Santiago Bengoa nació en la localidad de Olaeta-Aramayona el 24 de julio de 1955 aunque residió en Otxandiano en sus primeros años de vida.
Se forma como ajustador en la Escuela de Armería de Eibar donde ejerció como delegado de curso. Comienza trabajando en la empresa Rodisa de Elgoibar donde fabrican rodamientos. Allí es miembro de la comisión negociadora del convenio de la empresa en el año 1973, donde vive su primera huelga laboral.
En 1974 entra en la Michelin de Vitoria- Gasteiz donde se involucra de lleno con la activación de las CCOO en Vitoria junto a compañeros y compañeras como Mikel Cámio y Cristina Sorondo. En el año 1975, todavía en la clandestinidad, las personas vinculadas al sindicato salen elegidas de forma mayoritaria para representar a la plantilla en la empresa.
Son años de agitación y movilización constante donde Santiago participa de forma muy activa, hasta el punto de ser detenido tres veces en el mismo día en el año 1976. El periodo huelguístico desde diciembre del año 75 hasta marzo del 76 le lleva a la movilización obrera en la ciudad de Vitoria aún siendo trabajador de una empresa que no secundó las movilizaciones. El día posterior a los asesinatos de la iglesia de San Francisco de Asís (3 marzo de 1976), Santiago acompaña a Andrés Linares, recogiendo testimonios gráficos del día de luto, que han sido utilizados para documentar dichos acontecimientos.
Santiago participó en uno de los momentos clave de la historia de CCOO. La asamblea de Barcelona que tuvo lugar el 11 de julio del año 1976 es el momento en el que CCOO pasa de constituirse en movimiento, a ser un sindicato de clase.
A posteriori participa así mismo en el primer congreso de CCOO de Euskadi celebrado en Leioa en el año 1978. En aquellos años fue ocupando distintos cargos en la ejecutiva de la federación de Químicas de CCOO de Euskadi hasta su elección como secretario general en el año 1988.
En el ejercicio de su labor desde la Secretaría General se marcó objetivos que pasaban por remarcar el valor de la autonomía del sindicato, que suponía no estar influido por políticas partidarias, y tener capacidad de influencia en las políticas públicas. Además destacó por la defensa de la pluralidad del sindicato. Entendía la organización sindical como una herramienta útil para la clase trabajadora, ejercida desde su rol de sujeto político en el gobierno de las relaciones laborales colectivas. En definitiva, a través de su ejemplo de militancia, y también desde el cargo que ocupó en la dirección del sindicato, trasladaba el orgullo de pertenencia a su organización sindical, a las CCOO.
Texto y foto: CCOO Euskadi
