jueves. 28.03.2024
El nombre de Lucía Martínez Odriozola se ha escuchado decenas de veces a lo largo de estos tres días. Hoy era su cumpleaños. Seguro que le ha gustado el regalo: el pedazo de congreso sobre periodismo feminista que han organizado las amigas de Pikara, en el que, una vez más, reflexionar juntas, compartir dudas y ambivalencias, hacerse preguntas, abordar complejidades y huir de la premura y de los dogmas ha sido la tónica

Ayer compartían experiencias sobre Periodismo de investigación en clave feminista Lucía Muñoz (@luciamunozluc), Itxaso Martin y Andrea Momoitio (@andreamomoitio), moderadas por Itziar Abad. Al escucharlas, se puede reconocer una mirada que cuestiona quiénes son las fuentes, que evidencia desde dónde habla la autora, que busca flexibilizar patrones y marcos cerrados para aplicar la metodología oportuna que permita tirar del hilo del tema y de las protagonistas para avanzar. Porque si algo busca esa mirada y ese modo de proceder es profundizar.

Lucía Muñoz habla del trabajo de Entre fronteras: "Cuando llegábamos a los puertos de la costa andaluza donde eran trasladadas las personas migrantes rescatadas, no podíamos hablar con nadie y contar por qué, nos encontrábamos con trabas institucionales". Con paciencia el equipo pudo contrastar y contar lo que estaba pasando gracias a la valentía de las personas rescatadoras y de las rescatadas. “Tenemos que dar veracidad a los testimonios y convertir a esas personas en sujetos políticos”.

Ahora la periodista se encuentra trabajando en una investigación sobre las trabas para el empadronamiento que encuentran las mujeres migrantes de los asentamientos de los campos en Huelva: "Las mujeres nos dijeron cuáles eran sus necesidades: regularización para trabajar y tener vivienda, pero no pueden empadronarse. Desde esta investigación local hablamos de algo global".

La bisabuela de Itxaso Martin estuvo 53 años encerrada en el psiquiátrico de Arrasate y ella decidió dedicar su tesis doctoral en Antropología a contar su “antibiografía”. "Partir de lo micro y sacar las historias que en el periodismo y en la antropología académica siempre se quedan más perdidas, es un logro de la investigación feminista", expone.

"A la hora de contar historias de mujeres siempre nos encontramos con silencios", dice la antropóloga y periodista. Muchas personas que están en los márgenes ha sido condenadas al silencio. ¿Cómo contarlas?, ¿cómo representarlas?

Investigar de este modo necesita tiempo. Son necesarios distintos puntos de vista. “No solo se trata de buscar las razones de las cosas, sino sobre todo buscar qué opresiones se crean”, explica Martín.

El próximo año Andrea Momoitio publicará su primer libro, sobre una huelga de prostitutas que hubo en 1997 en Bilbao. La publicación verá la luz gracias a una “obsesión” y cinco años de investigación. "La primera dificultad que me he encontrado es el acceso a las fuentes orales. En la huelga de los 70 pusieron el cuerpo las más mayores y están muertas o ya no viven en el mismo sitio". Andrea dispara interrogantes: “¿Qué damos por bueno y qué no?”, “¿cómo procesará la relación “intensa” que he establecido con algunas fuentes?”, “¿tengo derecho a contar esta historia?”

La mesa acaba compartiendo referentes: Tània Balló, directora del documental ‘El caso Wanninkhof-Carabantes’, Isabel Cadenas Cañón (@txabela_cc), directora de deesonosehabla.com, Dolores Juliano, Virginia Piña, entre otras. Y también con una propuesta: sería interesante investigar qué pasa con las políticas públicas de igualdad y de lucha contra la violencia machista, por ejemplo, a qué se destinan los fondos del Pacto de Estado contra la violencia de género que reciben los ayuntamientos.

Autocensura y redes sociales

Hoy el tema no era fácil: ‘Autocensura y redes sociales: ¿La exposición en redes sociales de las periodistas feministas dificulta nuestro trabajo?’. Un lujo de mesa que ha contado con la participación de June Fernández (@marikazetari), Patricia Simón (@patriciasimon) y Nuria Alabao (@nu_alabao) y ha sido moderada por Mª Ángeles Fernández (@desplazados_org).

Patricia Simón, defensora de los “matices”, reconoce que la influencia de las redes, tan dadas a la polarización y a la simplificación, “hace que no abordemos temas que no están tan claros ni son tan aplaudidos por nuestras comunidades”. También manifiesta cierto cansancio y desaliento: "Hay cosas que no estamos leyendo porque ya sabemos lo que nos van a contar".

Pareciera que los ataques en redes son “un daño colateral del periodismo”. Nuria y June comparten que al principio te afecta, pero que después aprendes a convivir con ello. Pero “aunque es cierto que los filtros de twitter han mejorado”, quizás no sea tan adecuado “relativizar” la violencia digital como mecanismo de autodefensa, porque este acoso tiene relación directa con otras formas de violencia.

Estamos en sociedades cada vez más conservadoras a la vez que vivimos un marco de mucha incertidumbre, en el que las personas tienden a buscar certidumbres en lo que leen. Ello “explica” que una “minoría muy ruidosa”, critique con virulencia todo lo que no coincide con lo que exactamente piensa y defiende. “Echo de menos tribunas más plurales que musculen sociedades diversas”, dice Patricia Simón, reconociendo la dificultad de intercambiar sin herir susceptibilidades.

Además, “tenemos miedo de expresar cosas que puedan ser utilizadas por la ultraderecha”. Hay espacios oscuros, contradicciones que se obvian o se blanquean por ese temor, y construimos relatos ideales, impidiendo comprender.

Escribir teniendo en cuenta el número de líneas que tiene cada párrafo. Qué palabras se utilizan y se repiten. Cuánto tiempo llevará la lectura. Si lo que escribimos sigue los criterios de google o de twitter. Por otro lado, esa “dependencia de las visitas a nuestros trabajos en las redes me resulta incómoda”, asegura June Fernández. Frente a esto, la periodista propone “buscar criterios de valoración alternativos” a la hora de medir el “éxito” –un concepto capitalista y patriarcal-.

Combinar el formato digital y el papel (por ejemplo, en Pikara han optado por monográficos que a veces han tenido más acogida que la versión online) es otra de las propuestas que June aporta. Patricia Simón va más allá: “nos cuesta mucho admitir que estamos trasladando las características del formato tradicional al formato digital” y la gente joven se queda fuera porque “no estamos dispuestas a buscar canales distintos”.

La colaboración entre medios es también ingrediente de la “fórmula” –si es que puede hablarse de fórmula- para abrirse paso ante el fenómeno de las redes. Unas redes que también hacen que leamos menos en profundidad, que vayamos a golpe de titular. “Me preocupa que la gente construya una imagen distorsionada de nuestra agenda y de quiénes somos”, comparte la fundadora de Pikara. “Vivimos una época de sobreproducción informativa”, insiste Patricia Simón, “no tenemos tiempo para digerir tanto buen periodismo”.

No parece que la salida sea dejar las redes, aunque a veces haya ganas. “Tenemos que recuperar todos los espacios”, dice Patricia Simón, “pero sin martirizarnos”.
Eso sí: abramos las páginas webs de los medios directamente, cada día. No dependamos de las redes.

Madrid 7 de Diciembre 2021

Fuente y Foto: AmecoPress.

Tres días de diálogo sobre periodismo feminista