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NUEVATRIBUNA.ES / I.G.C. 29.07.2009

La autorización de diez años para el MON 810 (único transgénico autorizado en la Unión Europea, y ampliamente cultivado en España) ha caducado y la Unión Europea (UE) debe tomar una decisión sobre su reautorización. En ese contexto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en sus siglas en inglés) emitió a finales de junio un dictamen, según el cual este tipo de maíz es seguro.

Pues bien, según Amigos de la Tierra y Greenpeace, dicho informe “está totalmente viciado y contiene importantes errores científicos” y por ello, ambas organizaciones exigen a la Comisión Europea y al Gobierno español que rechacen la autorización de este peligroso maíz.

España sigue siendo el único país de la UE que cultiva MON 810 a gran escala. Austria, Hungría, Francia, Grecia, Luxemburgo, y Alemania han invocado la cláusula de salvaguarda y han prohibido el cultivo. Otros gobiernos también han expresado su enorme preocupación acerca de la mala calidad del trabajo de la EFSA y de la seguridad de este maíz transgénico. Recientemente, el Gobierno francés afirmó que no podía aceptar las conclusiones de la EFSA sobre el MON 810.

CIENCIA-BASURA

El estudio elaborado por las dos organizaciones ecologistas revela “errores y omisiones graves” en el documento de la EFSA que califican de “ciencia-basura”, lo que hace que se pongan en duda las conclusiones de este organismo, explica David Sánchez, responsable del Área de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra.

El informe científico revela, entre otros muchos aspectos, que la EFSA. “Ignora o resta importancia” a los datos que demuestran que el insecticida producido por este maíz transgénico podría tener impactos negativos en lepidópteros y otros insectos. En su lugar recomiendan, para aquellas zonas que albergan mariposas y polillas, "medidas de gestión" que no se especifican.

Los ecologistas denuncian que la EFSA “no tiene en cuenta las incertidumbres científicas y los informes contradictorios acerca de los efectos de estos maíces sobre el medio ambiente y la salud, y “omite los estudios científicos contrastados que subrayan las preocupaciones sobre su seguridad. Asimismo señalan que “se elude investigar” la seguridad de las nuevas proteínas generadas en este maíz por el proceso de modificación genética.

"¿Cómo puede la EFSA presentar una opinión positiva sobre el MON 810 cuando ha reconocido su incapacidad para determinar los impactos a largo plazo de los OMG?”, se pregunta Sánchez, para quien "hoy por hoy, los consumidores no podemos estar seguros".

En opinión de Juan Felipe Carrasco, responsable de la campaña de Transgénicos de Greenpeace, "la Comisión no tiene más salida que rechazar el dictamen de la EFSA, prohibir el cultivo de maíz MON 810 y buscar otra autoridad oficial europea que sea capaz de producir estudios no sesgados y basados en una ciencia verídica e independiente, que sirva de base para quienes toman las decisiones políticas en la UE”.

El maíz más peligroso