Descendientes de vascos exiliados en Filipinas piden la nacionalidad española
Seis ciudadanos filipinos solicitan al ministerio de Justicia la nacionalidad por vía extraordinaria.
Miren Edurne Erquiaga, residente en Filipinas, quiere que sus dos hijos y sus cuatro sobrinos tengan la nacionalidad española como descendientes de exiliados políticos.
El abogado Eduarzo Ranz cursó este lunes la petición por carta de naturaleza al Ministerio de Justicia para que se les sea otorgada la nacionalidad por vía extraordinaria al igual que se ha hecho recientemente con dos deportistas.
El escrito alude al derecho que se les otorga como descendientes de vascos republicanos exiliados “por motivos políticos”. Así lo corrobora Miren Erquiaga en conversación con Nuevatribuna que ya consiguió la nacionalidad en 2009 a través de la Ley de Memoria Histórica.
Miren es nieta de Buenaventura de Erquiaga Palacios, natural de Elantxobe, Bizkaia donde nació en 1895. En 1912 decidió emigrar a Filipinas y allí conoció a Concepción Goitisolo Aramburu, nacida en Manila pero hija de españoles.
Tras la pérdida del cabeza de familia, su mujer e hijos volvieron a España en 1966. Pero solo permanecieron en Madrid 3 años y medio, ante la imposibilidad de comunicarse con el exterior (“la correspondencia llegaba a destino en Madrid abierta”) y ante la "precaria situación económica familiar". El regreso a Filipinas fue doloroso y el sentimiento vasco que Santiago, padre de Miren, impregnó a sus hijos sigue de manifiesto por el hecho de que sus descendientes dominan por igual la lengua española, la inglesa y el euskera.
Ahora desea que sus hijos y sus sobrinos (4 de sus dos hermanos) también la tengan “por orgullo” y porque lo considera “justo”.
El Código Civil español (artículo 24) reconoce a ciudadanos de países iberoamericanos, Filipinas, Guinea Ecuatorial o Portugal el derecho de mantener su nacionalidad a la vez que se adquiere la española. Es decir, que la asunción de la primera no implica la pérdida de la segunda.
El abuelo de Miren, Buenaventura, tiene una calle con su nombre en la ciudad de Legazpi en agradecimiento a la labor realizada desde la fundación de una universidad (Legazpi College, hoy Aquinas University) por la que las familias pobres podían acceder a los estudios de forma gratuita. En su momento, Miren Edurne Erquiaga invitó al cónsul español al acto de descubrimiento de la placa en 2017, pero no obtuvo respuesta del Gobierno de España.
La petición por carta de naturaleza formulada al Ministerio de Justicia toma como precedente por esta vía de gracia la concesión de nacionalidad española el pasado 20 de septiembre, al guineano Bissau Anssumane Fati, futbolista del Fútbol Club Barcelona Juvenil, y de la holandesa regatista Nicole Van Der Velden. También apunta a la apertura de procedimiento el pasado 1 de octubre de la solicitud de nacionalidad española para el pueblo sefardí, con más de 132.000 peticiones, en su mayoría de nacidos en México, Colombia y Venezuela.
En el escrito, el abogado Eduardo Ranz, impulsor de la exhumación de víctimas del franquismo en el Valle de los Caídos, recuerda que este año se conmemora el 80º aniversario del exilio “en el que parte de nuestro talento cruzó las fronteras para salvar su vida”.
Lo que se pide sobre la familia Erquiaga -afirma- “es el amparo de quienes fueron víctimas del exilio español, se les robó toda una vida y, por orgullo, su nacionalidad”.
Imágenes facilitadas por Miren Edurne Erquiaga