jueves. 25.04.2024

En un bellísimo pueblo asturiano -¿qué pueblo asturiano no lo es?- vive Esther Fernández, una persona maravillosa que nos demuestra cada día la grandeza del Ser Humano aún en las circunstancias más adversas. No tengo el placer de conocerla personalmente, pero les aseguro que es un inmenso placer leerla, oír su voz o contemplar su cara a través de las redes sociales el teléfono o cualquier otro medio que nos permita ese viaje del que seguro regresaremos confortados con nosotros mismos, llenos de esperanza y, quizá, algo de reconquija al saber contemplar como Esther es capaz de vivir la vida con ilusión pareja a su lucidez y entrega a las causas justas, al progreso, a la libertad, a la justicia y a la fraternidad entre los hombres. No por nada, sino porque Esther sólo puede mover dos dedos de su mano derecha, y con ellos les basta para enfrentarse al mundo injusto y enseñarnos que luchando podemos conseguir tocar las estrellas, que no hay imposibles y que la resignación cristiana es el peor de los venenos conocidos.

Hace unas semanas, mediante twitter y gracias a Nueva Tribuna, tuve la suerte de conocer a Esther Fernández. La vi a través de una fotografía, sentada en una silla parecida a la de Stephen Hawking, detrás de una mesa, con sus ordenadores, sus papeles y su mirada limpia como el agua de un río que nace de la nieve, pero con mucho más calor. Me dijo –cosa muy cierta- que me tenía que poner al día en las cosas de las nuevas tecnologías, que andaba una miaja atrasadito. Mientras aprendes, yo te echaré una mano. Reformó mi perfil, me dio cien consejos para sacar lo máximo de ese mundo al que yo, que no tenga apenas problemas para moverme, accedo con lo más rudimentario, con lo puesto, por haragán o por simple. Pero no sólo eso, con una energía inmensurable, me dijo que iba a hacer un libro recopilando todos los artículos que he publicado hasta la fecha en Nueva Tribuna. Pensé que no era posible. A los cuatro o cinco días, Esther tenía maquetado el libro y listo, si fuera el caso, para llevarlo a una imprenta. He publicado doce libros y colaborado en otros tantos, ninguno me ha emocionado tanto como este que con tanto cariño, esfuerzo y diligencia ha editado Esther Fernández y que se podrá consultar en este diario gracias a la sensibilidad que ha mostrado Isabel García Caballero, su directora, y todos los componentes de la redacción de Nueva Tribuna: Memoria robada: ocultada, silenciada, hormigonada.

La grandeza de Esther no está en lo que ha hecho con mis artículos. Al fin y al cabo es algo que yo solamente tendría que agradecerle, sino en demostrarnos hasta dónde llega la capacidad del Ser Humano para construir y luchar por los demás. Si todos los que no tenemos las dificultades que padece Esther Fernández -en twitter aparece como @lavidanoespera- empleásemos la misma energía en la lucha contra los explotadores, los miserables, los corruptos, los vendedores de ignorancia, los abusones, los reaccionarios, los logreros, los trepas que nos hacen tan jodida la existencia, ninguno de ellos tendría cabida en este mundo, se habrían extinguido mucho antes que los dinosaurios aquellos a los que, dicen, mató una estrella. Es cuestión de pensarlo. Dos dedos de una mujer como la copa de un pino, tetrapléjica desde los 4 ó cinco años, han bastado para componer en unos días un libro de setecientas páginas, pero además, Esther prepara y escribe diariamente en cinco blogs: DETV, Ribadesella Oriente d’Asturies, Quelees?, 15M y alguno más que ahora mismo no recuerdo. Como les dije: Un monumento al SER HUMANO y una prueba irrefutable de que otro mundo es posible aquí y ahora: Informado | Ribadesella,Oriente d’Asturies |  #15M | DETV.

Esther Fernández: la vida no espera