jueves. 28.03.2024
Stanislav Petrov

Estimados familiares, amigos y allegados:

Tal vez, pocos conocen que un día como hoy (26/09/1983) estuvimos a punto de la destrucción nuclear, por la interpretación errónea de la URSS como si fueran y estuvieran asistiendo a un ataque preventivo de los EEUU, contra el territorio soviético. Este episodio se conoce como la crisis nuclear del equinoccio de otoño, a las 00:14 minutos. 

Desde 1979 la tensión entre EEUU y la URSS estaba en su máximo apogeo. La OTAN había desplegado ese mismo año, más de un centenar de misiles cargados con cabezas nucleares por Europa, capaces de impactar en Moscú en unos minutos. La Unión Soviética se preparaba para un posible enfrentamiento atómico, en una escalada de tensión más que evidente. Los Servicios de Inteligencia (KGB de naturaleza civil y GRU, servicio espionaje militar) se encontraban, en una situación de auto-convencimiento de un inminente ataque nuclear norteamericano.

El raciocinio y la determinación de este militar soviético, que desde el primer momento consideró que nos encontrábamos ante una falsa alarma, fue el elemento decisivo

Afortunadamente, al mando de las operaciones de vigilancia nuclear se encontraba el Teniente Coronel de las Fuerzas de Defensa Aérea Soviética, Stanislav Petrov, evitó lo inevitable. Este militar estaba de guardia cuando se detectó la amenaza. Sus órdenes eran informar y prepararse para contraatacar. El raciocinio y la determinación de este militar soviético, que desde el primer momento consideró que nos encontrábamos ante una falsa alarma, fue el elemento decisivo. Se saltó la burocracia y buscó la racionalidad, ante la impresión inicial de que cinco misiles norteamericanos habían sido disparados. 

Su pensamiento crítico le llevó a inferir dos cuestiones básicas: primero los ordenadores soviéticos señalaban sólo cinco misiles, absurdo desde la lógica consideración de un ataque masivo con posibilidades de éxito. Razonó que una guerra nuclear no se inicia con tan exiguo armamento. 

Por otro lado, recapacitó en fenómenos naturales vinculados, precisamente, al episodio astronómico equinoccial: por una rara alineación de la luz solar en nubes de gran altitud sobre Dakota del Norte y las órbitas Molniya de los satélites, un error corregido más tarde mediante la referencia cruzada de un satélite geoestacionario. 

Stanislav Petrov

El héroe, Stanislav Petrov (1939-2017), desobedeció las órdenes. Sintió que su entrenamiento civil lo ayudó a tomar la decisión correcta. Dijo que sus colegas eran todos soldados profesionales con entrenamiento puramente militar y, siguiendo instrucciones, habrían informado de un lanzamiento de misiles si hubieran estado en su turno. Posteriormente afirmó: "Obviamente nunca había imaginado que alguna vez enfrentaría esa situación. Fue la primera y, que yo sepa, también la última vez que algo así sucedió, excepto para escenarios de práctica simulados".

Inicialmente no fue castigado por ello, pero se inició un proceso de minusvaloración a puestos menos “sensibles”, aunque sin ser expulsado del Ejército Soviético. En 1984, Petrov dejó el Ejército y consiguió un trabajo en el instituto de investigación que había desarrollado el sistema de alerta temprana de la Unión Soviética

Humildemente, hizo el siguiente resumen: "Me hicieron chivo expiatorio". “Nada. No hice nada”. Justo lo que había que hacer, lo que había que evitar, la actitud salvadora y orientada a soslayar un holocausto nuclear. ¡Nos salvamos de milagro de la destrucción total asegurada!

Crisis de los misiles nucleares, durante el equinoccio de otoño