jueves. 28.03.2024

En vísperas del G-8, el Papa "salva" al mercado y culpa a la "ideología"

El Vaticano ha presentado la nueva encíclica del Papa Benedicto XVI, "Caritas in Veritate" (Caridad en la verdad), en la que el Pontífice acusa de la crisis y de las crecientes desigualdades entre ricos y pobres a una "cierta ideología" egoísta que ha predominado hasta ahora.
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 7.7.2009

Se trata de la tercera encíclica que publica Benedicto XVI en poco más de cuatro años de Pontificado y la primera en la que aborda temas económicos y sociales. Las dos encíclicas anteriores se centraron en cuestiones teológicas, tales como la caridad ("Dios es Amor") y la esperanza cristiana ("Salvados en la esperanza").

El nuevo documento pontificio, cuya publicación se ha retrasado casi dos años, aborda los temas del desarrollo y de las desigualdades sociales en el marco de la actual crisis económica internacional, al tiempo que propone soluciones, basadas, sobre todo, en un cambio de mentalidad para afrontar el futuro y lograr un mundo más justo.
El Papa señala que los desequilibrios y la falta de justicia social que se dan hoy en día son el producto de la falta de ética y la instauración de una mentalidad egoísta que, durante años, ha incitado a las personas a buscar el propio provecho y autonomía.

"La exigencia de la economía de ser autónoma, de no estar sujeta a "injerencias" de carácter moral, ha llevado al hombre a abusar de los instrumentos económicos incluso de manera destructiva", asegura el Pontífice. Además, con el pasar del tiempo, "estas posturas han desembocado en sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona" y, precisamente por eso, "no han sido capaces de asegurar la justicia que prometían", concreta.

EL MERCADO EN SÍ MISMO NO TIENE LA CULPA

Aún con todo, el Papa remarca que, en realidad, el mercado es sólo un instrumento y que, si bien "puede orientarse en sentido negativo" esto no es por culpa de "su propia naturaleza" sino de una "cierta ideología que lo guía en este sentido". "No se debe olvidar que el mercado no existe en su estado puro" sino que "se adapta a las configuraciones culturales que lo concretan y condicionan". Por lo tanto, lo que ha fallado no es tanto el mercado en sí mismo sino las "referencias egoístas" que lo han regido durante demasiado tiempo.

En cuanto a las soluciones que deben llevar a instaurar un nuevo "camino", el Pontífice aseguró que están en volver a instaurar "los principios tradicionales de la ética social", tales como "la trasparencia, la honestidad y la responsabilidad", pero también en dar espacio al "principio de gratuidad", a la "solidaridad" y a "la lógica del don" en las relaciones mercantiles. De hecho, según el Pontífice, la gratuidad está en la vida de las personas de muchas maneras, "aunque frecuentemente pasa desapercibida debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad", lamenta.

No obstante, "sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave", remarca. Con todo, anima a la comunidad internacional a afrontar la situación con "confianza y esperanza", ya que, en cierto sentido, la crisis se convierte en una oportunidad para llevar a cabo la "renovación cultural" y el "redescubrimiento de valores de fondo" que necesita el mundo de hoy. Por lo tanto, conviene afrontar todas estas dificultades "de manera confiada más que resignada", puntualiza.

LA GLOBALIZACIÓN NI BUENA NI MALA

A lo largo del texto, el Papa también habla de la globalización, que "a priori" no es " ni buena ni mala" sino que "será lo que la gente haga de ella", afirma. En este sentido, "oponerse ciegamente" a este fenómeno "sería una actitud errónea, preconcebida, que acabaría por ignorar un proceso que tiene también aspectos positivos". Además se correría el riesgo de "perder una gran ocasión para aprovechar las múltiples oportunidades de desarrollo que ofrece", si bien es verdad que, "si se gestiona mal", el resultado puede ser el contrario, es decir que, en lugar de una redistribución de la riqueza "comporte una redistribución de la pobreza", advierte.

Por otro lado, considera erróneo, afrontar el problema del desarrollo imponiendo a la población políticas de control de la natalidad con las que, en algunos países, incluso, se obliga a las mujeres a abortar. Por último, defiende el principio de subsidiariedad como el "antídoto más eficaz contra cualquier forma de asistencialismo paternalista" entre países ricos y pobres, al tiempo que lanza un llamamiento contra la corrupción que a veces sufren las ayudas internacionales.

La publicación de este texto llega en la vigilia de la cumbre anual del G-8, que se celebrará en L"Aquila (centro de Italia) a partir de mañana y en la que participarán los jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías del mundo. Este fin de semana, Benedicto XVI aprovechó la ocasión para lanzar un llamamiento al conocido "Grupo de los Ocho" para que tengan en cuenta el "valor ético" de sus decisiones a la hora de adoptar medidas con las que combatir la actual crisis económica.

En vísperas del G-8, el Papa "salva" al mercado y culpa a la "ideología"