escolar del Estado por la Federación de Enseñanza de CCOO [Este texto es un extracto del informe “(In)equidad educativa en (in)movilidad social” publicado en la revista Innovamos, nº 14, mayo-junio 2022]

NOTAS:
[1] Porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que no termina la Enseñanza Secundaria postobligatoria  (Bachillerato, FP Básica, FP Grado Medio) y no sigue ninguna formación.
[2] Bernardi, Fabrizio y Cebolla, Héctor. 2014. “Clase social de origen y rendimiento escolar como predictores de las trayectorias educativas”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 146: 3-22.
[3] Se ha utilizado el índice Godard, que se interpreta como la tasa de estudiantes del grupo minoritario que tendrían que cambiar de escuela para que no hubiera segregación.

Falta equidad en el sistema educativo