jueves. 25.04.2024
iglesia

Si me acompañan se las muestro. Además, no deben dejar de ver la Lonja que está situada al lado de la Seo y ver el espectáculo único del Plata en el tubo zaragozano.

LA ALJAFERIA

Es un palacio fortificado construido en Zaragoza en la segunda mitad del s. XI por iniciativa de Al-Muqtadir como residencia de los reyes hudíes de Saraqusta. Este palacio de recreo refleja el esplendor alcanzado por el reino taifa en el periodo de su máximo apogeo político y cultural.

Su importancia radica en que es el único testimonio conservado de un gran edificio de la arquitectura islámica hispana de la época de las Taifas. Las soluciones adoptadas en la ornamentación de la Aljafería, como la utilización de arcos mixtilíneos, la extensión del ataurique calado en grandes superficies o la esquematización y abstracción progresiva de las yeserías de carácter vegetal, influyeron decisivamente en el arte almorávide y almohade tanto del Magreb como de la península ibérica.

Fue residencia de los reyes cristianos de Aragón, con lo que la Aljafería se convirtió en el principal foco difusor del mudéjar aragonés. Fue utilizada como residencia regia por Pedro IV el Ceremonioso y posteriormente, en la planta principal, se llevó a cabo la reforma que convirtió estas estancias en palacio de los Reyes Católicos en 1492.

Sufrió reformas continuas y grandes desperfectos, sobre todo con los Sitios de Zaragoza de la Guerra de la Independencia, hasta que finalmente fue restaurada en la segunda mitad del siglo XX y actualmente acoge las Cortes de Aragón.

EL PALACIO TAIFAL

La construcción del palacio, en su mayor parte realizada entre 1065 y 1081, fue ordenada Al-Muqtadir, segundo monarca de la dinastía de los Banu Hud, como símbolo del poder alcanzado por la Taifa de Zaragoza en la segunda mitad del siglo XI. El rey en persona llamó a su palacio “Qasr al-Surur” (Palacio de la Alegría) y a la sala del trono que él presidía en recepciones y embajadas, “Maylis al-Dahab” (Salón Dorado).

La disposición general del conjunto del palacio adopta el arquetipo de los castillos omeyas del desierto de Siria y Jordania de la primera mitad del siglo VIII, que eran de planta cuadrada y torreones ultrasemicirculares en los paños, con un espacio central tripartito, que deja tres espacios rectangulares de los que el central aloja un patio con albercas y, en los extremos septentrional y meridional del mismo, los salones palaciegos y las dependencias de la vida cotidiana.

f4Friso del Salón Dorado de la Aljafería, que conserva restos de policromía. S.XI 

En los extremos norte y sur se sitúan los pórticos y dependencias de habitación, y en el caso de la Aljafería, el más importante de estos sectores es el norte, que en origen estaba dotado de una segunda planta y poseía mayor profundidad, además de ser antecedido por un testero de columnas abierto y profusamente decorado, que se extendía en dos brazos mediante dos pabellones a sus flancos y que servía de pórtico teatral al salón del trono situado al fondo.

Se producía con ello un juego de alturas y de diversos volúmenes cúbicos que comenzaban por los corredores perpendiculares de los extremos, se resaltaba con la presencia de la altura de la segunda planta y finalizaba con la torre del trovador que ofrecía su volumen al fondo a la mirada de un espectador situado en el patio.

En el centro del muro norte del interior del Salón Dorado había un arco ciego (donde se situaba el rey) en cuya rosca se disponía una trama geométrica muy tradicional imitando la celosía de la fachada del mihrab de la Mezquita de Córdoba, edificio al que se buscaba emular.

Todos los relieves vegetales, geométricos y epigráficos estaban policromados en tonos en los que predominaba el rojo y el azul para los fondos y el dorado para los relieves, que, junto con los zócalos en alabastro con decoración epigráfica y las solerías de mármol blanco, daba al conjunto un aspecto de gran magnificencia.

f5Reconstrucción de la policromía de un panel de decoración geométrica de yeserías

Los diversos avatares sufridos por la Aljafería, han hecho desaparecer de esta disposición del siglo XI gran parte de los estucos que componían la decoración y, con la construcción del palacio de los Reyes Católicos en 1492, toda la segunda planta, que rompió los remates de los arcos taifales. En la restauración actual, se observan en color más oscuro los atauriques originales y en acabados blancos y lisos la reconstrucción de enlucido de la decoración los arcos, cuya estructura, eso sí, permanece indemne.

La decoración de las paredes del Salón Dorado ha desaparecido en su mayor parte, aunque se conservan restos de su ornato en el Museo de Zaragoza y en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Estancias del lado norte

f6Estancias del testero norte, con el triple acceso al Salón Dorado

En el testero norte se edifica el conjunto más importante de dependencias del palacio de época hudí, pues incluye el Salón del Trono o Salón Dorado y la pequeña mezquita privada, situada en el costado oriental del pórtico de acceso que sirve de antesala al Oratorio. En su interior aloja un mihrab en el ángulo suroriental, cuyo nicho, por tanto, se orienta en dirección a la Meca, como ocurre en todas las mezquitas excepto en la de Córdoba.

Los suelos de las estancias regias eran de mármol y las recorría un zócalo de alabastro. Los capiteles eran de alabastro, excepto algunos de mármol reaprovechados de época califal.

El Salón Dorado

f7Vista de la techumbre del Salón Dorado desde la puerta de la alcoba oriental. Se aprecia el intradós del arco decorado con yeserías

La mayoría de las yeserías de atauriques, que tapizaban con paneles decorativos labrados en yeso las paredes de estas estancias, así como un zócalo de alabastro de dos metros y medio de altura y los suelos de mármol blanco del palacio original, se han perdido.

Los techos, alfarjes en madera, reproducían el firmamento, y todo el salón era una imagen del cosmos, cuajada de símbolos del poder que sobre el universo celeste ejercía el monarca de Zaragoza, que aparecía así como heredero de los califas.

El acceso al Salón Dorado se efectúa a través de un lienzo con tres vanos. Uno central muy amplio, que conforman cinco columnas dobles de mármol con capiteles de alabastro islámicos muy estilizados que soportan cuatro arcos entrecruzados mixtilíneos, entre los cuales, en altura, se sitúan otros de herradura más simples.

El pórtico de entrada al Salón Dorado

Hacia el sur, se encuentra otra dependencia de parecido tamaño que vierte al patio por un pórtico de grandes arquerías polilobuladas. De nuevo hay un espacio tripartito, y sus extremos este y oeste se prolongan perpendicularmente con dos galerías laterales a las que se accede mediante amplios arcos polilobulados y que rematan en el extremo de sus brazos en sendos arcos apuntados también polilobulados cuyo alfiz está decorado por complejas lacerías y relieves de atauriques.

f8Arco del pórtico de entrada

Es de señalar que toda esta estructura busca una apariencia de solemnidad y majestad que la escasa profundidad de estas estancias no daría a un espectador que accediera al salón del rey. Además hay que tener en cuenta que toda la ornamentación de yeserías del palacio estaba policromada en tonos azules y rojos en los fondos y de oro en los atauriques. Entre las filigranas se advierte la representación de un ave, insólita figuración zoomorfa en el arte islámico que podría representar una paloma, un faisán o un símbolo del rey como ser alado.

Las trazas de arcos mixtilíneos entrecruzados son características de este palacio y se da por primera vez en La Aljafería, desde donde se difundirán a las futuras edificaciones islámicas.

La mezquita y el oratorio

f9Portada de la mezquita

En el extremo oriental del pórtico de entrada al Salón Dorado, se encuentra una pequeña mezquita u oratorio privado para uso del monarca y sus cortesanos. Se accede a través de una portada que acaba en un arco de herradura inspirado en la Mezquita de Córdoba pero con salmeres en forma de S, una novedad que imitará el almorávide y nazarí. Este arco se apoya en dos columnas con capiteles de hojas muy geometrizantes, en la línea de las realizaciones arte granadino de soluciones en mocárabe.

En el sector sureste, orientado hacia la Meca, se sitúa el nicho del mihrab. El frontal del mihrab se conforma mediante un arco de herradura muy tradicional, de formas cordobesas y rosca de dovelas alternadas, unas decoradas con relieves vegetales y otras lisas, que recuerdan la rosca del mihrab de la Mezquita de Córdoba, solo que lo que allí fueron materiales ricos en Zaragoza, con mayor pobreza material que la Córdoba califal, son estucos en yeso y policromía, habiéndose perdido esta última en casi todo el Palacio.

La cúpula de la mezquita no se conservó, pues esa es la altura en la que se construyó el palacio de los Reyes Católicos; sin embargo, la característica planta octogonal hace pensar en que la solución siguiera al pie de la letra las existentes en la macsura de la mezquita de Córdoba, es decir, una cúpula de arcos de medio punto que se entrelazan formando un octógono en el centro.

f10Interior del Oratorio. Frontal del mihrab

El Patio de Santa Isabel

Se trata del espacio abierto y ajardinado que unificaba todo el palacio taifal. A él vertían los pórticos norte y sur, y probablemente, habitaciones y dependencias situadas al este y oeste de este patio central.

Su nombre procede del nacimiento en la Aljafería de la infanta Isabel de Aragón, que fue en 1282 reina de Portugal. Se ha conservado la alberca original del sur, mientras que la del frente septentrional, del siglo XIV, se ha cubierto con un suelo de madera. La restauración intentó dar al patio el esplendor original, y para ello se dispuso una solería de placas de mármol en los pasillos que rodean al jardín de naranjos y flores.

f11Patio de Santa Isabel

Estancias del lado sur

Completando el recorrido por el palacio del s. XI, se llega al pórtico sur, consta de una arquería en su flanco meridional que da acceso a un pórtico con dos estancias laterales.

Este pórtico era la antesala de un gran salón sur que tendría la misma disposición tripartita del existente en el lado norte, y del cual solo queda la arquería de acceso de arcos mixtilíneos de decoración geométrica. Quizá en este sector meridional se den los mayores atrevimientos en cuanto a las arquerías, mediante el entrecruzamiento de formas lobuladas, mixtilíneas, e inclusión de pequeños relieves de fustes y capiteles con función exclusivamente ornamental.

La complejidad de lacerías, atauriques y labrados lleva a una estética barroquizante, que constituye un preludio de la filigrana del arte de la Alhambra y que son unas de las más bellas de todo el arte andalusí.

f12Detalle de los arcos del pórtico sur

PALACIOS CRISTIANOS DE LA ALJAFERIA

EL PALACIO DE PEDRO IV EL CEREMONIOSO

Tras la toma de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en 1118, la Aljafería fue habilitada como palacio de los reyes de Aragón y como iglesia, no siendo modificado sustancialmente hasta el siglo XIV con la actuación de Pedro IV el Ceremonioso.

En esta época está documentado el uso de la Aljafería como lugar de partida del recorrido que llevaba a la Seo, donde los monarcas aragoneses eran solemnemente coronados y juraban los fueros.

La iglesia de San Martín

La iglesia de San Martín aprovecha los lienzos del ángulo noroeste de la muralla, hasta el punto de que se usó uno de sus torreones como sacristía y dio nombre al patio que da acceso al recinto taifal.

f13Portada de época de Martín I el Humano (1399 - 1410)

La fábrica, de estilo gótico-mudéjar, consta de dos naves de tres tramos cada una, en origen orientadas al este y apoyadas en dos pilares con semicolumnas adosadas en la mitad de las caras del pilar, cuya sección se recuerda en los cuadrilóbulos que albergan el escudo de armas del rey de Aragón en las albanegas de la portada, que es ya de la primera década del siglo XV y en la que nos detendremos más adelante.

Las bóvedas de estas naves, de crucería simple, se alojan sobre arcos formeros y perpiaños apuntados, en tanto que los diagonales son de medio punto. En los vértices de las bóvedas aparecen florones con los escudos de armas de la monarquía aragonesa.

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Alfiz y enjuta mudéjares del s. XIV. Palacio de Pedro IV

Resalta en el exterior la portada mudéjar de ladrillo referida con anterioridad, construida en tiempo de Martín I el Humano y abierta en el último tramo de la nave sur. Esta portada se articula mediante un arco carpanel muy rebajado, cobijado por otro apuntado de mayores dimensiones. Enmarcando ambos, un doble alfiz decorado con motivos taqueados formando paños de rombos.

La iglesia fue remodelada en el s. XVIII, anteponiéndole una nave y cubriendo por tanto la portada mudéjar antes descrita. Los pilares y muros se remozaron y enlucieron al estilo neoclásico.

El palacio mudéjar

Pedro IV trataba de dotar de salas más amplias, comedores y dormitorios a la Aljafería, pues las alcobas taifales se habían quedado pequeñas para el uso del Ceremonioso. Estas nuevas salas se agrupan sobre el sector norte del palacio andalusí, a distintos niveles de altura.

También de esta época es la arquería occidental de arcos apuntados del Patio de Santa Isabel, intradosados en arcos lobulados, y una pequeña alcoba de planta cuadrada y cubierta con una cúpula octogonal de madera y una curiosa puertecilla de entrada en arco apuntado de intradós lobulado circunscrita en un finísimo alfiz, cuya enjuta se engalana de ataurique.

f15Escalera

EL PALACIO DE LOS REYES CATÓLICOS

En los últimos años del siglo XV, los Reyes Católicos ordenan construir un palacio para uso real sobre el ala norte del recinto andalusí, configurando una segunda planta superpuesta a la del palacio existente. Las obras están fechadas entre 1488 y 1495 y en ellas siguieron participando maestros mudéjares.

Al palacio se accede subiendo la escalera noble, una monumental construcción integrada por dos amplios tramos con pretiles de yeserías geométricas caladas iluminada por ventanales de medio punto angrelados de menuda decoración de hojas y tallos de raigambre gótica e influencias mudéjares, rematados en croché sobre la clave de los arcos.

El techo, grandioso, como en el resto de las dependencias palaciegas, se cubre con soberbias bovedillas de revoltón transversales dispuestas entre las jácenas, y están decoradas con pintura al temple con motivos iconográficos relativos a los Reyes Católicos: el yugo y las flechas alternan con recuadros de decoración en grisalla de grutescos y candelieri, que anuncia la decoración típica del Renacimiento.

La escalera da acceso a un corredor en la planta primera que comunica con las dependencias palaciegas propiamente dichas. Destaca la portada principal de acceso al salón del trono: de arco rebajado trilobulado, guarnecido con un tímpano de cinco lóbulos, en cuyo centro aparece representado el escudo de la monarquía de los Reyes Católicos, en el que figuran los blasones de los reinos de Castilla, León. Aragón, Sicilia y Granada, sostenido por dos leones tenentes.

Toda la portada está trabajada en yeso endurecido, que es el material predominante a cara vista en los interiores de la Aljafería, pues los artesanos mudéjares perpetúan los materiales y técnicas habituales en el Islam.

f16Arco de la portada principal

Uno de los elementos más estimables de estas salas son sus solerías, que en origen eran azulejos cuadrados y alfardones hexagonales de cerámica vidriada en colores, formando caprichosas cenefas. Fueron elaborados en los históricos alfares de Muel a fines del s. XV. De los fragmentos conservados se ha partido para restaurar el suelo en su totalidad con cerámica que imita la forma y disposición de la antigua solería, aunque no su calidad de reflejos vidriados.

Destacan sus excelsas techumbres estilo mudéjar-reyes católicos, constituidas por tres magníficos tajueles de carpinteros mudéjares aragoneses. Estos techos presentan retículas geométricas de madera posteriormente tallada, pintada y sobredorada con pan de oro, entre cuyas molduras ostentan los conocidos motivos heráldicos de los Reyes Católicos : el yugo, las flechas y el nudo gordiano unido al clásico lema “Tanto monta”, así como un buen número de florones de hojarasca rematados con piñas pinjantes

EL SALÓN DEL TRONO

Sus dimensiones son muy considerables (20 metros de longitud por 8 de anchura) y su artesonado está sustentado por gruesas vigas y traviesas que se decoran con lacerías que en las intersecciones forman estrellas de ocho puntas, al tiempo que generan treinta grandes y profundos casetones cuadrados.

En el interior de estos casetones se inscriben octógonos con un florón central de hojarasca rizada que rematan en grandes piñas colgantes que simbolizan la fertilidad y la inmortalidad. Este techo se reflejaba en el suelo, que reproduce los treinta cuadrados con sus respectivos octógonos inscritos.

f17Techumbre del Salón del Trono

Bajo el artesonado discurre una airosa galería de arcos conopiales transitable y con antepechos calados desde la que los invitados podían contemplar las ceremonias regias. En el friso que rodea todo el perímetro del salón, aparece una leyenda de caligrafía gótica que reza:

Fernando, rey de las Españas, Sicilia, Córcega y Baleares, el mejor de los príncipes, prudente, valeroso, piadoso, constante, justo, feliz, e Isabel, reina, superior a toda mujer por su piedad y grandeza de espíritu, insignes esposos victoriosísimos con la ayuda de Cristo, tras liberar Andalucía de moros, expulsado el antiguo y fiero enemigo, ordenaron construir esta obra el año de la Salvación de 1492.

LA TORRE DEL TROVADOR

La edificación más antigua de la Aljafería es la llamada “torre del Trovador”, que recibió este nombre a partir del drama romántico de Antonio García Gutiérrez, El trovador, de 1836. Este drama fue convertido en libreto para la ópera de Giuseppe Verdi, Il Trovatore de 1853.

Se trata de una torre defensiva, de planta cuadrangular y cinco pisos que data de finales del s. IX. La torre mantiene vestigios del arranque de los gruesos muros de aparejo de sillería de alabastro en su parte inferior, y continuaba con otros de encofrado de hormigón simple de yeso y cal, algo más delgados al ganar en altura.

El exterior no refleja la división en cinco pisos interna y aparece como un enorme prisma macizo apenas roto por vanos en aspillera. El ingreso al interior se efectuaba a través de una pequeña puerta en altura a la que solo se podría acceder mediante una escala portátil.

Su función en los siglos IX y X era la de torre vigía y bastión defensivo. Estaba rodeada por un foso. A partir de la reconquista española, siguió usándose como torre del homenaje y en 1486 se convirtió en calabozo de la Inquisición. Como torre-prisión se usó también en los s. XVIII-XIX, como demuestran los numerosos graffiti inscritos allí por los reos.

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Estado actual del palacio de la Aljafería, hoy sede las las Cortes de Aragón. 1.-Puente. 2.-Foso. 3.-Puerta de ingreso. 4.-Muralla musulmana. 5.-Patio de San Martín. 6.-Capilla de San Martín. 7.-Torre del Trovador. 8.-Oratorio. 9.-Patio de Santa Isabel. 10.- Planta baja: salas del palacio islámico; planta intermedia: salas de los Reyes Católicos; planta superior: salas del palacio cristiano medieval. 11.-Patio de armas. 12.-Cuarteles de Carlos III. 13._Torreones neogóticos de 1868. 14.-Hemiciclo de las actuales Cortes de Aragón. En color ocre claro, el área monumental. En ocre más oscuro, la parte habilitada como sede de las Cortes de Aragón.

CATEDRAL DE LA SEO

f19La Catedral del Salvador es una de las dos catedrales metropolitanas de Zaragoza, junto con la basílica y catedral del Pilar. Habitualmente es llamada “la Seo”. Está construida en el solar del antiguo foro romano de Caesaraugusta y de la mezquita mayor de Saraqusta, de cuyo minarete todavía perdura la impronta en la torre actual. Su construcción comenzó en el s. XII en estilo románico, y ha tenido muchas reformas y ampliaciones hasta 1704, en que se colocó el chapitel barroco rematando la torre.

La Seo es una iglesia de cinco naves y seis tramos cubiertos por bóvedas de crucería de la misma altura, lo que le da aspecto de iglesia de planta cuadrangular de salón. Al extremo del lado del evangelio se construyó la “Parroquieta” para albergar el sepulcro de Lope de Luna.

La estructura de las naves está apoyada en contrafuertes característicos del gótico tardío. Cubre el crucero un cimborrio de hechura mudéjar. El material constructivo fundamental es el ladrillo, habitual en la arquitectura aragonesa. El conjunto de la catedral, no refleja la estructura interna debido al cerramiento con muros de varios espacios circundantes como dependencias o residencias de los miembros del cabildo.

El acceso principal se realiza por el lado occidental, donde se levantó en la segunda mitad del s. XVIII una fachada barroca clasicista que sustituyó al portal mudéjar del s. XIV, que se encuentra detrás de la actual portada. Completan el conjunto de la catedral el campanario barroco adosado al muro oeste y la casa y arco del Deán, que conecta la catedral con un edificio exterior salvando la calle.

ESTILOS PRINCIPALES

Románico: en el exterior, la parte inferior de los ábsides de la cabecera. Todavía se conservan las esculturas románicas del interior del ábside. En la sacristía, se exhibe el olifante tallado en marfil de Gastón de Bearn, del s. XI, y los bustos-relicarios de San Valero , San Vicente y San Lorenzo donados por el antipapa Benedicto XIII.

f20Florones de las nervaduras de las bóvedas góticas del interior de la Seo

Gótico: del s. XIV y factura gótico-mudéjar, sobre todo en los cuerpos superiores del ábside y en la capilla funeraria de San Miguel o “Parroquieta”, que aloja el sepulcro del arzobispo don Lope Fernández de Luna, asimismo gótico. Las naves y cubiertas del templo también mantienen este estilo a lo largo de diversas ampliaciones desde el s. XIV al XVI. De s. XV data la sillería del coro y el magnífico retablo mayor de alabastro polícromo realizado por Pere Johan y Hans de Suabia, que está considerado como una obra capital del gótico final europeo. El museo de tapices flamencos alberga telas de los s. XIV-XVIII, y está considerada como una de las tres mejores colecciones del mundo.

Mudéjar: está presente en los ábsides, el muro exterior de la Parroquieta y en su techumbre de madera dorada. De bella factura y buenas proporciones es el actual cimborrio, que corona el crucero de la catedral e ilumina el presbiterio, realizado en el s. XVI, a caballo entre las postrimerías del gótico-mudéjar y el estilo Renacentista.

Renacentista: destaca el trascoro con sus capillas, la Capilla de San Bernardo, esculpida en alabastro, la de los Arcángeles y la de San Pedro Arbués, todas ellas en estilo de los Reyes Católicos. Las reformas auspiciadas por Hernando de Aragón convirtieron a La Seo en una iglesia de planta de salón, formada por cinco naves de igual altura, cubiertas por bóvedas de crucería, que van desde la bóveda de crucería simple, pasando por las llamadas de terceletes, hasta las de crucería estrellada, fruto del llamado gótico flamígero o final. Las bóvedas descansan sobre esbeltos pilares fasciculados, coronados con capiteles con ornamentación vegetal los más antiguos y con motivos heráldicos los de los pies de la catedral que ya fueron realizados en el s. XVI.

Barroco: el campanario de la Seo, que fue proyectado por el arquitecto italiano Giovanni Battista Contini. La fachada junto a la torre, muestra un estilo barroco con influencia neoclásica.

f30Trascoro y bóvedas de La Seo

ÁBSIDES

La zona inferior de los ábsides es la única conservada de la catedral románica del s. XII y remiten a la Catedral de Jaca. De la ornamentación interior queda una arquería distribuida en tres sectores por cuatro columnas adosadas. Esta solución decorativa interna es habitual en el románico aragonés, aunque bastante inusual en el europeo.

Su programa iconográfico trata de la caída de Adán y Eva en pecado y la redención de Cristo mediante su muerte y resurrección. Las esculturas ocupan capiteles, arquivoltas y los espacios entre las columnas, con figuras de bulto más redondo en sus frentes de mayor tamaño y dos frisos: uno a la altura de los capiteles, dando continuidad al la banda escultórica y otro como cornisa donde se asientan las figuras mayores.

PLANTA DE LA SEO

ÁBSIDE CENTRAL

Desde el exterior se aprecia la planta poligonal con lados en los que se abren tres ventanas en los dos primeros cuerpos. El primero, de factura románica, está construido con sillería de piedra y se inspira en el modelo de la Catedral de Jaca, apreciable en las molduras de taqueado jaqués de las arquivoltas.

El segundo, gótico y mudéjar y construido en ladrillo, data del s. XIV y en sus lienzos se abren grandes ventanales apuntados de tracería de arquillos sostenidos en finas columnas que rematan en filigrana de rosetones, formando una celosía en el interior del arco. En el interior se divide en tres paños separados por semicolumnas. Su cubierta original era de bóveda de cuarto de esfera; en el siglo XV se elaboró otra de bóvedas nervadas rematadas con claves decoradas en madera tallada.

Su programa iconográfico consta de temas del Génesis y de la infancia de Cristo. Los relieves fueron esculpidos entre 1175-1189 siguiendo modelos provenzales, debido al parecer a la influencia que ejerció el marquesado cuyo título ostentaba Alfonso II de Aragón, impulsor de esta obra.

ARCO Y CASA DEL DEÁN

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Galería de la Casa del Deán

Cerca de la puerta de San Bartolomé, puerta del lado oriente de la catedral, se encuentra un arco ojival sobre el que se construyó la casa llamada “del Deán”. En 1293 se autorizó la construcción de un corredor sobre la calle con el fin de comunicar la casa del prior con la nueva casa del deán situada al otro lado de la calle.

De 1587 data una reforma que proporcionó a la galería un mirador con tres airosos ventanales de tradición plateresca y mudéjar que dan a la plaza de San Bruno.

EL CAMPANARIO

El campanario es una esbelta torre de 90 m. de altura, y en ella se refuerza el juego borrominesco de líneas onduladas que se incrementa desde un sólido paramento inferior cuadrado hasta gráciles remates curvilíneos y sinuosos.

Consta de cuatro cuerpos: el inferior, a modo de basamento, construido en piedra y el resto de ladrillo. Para los detalles ornamentales se utilizó la piedra caliza. La anchura de los cuerpos disminuye en altura, y su descripción es la que sigue:

· La base, de escasa altura, es de sillería con una puerta de arco de medio punto.

· El cuerpo inferior, de planta cuadrada, llega a la altura del techo de las naves. Está resaltado con placas rectangulares y una cartela rematada en frontón partido por un óculo.

· El segundo cuerpo, ya en ladrillo, es de sección cuadrada con aristas redondeadas que conforman seudopilastras toscanas de capitel en goleta. En 1787 se incorpora un reloj en su frente rodeado por dos figuras del escultor Joaquín Arali que representan el Tiempo y la Vigilancia.

· El tercer cuerpo es de planta octogonal, con estrechos vanos de medio punto para las campanas y semicolumnas corintias adosadas. En los ángulos aparecen esculturas de las Virtudes Cardinales, que fueron añadidas un siglo después, en 1786, por Joaquín Arali.

· El cuarto y último cuerpo, con flameros en la base conjugados con las ventanas del paramento y una cornisa de entrantes cóncavos. Remata con un airoso chapitel bulboso de entrante a su mitad coronado por una fina aguja.

EL CIMBORRIO

f23Torre barroca de Contini

En 1498, el arzobispo Alonso de Aragón inició un proyecto para añadir dos naves a las tres ya existentes de la Seo. Sin embargo, el decadente estado del cimborrio requirió su destrucción.

Entre 1505 y 1520 se levantó el actual cimborrio. En él se conjugan los estilos del mudéjar y el gótico junto al ornato renacentista. Tomaron parte los mejores arquitectos de la época en su construcción.

El cimborrio tiene dos plantas, una rectangular y otra con forma de octógono. Las paredes tienen una estructura y decorado renacentista, y las hornacinas poseen estatuas de santos aragoneses. Las nervaduras del cimborrio parten de cada ángulo de la planta octagonal y forman una estrella de ocho picos.

Se trata, en fin, de un elemento de estilo mudéjar, pues el sistema de arcos entrecruzados en bóveda estrellada tiene su paralelo en otros cimborrios y bóvedas de nervios hispánicas que remiten, en última instancia, al de la Mezquita de Córdoba.

f24Cimborrio

EL RETABLO MAYOR

Fue tallado en alabastro y policromado desde 1434 a 1480 por varios artistas, entre los que destaca Pere Johan, Francisco Gomar y Hans de Suabian). Se puede considerar una de las obras cumbre de la escultura gótica europea y la joya mayor de esta catedral. Mide 16 metros de altura por 10 metros de ancho.

Su construcción atrajo escultores de reconocida fama, como Pere Johan que se encargó de esculpir en alabastro de Gelsa el sotabanco entre 1434-1440, que fue policromado. En el zócalo alternan el escudo del arzobispo Dalmau con el del cabildo catedralicio. El banco muestra cuatro casetones con escenas de vidas de santos aragoneses separadas por decoración vegetal donde se colocan, en celebraciones importantes, los bustos-relicario San Valero, San Vicente mártir y San Lorenzo donados por Benedicto XIII.

El cuerpo principal consta de tres calles con grandes escenas alojadas en decoración escultórica gótico-flamígera. La traza original fue modificada en 1473 por el imaginero alemán Hans de Suabia que esculpió las actuales tallas de alabastro. El cuerpo central representa la Adoración de los Reyes y las laterales la Transfiguración de Criso y la Ascensión de Cristo.

Murió este escultor sin dejar hecho el tabernáculo que tuvo que terminar su discípulo el escultor Gil Morlanes el Viejo, que talló y doró las figuras del guardapolvo y realizó una pequeña cámara tras el retablo donde se custodia el sagrario.

f25Retablo mayor de La Seo

EL CORO

El coro se sitúa en el centro de la Catedral. Está formado por 117 sillas góticas realizadas en roble de Navarra. Las sillas son muy sobrias, decoradas con elementos arquitectónicos y algunos elementos vegetales, a excepción de las tres sillas de la presidencia que están algo más trabajadas. Cierra el conjunto una reja de bronce dorado rematada con esculturas de madera dorada de El Salvador, San Pedro y San Pablo realizada por Juan Ramírez entre 1721 y 1722.

El órgano conserva restos del órgano gótico de 1469 y tubos de los s. XV al XVIII. El actual es el resultado de la integración de la compleja historia del instrumento realizada entre 1857 y 1859 por Pedro Roqués.

LA PARROQUIETA

Lope Fernández de Luna inicia la construcción de su propia capilla funeraria en estilo mudéjar en 1360, conocida vulgarmente como “La Parroquieta”. Se trata de un espacio rectangular y estrecho que ocupó el lugar del lado del evangelio de la cabecera de La Seo. La nueva estancia se conformó así como una pequeña iglesia destinada a albergar la tumba de Lope de Luna.

El trabajo con la cerámica vidriada y el ladrillo en retículas geometrizantes produjeron una de las obras maestras del mudéjar aragonés, el muro exterior de la Parroquieta, uno de los ejemplos más señeros de este estilo.

En el lado izquierdo un arcosolio enmarca el sepulcro de don Lope de Luna, labrado en alabastro gerundense por Pere Moragues. La urna está cubierta con la estatua yacente del arzobispo.

EL MUSEO DE TÁPICES

El museo de tapices de La Seo, ubicado en dependencias anexas, posee una importante colección, compuesta por unos 60 paños de los s. XV al XVIII, que permite contemplar diversas épocas de evolución del arte del tapiz, por lo que se puede considerar una de las más relevantes y completas colecciones en el ámbito internacional.

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Los más antiguos corresponden a la serie de La Pasión, con dos tapices datados en el primer tercio del siglo XV: Misterios de la Pasión hasta la preparación en la Cruz también conocido como Historia de la Pasión, y La Crucifixión y la Resurrección. Estos paños siguen con fidelidad el llamado “estilo de Arrás”, creado por el conocido centro licero de esta localidad francesa de la región de Flandes, que produjo sus colgaduras en la primera mitad del siglo XV.

De la segunda mitad del siglo XV datan otras tres series caracterizadas por su adscripción al “estilo de Tournai”, por situarse en esta ciudad un importante taller flamenco al que se atribuye un ejemplar en La Seo: el tapiz de la Expedición de Bruto a Aquitania, conocido como el tapiz de Las Naves.

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