jueves. 28.03.2024

El sindicato, la nueva herramienta de la cooperación al desarrollo

AGNESE MARRA
Los sindicatos españoles son uno de los principales vectores en la ayuda al desarrollo en el tercer mundo. Sindicalistas internacionales se han reunido en la sede de Comisiones Obreras para sacar a la luz su trabajo y plantear los nuevos retos en plena crisis mundial.
NUEVATRIBUNA.ES - 16.09.2009

El sindicato como vector de desarrollo en los países del tercer mundo ha sido el tema central de la Jornada Cooperación sindical y equidad de género que ha tenido lugar hoy en la sede madrileña de Comisiones Obreras.

Líderes sindicales africanas, así como las responsables de cooperación al desarrollo en CCOO y miembros de la Agencia Española de la Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) se han reunido para discutir sobre los límites y los desafíos que tienen los sindicatos para ayudar al progreso de los países subdesarrollados.

En el último año fueron asesinados 76 sindicalistas en Colombia. En países del África subsahariana, cientos de ellos son despedidos e incluso torturados por el mero hecho de defender los derechos de los trabajadores. El aparente panorama desalentador de la lucha sindical, esconde “la fuerza y la importancia de los sindicatos a la hora de conseguir un mayor desarrollo en estas zonas de conflicto”, explicaba Rosa Elcarte, directora de Cooperación Sectorial en la AECID.

Según Elcarte, los sindicatos son una herramienta “fundamental para alcanzar una mayor gobernabilidad y por eso es necesario reforzar más que nunca las redes sindicales”. Sin embargo la representante de la AECID también advertía de un grave peligro: “La desigualdad de género y la discriminación de la mujer sigue formando parte de los sindicatos de estas zonas. Si ellos mismos no son coherentes con sus teorías, es imposible trabajar por la igualdad y el desarrollo”.

Mamadou Diallo es el responsable de Programas de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y en sus más de veinte años de experiencia como sindicalista, asegura que el problema de género sigue siendo una de las luchas fundamentales por las que combatir: “Es muy cierto que en países subsaharianos los sindicatos están formados mayoritariamente por hombres y que el papel que le dan a la mujer a veces es muy menor, pero tenemos también ejemplos en Senegal de la conmovedora lucha que emprenden nuestras compañeras sindicalistas”.

El CSI nació en noviembre de 2006 con el objetivo de centralizar la ayuda al desarrollo que promueven los sindicatos y poder conseguir “mayor eficacia” en los objetivos que persiguen en cada país. Diallo aseguraba que desde el CSI se han percibido dos fallos fundamentales: “La falta de conocimiento que se tiene sobre el país al que va a ir dirigida la ayuda, y la desorganización por parte de las diversas entidades que cooperan en la misma zona y que se terminan solapando unas a otras”.

En este sentido Diallo propuso crear una plataforma en la que todos los actores involucrados en cooperación se informaran de cada una de sus actividades: “Es la única opción para evitar que los ingentes esfuerzos que hacemos no caigan en saco roto”.

Desde el CSI, confederación a la que pertenecen tanto CCOO como UGT, además de otros sindicatos internacionales, tienen como proyecto hacer una gran red sindical centrada exclusivamente a la ayuda al desarrollo: “Hay que tener en cuenta que después de los países nórdicos, los sindicatos españoles son las entidades que más ayuda ofrecen gracias a las prestaciones de la AECID”, explicaba Marisol Pardo, secretaria confederal de Cooperación Sindical al Desarrollo.

MÁS CRISIS, MENOS AYUDA

La crisis fue otro de los asuntos claves de la jornada. No sólo por los millones de trabajadores que han perdido sus trabajos y por el aumento de la informalidad en el tercer mundo, sino también porque se ha convertido la “excusa perfecta de los países ricos para dejar de dar ayuda a quienes ahora más lo necesitan”, argumentaba Pardo.

España es la excepción. El gobierno de Zapatero cada año ha incrementado la ayuda al tercer mundo y al final de esta legislatura mantienen el compromiso de alcanzar el simbólico 0’7.

Los objetivos son claros: equidad de género, defensa de los derechos laborales y de los derechos humanos. Todos los componentes de la jornada estaban de acuerdo en una cosa, la calidad de la ayuda es lo prioritario: “En un momento como este en el que cada se recibe menos dinero hay que hacer más eficaz que nunca nuestro trabajo”, señalaba Diallo. Esta jornada ha sido un principio para esclarecer el ‘por dónde empezar’.

El sindicato, la nueva herramienta de la cooperación al desarrollo