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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 8.7.2009

"Asumimos la opinión científica general respecto a que el aumento medio de la temperatura global sobre los niveles preindustriales no debe superar los 2�", afirman los países del G-8.�"Este desafío global sólo puede ser�resuelto por la acción global. Por lo tanto, reiteramos nuestra disposición a compartir con todos los países el objetivo de reducción de al menos el 50% de las emisiones mundiales para 2050 (. ..). También apoyamos el objetivo de reducir las emisiones totales de gases de efecto invernadero en los países desarrollados el 80% o más en 2050 respecto a 1990 o años más recientes".�

Esta última frase deja la puerta abierta�a que�los Estados Unidos�se comprometa�a reducir�más del 80% en el 2050 sus emisiones�con respecto a�2005.

Según el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, quien asistió a la cumbre de este grupo en su calidad de presidente de turno de la Unión Europea, "el gran logro del G-8 hasta ahora es que Estados Unidos ha dado un paso adelante y se ha unido a nosotros (los europeos) en el objetivo de los dos grados centígrados", precisando que "esto está en el texto final" que firmarán los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros.

Por otra parte, Reinfeldt indicó que el G-8 también ha aplazado la discusión sobre el modo de financiar una nueva estrategia de la ONU para combatir el cambio climático hasta la cumbre del G-20 en Pittsburgh, Estados Unidos, a finales de septiembre.

Asimismo, indicó que Estados Unidos y la Unión Europea están interesados en explorar el modo de vincular los mercados de comercio de emisiones. "He tenido una discusión con el presidente (estadounidense Barack) Obama sobre el tope de Estados Unidos y el sistema de comercio (de emisiones) y le gustaría unirlo con el nuestro (de la UE), Australia, posiblemente otros, en el marco de un esquema global de comercio de emisiones", explicó. "Es algo en lo que estamos muy interesados en trabajar", añadió, en referencia tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea.

Por último, señaló que los dirigentes del G-8 se mostraron de acuerdo en que los países ricos deberían intentar reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 80% para 2050. Los líderes reunidos en L"Aquila no consiguieron, sin embargo, persuadir a China y a India para que se unan a la propuesta de reducir a la mitad las emisiones mundiales. Estos dos países pretendían que los más ricos se comprometieran primero a hacer profundas reducciones en sus propias emisiones en 2020 y que los países desarrollados elaborasen planes para dar a las naciones en vías de desarrollo ayudas financieras a corto plazo para permitirles soportar más inundaciones, calentamiento, tormentas y el aumento de los niveles del mar.

A falta de sólo cinco meses para que se acuerde un nuevo pacto climático de la ONU en Copenhague, varias organizaciones que trabajan contra el calentamiento global han dicho que el G-8 tiene aún mucho trabajo por hacer y que esquiva los asuntos claves.

RECUPERAR LA CONFIANZA ECONÓMICA

La economía ha sido el otro gran tema de la jornada, con una crisis que presenta ya signos de estabilización, pero que aún da muestras de incertidumbre a los líderes de las siete potencias (EEUU, Japón, Canadá, Alemania, Italia, Francia y Reino Unido) más Rusia.

Por ello, el G-8 se compromete en su declaración final a "seguir trabajando juntos para recuperar la confianza y devolver el crecimiento a un sendero fuerte, verde, aglutinador y sostenible que incluya el refuerzo de los estándares de integridad y transparencia de la actividad económica". "Un crecimiento estable y sostenido a largo plazo requerirá una salida suave de los desequilibrios existentes en las cuentas. Reconocemos la importancia de trabajar juntos para asegurar los ajustes necesarios en línea con las estrategias acordadas a nivel multilateral", prosigue el texto, de 40 páginas.

El G-8, que no se olvida de los trabajadores en su declaración final, apuesta, en este sentido, por el mantenimiento de la demanda interna en los países más avanzados y un aumento de los niveles de ahorro en los Estados deficitarios. "Nos comprometemos a afrontar la dimensión social de la crisis, poniendo en el centro a la persona. El impacto de la crisis sobre los mercados de trabajo puede minar la estabilidad social", reza el texto, en el que se aboga por el saneamiento del sistema financiero mediante la estabilización de los mercados y la normalización de las actividades bancarias.

Concluidas las reuniones de la primera jornada, en la que los líderes políticos pudieron comprobar en primera persona los estragos causados por el terremoto del pasado abril que causó 299 muertos en la zona, queda ahora mirar a la jornada de este jueves, cuando la cumbre se abre a más países, entre ellos las potencias emergentes (G-5), Brasil, México, Suráfrica, China e India. El gran ausente será el presidente chino, Hu Jintao, quien decidió regresar a su país para hacer frente a la crisis étnica de la provincia de Xinjiang.

El G-8 reconoce que hay que limitar las emisiones para combatir el cambio climático