nuevatribuna.es
7 de mayo de 2010, 13:49
NUEATRIBUNA.ES - 05.05.2010
“El teléfono no para de sonar”, nos dice Emilio Bartolomé, el presidente de la Asociación de Víctimas de los Legionarios de Cristo. Desde que el sábado el Vaticano comunicó su veredicto sobre el fundador de la orden religiosa y reconoció los cientos de abusos que había cometido, la asociación no para de atender a los periodistas y a nuevas víctimas que buscan un lugar donde desahogarse.
“Para nosotros la resolución del Vaticano ha sido un logro, ha reconocido lo que denunciábamos hace años”, le cuenta a este diario Emilio. Él fue Legionario durante once años, pero al cumplir los 21 decidió marcharse por razones que prefiere no contar. Sin embargo su hermano sigue allí. “Desde que salí sólo he podido verle tres días, y fue porque moría mi madre”.
La falta de comunicación y el aislamiento que se vive dentro de los Legionarios de Cristo salen por primera vez en la conversación, pero lo repetirá en más ocasiones: “Cuando le conté a un legionario lo que me pasaba con mi hermano, él me contestó que en 25 años sólo había visto un día a su familia”. Emilio lo lleva mal, pero su hermano “está integrado” y no lo sufre tanto: “forma parte del lavado de cabeza de esta orden”, nos cuenta.
Si embargo no fue el aislamiento ni siquiera los casos de abusos, las razones que llevaron a Emilio Bartolomé a montar la asociación. Fue su situación de indefensión económica una vez fuera de la orden. “Cuando salí me di cuenta de lo solo que estaba y de una cosa más grave para mi vida laboral, y es que la Legión no había pagado los años de Seguridad Social que me correspondían, por lo que yo además de no haber tenido un sueldo tampoco constaba que hubiera trabajado”.
Emilio nos explica que aunque los religiosos no cobren un salario, por Ley toda orden se compromete a pagar su Seguridad Social. Pero los Legionarios de Cristo aquí se saltan las normas: “Después de años de mi vida dedicados a ellos totalmente gratis ni siquiera tengo años cotizados por un trabajo que cumplí como cualquier otro”.
LA COMUNIDAD DE MADRID CÓMPLICE
Poco a poco los ex legionarios que iban llegando a la asociación (son alrededor de 200 socios) contaban la misma historia. Según Emilio las deudas que tiene esta orden con la Seguridad Social son multimillonarias: “Tenemos el caso de un religioso que estuvo con ellos 25 años y le calcularon que deberían haber pagado a la Seguridad Social tres millones de euros, y eso sólo una persona, pero aclaro que depende de los años que estuvieran dentro”.
Todavía le enfada más que haya administraciones que fomenten esa ilegalidad tal y como sucede con la Comunidad de Madrid: “Nos da mucha rabia que la Esperanza Aguirre tenga negocios con la Universidad Francisco de Vitoria –que pertenece a los legionarios-, a la cual subvenciona. Es ilegal que una administración pública subvencione a una empresa que tiene deudas con la Seguridad Social, es inadmisible”.
Emilio reconoce que este problema es del único que no se ha hecho cargo el Vaticano y reconoce que “están muy solos” para denunciarlo: “A los sindicatos no les interesan estos problemas”, asegura. A pesar de todo, su equipo jurídico está analizando la documentación necesaria para poder poner una denuncia a la orden deudora: “Todavía no sabemos cuando la pondremos pero todo está en marcha”.
ABUSOS A LA ORDEN DEL DÍA
A pesar de que la Asociación se formó para intentar crear un grupo de perjudicados en materia laboral, poco a poco fue tomando otro rumbo. “La mayoría de las víctimas que se ponían en contacto con nosotros era por haber sufrido abusos”, dice Emilio. En ese momento decidieron abrir una web en la que los testimonios pudieran contar sus historias. Gran parte de la información que han ido obteniendo en estos años fue de la que se valió el Vaticano.
“Nos dimos cuenta que Macías Maciel había instaurado un ‘modus operandi’ para poder abusar de los niños, personas de su confianza empezaron a hacerlo también”. Se refiere a lo que contó este diario sobre el caso de Aaron . Maciel decía que tenía un cólico y que el Vaticano le había permitido que un religioso le diera un ‘masaje’ en el estómago, que finalmente iba orientado a otras partes.
Emilio ha escuchado todo tipo de historias: “En muchas ocasiones los propios niños que recibieron abusos se convirtieron en abusadores”. Encubrir las violaciones también formaba parte del ‘modus operandi’. “Hace un año se descubrió que un legionario, profesor en un colegio de México había abusado de un niño de tres años. La orden no dejó que se lo juzgara y en estos momentos está en paradero desconocido, así es como los protegen”.
La Asociación de Víctimas de LC tiene esperanzas de que tras el dictamen del Vaticano “las cosas cambien”. Por el momento se piensa suprimir los cargos superiores y un delegado del Papa va a ser quien se encargue de controlar a la orden. A Emilio le hace gracia la “fineza” del Papa cuando señaló que “muchos de los legionarios se sorprendieron con la noticia”. “Está claro que si dice que muchos se sorprendieron es porque otros tantos sabían lo que pasaba. Los escándalos de la Legión eran un secreto a voces”.
“El teléfono no para de sonar”, nos dice Emilio Bartolomé, el presidente de la Asociación de Víctimas de los Legionarios de Cristo. Desde que el sábado el Vaticano comunicó su veredicto sobre el fundador de la orden religiosa y reconoció los cientos de abusos que había cometido, la asociación no para de atender a los periodistas y a nuevas víctimas que buscan un lugar donde desahogarse.
“Para nosotros la resolución del Vaticano ha sido un logro, ha reconocido lo que denunciábamos hace años”, le cuenta a este diario Emilio. Él fue Legionario durante once años, pero al cumplir los 21 decidió marcharse por razones que prefiere no contar. Sin embargo su hermano sigue allí. “Desde que salí sólo he podido verle tres días, y fue porque moría mi madre”.
La falta de comunicación y el aislamiento que se vive dentro de los Legionarios de Cristo salen por primera vez en la conversación, pero lo repetirá en más ocasiones: “Cuando le conté a un legionario lo que me pasaba con mi hermano, él me contestó que en 25 años sólo había visto un día a su familia”. Emilio lo lleva mal, pero su hermano “está integrado” y no lo sufre tanto: “forma parte del lavado de cabeza de esta orden”, nos cuenta.
Si embargo no fue el aislamiento ni siquiera los casos de abusos, las razones que llevaron a Emilio Bartolomé a montar la asociación. Fue su situación de indefensión económica una vez fuera de la orden. “Cuando salí me di cuenta de lo solo que estaba y de una cosa más grave para mi vida laboral, y es que la Legión no había pagado los años de Seguridad Social que me correspondían, por lo que yo además de no haber tenido un sueldo tampoco constaba que hubiera trabajado”.
Emilio nos explica que aunque los religiosos no cobren un salario, por Ley toda orden se compromete a pagar su Seguridad Social. Pero los Legionarios de Cristo aquí se saltan las normas: “Después de años de mi vida dedicados a ellos totalmente gratis ni siquiera tengo años cotizados por un trabajo que cumplí como cualquier otro”.
LA COMUNIDAD DE MADRID CÓMPLICE
Poco a poco los ex legionarios que iban llegando a la asociación (son alrededor de 200 socios) contaban la misma historia. Según Emilio las deudas que tiene esta orden con la Seguridad Social son multimillonarias: “Tenemos el caso de un religioso que estuvo con ellos 25 años y le calcularon que deberían haber pagado a la Seguridad Social tres millones de euros, y eso sólo una persona, pero aclaro que depende de los años que estuvieran dentro”.
Todavía le enfada más que haya administraciones que fomenten esa ilegalidad tal y como sucede con la Comunidad de Madrid: “Nos da mucha rabia que la Esperanza Aguirre tenga negocios con la Universidad Francisco de Vitoria –que pertenece a los legionarios-, a la cual subvenciona. Es ilegal que una administración pública subvencione a una empresa que tiene deudas con la Seguridad Social, es inadmisible”.
Emilio reconoce que este problema es del único que no se ha hecho cargo el Vaticano y reconoce que “están muy solos” para denunciarlo: “A los sindicatos no les interesan estos problemas”, asegura. A pesar de todo, su equipo jurídico está analizando la documentación necesaria para poder poner una denuncia a la orden deudora: “Todavía no sabemos cuando la pondremos pero todo está en marcha”.
ABUSOS A LA ORDEN DEL DÍA
A pesar de que la Asociación se formó para intentar crear un grupo de perjudicados en materia laboral, poco a poco fue tomando otro rumbo. “La mayoría de las víctimas que se ponían en contacto con nosotros era por haber sufrido abusos”, dice Emilio. En ese momento decidieron abrir una web en la que los testimonios pudieran contar sus historias. Gran parte de la información que han ido obteniendo en estos años fue de la que se valió el Vaticano.
“Nos dimos cuenta que Macías Maciel había instaurado un ‘modus operandi’ para poder abusar de los niños, personas de su confianza empezaron a hacerlo también”. Se refiere a lo que contó este diario sobre el caso de Aaron . Maciel decía que tenía un cólico y que el Vaticano le había permitido que un religioso le diera un ‘masaje’ en el estómago, que finalmente iba orientado a otras partes.
Emilio ha escuchado todo tipo de historias: “En muchas ocasiones los propios niños que recibieron abusos se convirtieron en abusadores”. Encubrir las violaciones también formaba parte del ‘modus operandi’. “Hace un año se descubrió que un legionario, profesor en un colegio de México había abusado de un niño de tres años. La orden no dejó que se lo juzgara y en estos momentos está en paradero desconocido, así es como los protegen”.
La Asociación de Víctimas de LC tiene esperanzas de que tras el dictamen del Vaticano “las cosas cambien”. Por el momento se piensa suprimir los cargos superiores y un delegado del Papa va a ser quien se encargue de controlar a la orden. A Emilio le hace gracia la “fineza” del Papa cuando señaló que “muchos de los legionarios se sorprendieron con la noticia”. “Está claro que si dice que muchos se sorprendieron es porque otros tantos sabían lo que pasaba. Los escándalos de la Legión eran un secreto a voces”.
