martes. 23.04.2024

Después de las "Primaveras Árabes" y otros movimientos de protesta, que supusieron muchos cambios de posición en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa del año pasado, Reporteros Sin Fronteras publica su edición 2013 marcada por una "vuelta a la normalidad".

El puesto que ocupan la mayoría de países ya no se debe a dramáticos acontecimientos políticos, sino más bien a sus iniciativas y a la actitud a medio y largo plazo de sus gobiernos con respeto a la libertad de prensa

En los puestos más altos de la Clasificación se mantienen los mismos tres países que encabezaron la lista del año pasado. Por tercer año consecutivo, Finlandia es el país que más respeta la libertad de prensa, seguido por los Países Bajos y Noruega.

A pesar de la multitud de criterios que se han tenido en cuenta para elaborar este índice, desde iniciativas legislativas a violencia contra profesionales de los medios de comunicación, lo cierto es que los países democráticos ocupan de forma mayoritaria los primeros puestos, y los dictatoriales, la parte más baja de la tabla. Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea, ocupan, un año más, las últimas posiciones.

"La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras no tiene en cuenta de forma directa el tipo de sistema político de cada país, pero está claro que los sistemas democráticos aportan un marco de mayor protección a la libertad de producir y distribuir noticias que los países donde se violan los derechos humanos", afirma Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros Sin Fronteras.

"En las dictaduras, los informadores y sus familias están expuestos a duras represalias, mientras que en las democracias, la amenaza de los profesionales de la información es hacer frente a las crisis económica del sector y a los conflictos de interés. Una situación que, a pesar de no ser comparable, debe ser reconocida. Debemos rendir homenaje a todos los que sufren todo tipo de presiones, ya sean visiblemente agresivas o más difusas", añade Deloire.

Coincidiendo con la publicación de la Clasificación de la Libertad de Prensa 2013, Reporteros Sin Fronteras publica por primera vez un "indicador" anual global. Esta nueva herramienta analítica mide el nivel general de libertad de información en el mundo y el grado de respeto de los gobiernos a la libertad de información. El indicador responde a la necesidad de medir de forma global, no sólo nacionalmente, el estado de la libertad de información dado el auge de las nuevas tecnologías y la interdependencia de gobiernos, ciudadanos, y producción y distribución de comunicación e información a escala planetaria.

En 2013, la puntuación de este "indicador" se sitúa en los 3395 puntos, una medida de referencia para años sucesivos, que se puede desglosar también por regiones, calcular la media con respecto a la población de cada región, y producir una puntuación de cero a 100, donde cero representa un total respeto a la libertad de los medios de comunicación.

Así, la puntuación media de Europa está en los 17,5 puntos, 30 Américas, 34,3 África, 42,2 Asia-Pacífico y 45,3 las repúblicas ex soviéticas. A pesar de la "Primavera Árabe", Oriente Medio y Magreb tiene la puntuación más baja, con 48,5.

El elevado número de periodistas e internautas asesinados por causas relacionadas con el ejercicio de la profesión -una cifra sin precedentes en el Barómetro Anual de RSF-, ha tenido una importancia obviamente significativa en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Somalia, Siria, México y Pakistán tienen los registros elevados.

Los primeros y los últimos

Los países nórdicos han vuelto a demostrar su capacidad para mantener un ambiente óptimo para los proveedores de noticias. Finlandia, Países Bajos y Noruega se mantienen en los primeros puestos de la Clasificación. Canadá ha evitado por poco salir de las primeras 20 posiciones y Andorra y Liechtenstein siguen de cerca a los tres primeros clasificados.

En el otro extremo, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea vuelven, una vez más, a ocupar los tres últimos puestos de la Clasificación. La llegada de Kim Jong-un al poder en Corea del Norte no ha supuesto ningún cambio al absoluto control de la información existente en el país. Y Eritrea, sacudida recientemente por un breve motín de soldados en el Ministerio de Información, sigue siendo una enorme cárcel de periodistas. Por su parte, el régimen de Turkmenistán, a pesar del discurso reformista de sus autoridades, no ha cedido un ápice su control totalitario a los medios de comunicación.

Siria y Somalia ocupan, por segundo año consecutivo, los puestos inmediatamente anteriores a los últimos tres último clasificados, ambos países con elevadas cifras de informadores asesinados en 2012. Irán, China, Vietnam, Cuba, Sudán y Yemen, cierran la lista de los diez peor clasificados. En Irán este año, además de encarcelar a periodistas e internautas, el régimen ha pasado a acosar también a sus familiares, incluidos a los familiares de los profesionales exiliados.

Notables subidas

Malawi ha registrado el mayor ascenso en la Clasificación Mundial, volviendo casi a la posición que tenía antes de los excesos del final de la administración de Mutharika. Costa de Marfil, que está saliendo de la crisis post-electoral entre los partidarios de Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara, también ha mejorado y alcanza su mejor posición desde 2003.

Birmania continua su mejora con respecto al año pasado. Las reformas de la "Primavera Birmana" han hecho subir al país varios puestos y dejar de estar entre los últimos 15 peor clasificados desde 2002. También ha sido significativo el ascenso de Afganistán. Un ascenso debido a la ausencia de periodistas encarcelados, pero que todavía se enfrenta a numerosos retos con la retirada de las tropas extranjeras.

... y notables bajadas

Malí ha registrado la mayor caída. Toda la agitación vivida en el país a lo largo del 2012, con el golpe militar en Bamako, el 22 de marzo, y la toma de territorios del norte del país por parte de islamistas armados y separatistas tuargs, ha expuesto a los medios de comunicación a constantes censuras y actos de violencia. Tanzania, con sus dos periodistas asesinados en cuatro meses, ha retrocedido 30 puestos.

La represión a las protestas sociales y económicas del Sultanato de Omán ha hecho al país caer 24 posiciones, el mayor descenso de un país de la región de Oriente Medio y Magreb en 2012. Alrededor de 50 internautas y blogueros fueron procesados por cargos de Lesa Majestad o delitos informáticos, y 28 fueron condenados en diciembre.

Los periodistas de Israel disfrutan de libertad de expresión, a pesar de la existencia de censura militar, pero el país ha caído varios puestos por sus ofensivas contra los profesionales de la información en los Territorios Palestinos.

En Asia, Japón se ha visto afectado por la falta de transparencia y el casi nulo respeto que ha demostrado al derecho de acceder a la información sobre temas directa o indirectamente relacionados con Fukushima. Su fuerte caída debe interpretarse de forma alarmante. Malasia ocupa el nivel más bajo de toda su historia en la Clasificación Mundial por sus límites, cada vez más numerosos, al acceso a la información. Una situación similar a la de Camboya, donde el autoritarismo y la censura van en aumento.

Por último destacan también los 20 puestos retrocedidos por Macedonia en el continente europeo, por su retirada arbitraria de las licencias para los medios de comunicación y el deterioro del clima para el ejercicio del periodismo.

Distinto impacto de los movimientos de protesta

La edición precedente de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa estuvo marcada mayoritariamente por la "Primavera Árabe" y el alto precio que pagaron muchos de los que intentaron cubrir las protestas. En 2012 han aparecido nuevos escenarios entre los países donde hubo un cambio de régimen (Tunez, Egipt, Libia), países donde aún hay una fuerte represión (Siria y Bahréin) y países donde las autoridades han asumido algunos compromisos para calmar las potenciales reivindicaciones político-económico-sociales, como Marruecos, Argelia, Omán, Jordania o Arabia Saudí.

Algunos de los nuevos gobiernos encumbrados por estos movimientos, cuyas reivindicaciones y aspiraciones fueron ampliamente difundidas por periodistas e internautas, se han vuelto contra ellos. Las lagunas jurídicas todavía existentes, los nombramientos arbitrarios de directores de medios de comunicación públicos, las agresiones físicas a profesionales de la información, los repetidos procesos judiciales contra periodistas y una de transparencia generalizada han estancado a Túnez y a Egipto en la Clasificación, y han puesto de relieve las necesidades en Libia para garantizar el periodismo y perpetuar su transición real hacia una prensa libre.

En Siria, el país más mortífero para los periodistas en 2012, se libra una guerra de la información que afecta tanto a periodistas como a internautas, expuestos a la violencia, tanto del régimen de Bashar Al-Assad, dispuesto a todo para imponer un bloqueo informativo, como a la de grupos cercanos a la oposición, cada vez más intolerantes con las voces disidentes.

En Bahréin ha disminuido ligeramente la intensidad de la represión y en Yemen las perspectivas siguen siendo preocupantes, pese al cambio de poder Ejecutivo. La ola de detenciones de internautas en Omán ha llevado al país a una notable caída en la Clasificación.

En otros países también afectados por movimientos de protesta, la situación ha cambiado, tanto para bien, como para mal. Vietnam, que había perdido seis posiciones en la edición anterior, no remonta y se mantiene como la segunda prisión de internautas más grande del mundo. Uganda, sin embargo, sube ligeramente, aunque no alcanza el puesto que ocupaba antes de los movimientos de protesta de 2011. Azerbaiyán y Bielorrusia, que también se habían hundido en la Clasificación del año pasado por la violenta represión a las manifestaciones de oposición, se mantienen en puestos similares a los que ocupaban. Chile mejora notablemente, y se recupera de la caída vertiginosa de 2011, de la 33 posición a la 80.

La inestabilidad política pone a los periodistas en el ojo del huracán

En otros países, la inestabilidad política divide al gremio periodístico y vuelve muy difícil la producción de información independiente. Las amenazas, las agresiones físicas y las purgas en las redacciones son frecuentes. En Maldivas, por ejemplo, el golpe de Estado encubierto hizo caer dramáticamente al país y los periodistas considerados favorables al ex presidente son víctimas de amenazas y ataques. En Paraguay, el golpe parlamentario del 22 de junio de 2012 impactó de forma considerable al sector audiovisual público, que sufrió una oleada de despidos abusivos, en el contexto de una asignación de frecuencias injusta. En Guinea Bissau el ejército derrocó al poder en pleno proceso electoral, entre la primera y la segunda vuelta, y aplicó una censura militar a la prensa. En Malí, el golpe de Estado militar aumentó la tensión, numerosos periodistas fueron agredidos en la capital y los medios de comunicación públicos pasaron a estar controlados por el ejército desde del golpe. Aunque los problemas observados en la República Centroafricana durante el mes de enero de 2013 se tendrán en cuenta para la próxima edición de la Clasificación, lo cierto es que la situación de la libertad de prensa en este país se vuelve más precaria y hace temer lo peor.

“Modelos regionales” que no están a la altura

En casi todos los continentes varios países pretenden erigirse como “modelos regionales”, una realidad que contrasta con su caída en los puestos de la Clasificación. En América Latina, Brasil, motor económico de la región, continúa su descenso iniciado ya el año pasado. Los cinco periodistas asesinados en 2012, así como los persistentes problemas de pluralismo de los medios de comunicación, explican esta degradación. En Asia, la India ocupa su peor posición desde 2002, con una impunidad y una censura en Internet que van en aumento. China por su parte, no da ninguna señal de mejora. En sus cárceles aún se encuentra un gran número de periodistas e internautas privados de liberad, mientras sus autoridades aplican una censura en Internet, cada vez más impopular, y siguen obstaculizando el acceso a la información. En Europa del Este, Rusia pierde varias posiciones por el giro represivo tras el retorno a la presidencia de Vladimir Putin. La represión a las movilizaciones, sin precedentes, de la oposición, y la intolerable impunidad de la que gozan numerosos asesinos y agresores de periodistas, siguen caracterizando al país. Turquía, cuya importancia geopolítica aumenta aún más por el conflicto sirio, se hunde poco a poco en la Clasificación. El país es hoy en día la primera cárcel del mundo de periodistas, en particular, de periodistas críticos con las autoridades sobre la cuestión kurda. África del Sur, a pesar de conservar un honorable puesto –la libertad de información es una realidad en el país– , lleva años perdiendo posiciones y ha salido por primera vez del grupo de los cincuenta países mejor clasificados. El periodismo de investigación se encuentra amenazado en el país por la “Ley de Protección de la Información del Estado”.

Las democracias se estancan o retroceden

La mayoría de países de la Unión Europea mantienen su status quo -16 de ellos todavía ocupan los primeros treinta lugares de la Clasificación- no obstante, el modelo europeo se erosiona, y esta realidad no debe ocultar las iniciativas legislativas iniciadas en 2011 que no han sido frenadas en 2012. En Italia aún no se ha despenalizado la difamación, y las instituciones instrumentalizan peligrosamente la "ley mordaza". Hungría aún paga el precio de sus reformas legislativas liberticidas, que han transformado considerablemente el ejercicio del periodismo en el país. La vertiginosa caída de Grecia es especialmente preocupante. Los periodistas tienen que ejercer su profesión en una situación social y profesional desastrosa, expuestos, tanto a la violencia de la policía como de grupos extremistas.

A Japón, la censura al problema nuclear y el fracaso en reformar el sistema “kishas clubs”, le ha costado una caída de más de 20 puestos. Finalmente, en Argentina se ha tensado la situación por los conflictos entre ciertos grupos de la prensa y el gobierno, en particular por la nueva Ley de Medios. El país ha retrocedido cinco posiciones.

Esperanzas frustradas tras “las primaveras árabes”