viernes. 19.04.2024
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Cadáveres de los soldados españoles en Monte Arruit

Entre los meses julio y agosto del año 1921, el ejército español sufrió una gran derrota militar en Annual frente a las tribus rifeñas. Se produjo el abandono de la posición de Annual y la posterior retirada y rendición del fuerte Arruit. Es la mayor debacle sufrida por un ejército colonial europeo en el territorio africano. No se sabe con seguridad el número de muertos, pero la cifra más aproximada ronda los 12.000 hombres.

f20¿Qué pasó en Annual?

El general Martínez Silvestre cruza el río Almerkan y se acerca a las colinas de Annual, que era la zona donde se encontraban las cabilas más belicosas del Rif, como las de Tesaman y los Beni Urriaguel de Abd el Krim.

Ante el avance del ejército español, las cabilas contraatacan. El veintiuno de julio conquistan el fuerte de Igueriberi y al día siguiente el campamento de Annual. Así fue relatada la retirada:

“Se abandona la posición con todos sus elementos, sin órdenes, sin instrucciones, con prisas, sin conocer ni plan ni dirección, revueltas las fuerzas, confundidas, sin jefes, puede decirse acosadas por el enemigo, y sin más idea visible que la salvación individual, por la huida, vergonzosa en unos, inexplicable en otros y lamentable en todos, siendo inútiles los esfuerzos de unos cuantos para contener esta avalancha que tan impremeditadamente se había dejado desbordar…

Es imposible hacer la descripción exacta de esos momentos de pánico, descrito de tan diversos modos por los diferentes testigos, que de ello no se saca más que una triste impresión”.

Nador se encontraba solamente a trece kilómetros de Melilla. Se rinde a los rifeños el tres de agosto. El nueve de agosto, una columna de tres mil hombres dirigida por el general Felipe Navarro, que había resistido un asedio de trece días en el monte Arruit, es masacrada.

f19Se derrumbó todo el frente en sólo veinte días, dándose el caso de que algunas posiciones fueron abandonadas sin haber sido hostigadas.

El general Fernández Silvestre encabezó una serie de decisiones erróneas desde el punto de vista militar. Se adentró en el Rif sin tomar las mínimas precauciones, estableciendo posiciones defensivas aisladas e inconexas, lo que unido a la ausencia de suministros básicos a la tropa que carecía incluso de agua, llegando a beberse su propia orina, careciendo de alimentos, falta de munición, de calzado adecuado…, todo esto generó una masacre entre los soldados a manos de los rebeldes rifeños.

Abd el Krim hace prisioneros a unos seiscientos soldados españoles. El jefe de las cabilas solicita un rescate de un millón de pesetas a cambio de liberar a estos soldados. La respuesta de Alfonso XIII fue negativa, añadiendo el siguiente comentario “qué cara es la carne de gallina”.

Es difícil explicar esta derrota, pues las tribus rifeñas no eran muy numerosas, ni estaban bien armadas, aunque si contaban con fusiles construidos en Europa.

El ejército español no contaba con la suficiente preparación y las tropas en general estaban mal equipadas. A pesar de esto, esta derrota solo es posible entenderla por los grandes errores del mando del ejército español en África, con un plan excesivamente ambicioso y precipitado.

El informe Picasso se convirtió en una dramática sucesión de muestras de incompetencia militar, de cobardía y desorganización, reveló el desastre en toda su crudeza y no escatimó en detalles sobre los vicios y corruptelas del Ejército

El ejército español contaba en esas fechas en Melilla con 25.790 hombres, de los cuales unos 5.000 eran tropas indígenas y casi la totalidad de estas tropas indígenas desertaron y se unieron a los rifeños.

Algunos historiadores consideran que la actuación del general Fernández Silvestre se debió a que se había sentido menospreciado al nombrarse como Alto Comisionado en Marruecos a su compañero, el general de división, Dámaso Berenguer, y no él.

Sin embargo, otros historiadores, entre los que me encuentro, consideramos que siguió las órdenes directas de Alfonso XIII, saltándose la cadena de mando. Esto fue lo que le llevó al desastre y a su propio suicido para salvar el papel del rey.

CONSECUENCIAS EN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA

El impacto en la sociedad española de la derrota de Annual fue brutal, no sólo por la derrota, sino por la cantidad de muertos que generó. Era preciso determinar las responsabilidades y las negligencias, que se habían producido. Para dirigir la investigación se nombra al General de División, Juan Picasso González.

Este general estaba destinado en el Consejo Supremo de Guerra y Marina y era el representante militar español en la Sociedad de Naciones. Era tío del pintor Pablo Picasso. Su nombramiento levantó bastante oposición, porque se consideraba que su trabajo era salvar el honor del ejército, acallar las responsabilidades de los políticos y salvar el papel del rey Alfonso XIII, que tuvo una participación muy directa en el desastre.

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Antes de darse a conocer el informe Picasso, muchas personas y bastantes políticos consideraron que este informe sólo buscaba distraer y alargar la situación, para que este desastre se fuera olvidando con el transcurso del tiempo.

Indalecio Prieto, diputado socialista por Bilbao decía lo siguiente:

“Quien quiera enterarse de lo ocurrido en la zona de Melilla, por esta información había que dedicar un par de años de lectura, no se enterará de nada y acabará por perder la cabeza: veinte generaciones de ratones harán sus nidos en esta montaña de papel, He aquí en qué parará toda la depuración de responsabilidades a través de las investigaciones oficiales”.

Indalecio Prieto llegó incluso a referirse al general Picasso como “el constructor del panteón del olvido”. Todos eran escépticos con la actuación del general Picasso. En el periódico La Libertad en su edición del seis de septiembre del año 1921, el periodista Luis de Tapia publica unas coplillas que decían:

Si en telegramas o cables.
Oís decir que Picasso.
Va a encontrar responsables
No hagáis caso.
Los errores fueron ciertos;
Pero en asuntos de guerra, a las causas y a los muertos se les echa tierra…..
¡La plancha será no chica
Si en buscar en lo alto da.
Si Picasso en lo alto pica, marrará.

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A pesar de las serias dudas de la labor que debía realizar el general Picasso, éste hizo un intenso trabajo de nueve meses, escribiendo un detallado expediente, que iba mucho más allá del típico informe judicial. Este informe supuso un ejercicio de memoria, para cuya realización se emplearon fuentes orales, documentales y de todo tipo, con la debida prevención y una pulcra metodología.

Indalecio Prieto que había fustigado anteriormente al general Picasso en una intervención de noviembre de 1922, agradece al presidente haber llevado el expediente al Congreso y dice lo siguiente. “mi más ferviente, mi más rendido, más obligado todavía que además tiene la virtud de que nadie pudiera poner la mácula de sospecha de una adulación al dignísimo general del Ejército español que ha instruido este expediente”.

En otra intervención de Indalecio Prieto dice lo siguiente: “Hemos sentido la amargura de ver en ellas ratificado con el sello indiscutible de la imparcialidad y de la documentación, una síntesis admirable donde campean el mérito y la claridad de exposición. El mejor relato moral lo hace este hombre verdaderamente insigne, este ciudadano, que se llama don Juan Picasso”.

El objetivo de dicho informe era recuperar la memoria de aquellos días y salvarla para el futuro. Además de su valor judicial, lo debemos considerar como un gran trabajo de memoria histórica muy contrastado.

El informe es recogido por parte de la clase política con variedad de opiniones. El sector político crítico con dicho Expediente lo formaban los partidos de la derecha, que habían estado gobernando esos años, pues pone en evidencia el desastre de su gestión y además pensaban que se les podía pedir responsabilidades políticas. En este sector de la derecha política estaban los conservadores y los liberales.

INICIO DEL PROCESO DE INVESTIGACIÓN

El general Picasso conocía bien la realidad de Marruecos, tanto de su terreno geográfico, como de sus gentes, pues poseía una Laureada obtenida en el conflicto de Melilla en el año 1893.

El general Berenguer, que era el Alto Comisionado en Melilla, solicita al ministro de la Guerra, el vizconde de Eza, el nombramiento de un oficial general, para que investigase los hechos y depurase las responsabilidades por el desastre de Annual.

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Se publica una Real Orden, el cuatro de agosto de 1921, por parte del ministro de Guerra, donde se nombra al General de División Picasso para la investigación del desastre de Annual que contaría con la ayuda del auditor de Brigada Juan Martínez de la Vega.

Coincide este nombramiento con la dimisión del gobierno presidido por Allende Salazar. Alfonso XIII nombra a Antonio Maura como presidente del gobierno y éste nombra ministro de la Guerra a Juan de la Cierva.

Picasso solicita al general Berenguer los planes de operaciones el quince de agosto, para saber cómo había actuado el general Fernández Silvestres (este general era amigo íntimo de Alfonso XIII). El general Berenguer traslada un escrito, el veinte de agosto, al ministro de la Guerra, solicitando instrucciones si dar o no dar los planes de operaciones ya que no se considera autorizado para darlas al general Picasso y además muestra sus reticencias a entregárselos.

El veinticuatro de agosto hay una Real Orden, en la que se prohíbe el acceso al general Picasso a los planes de operaciones y a las disposiciones al respecto del Alto Comisionado y exige al general Picasso que sus investigaciones debían limitarse a los hechos realizados por los jefes, oficiales y tropas, nada más.

f14El general Picasso muestra en carta enviada al ministro de la Guerra, el treinta y uno de agosto, su total desacuerdo con el Real Orden y plantea la posibilidad de poder investigar todo lo sucedido y considera que: “… Dicho sea en el mayor respeto, no parece sujeto proporcionado a mi representación”, ya que consideraba Picasso que la Real Orden de cuatro de agosto le daba facultades para “… Con arreglo al artículo 762 del Reglamento de Campaña… esclarecer los antecedentes y circunstancias que concurrieron en los sucesos de este campo… sería insigne sutileza concretar las responsabilidades a sucesos incidentales, consecuencia natural u obligada de los errores y desaciertos del mando”.

El general Picasso muestra su queja por estas restricciones y así por ejemplo cuando critica duramente la retirada de Annual dice: “….y en ese momento aparece un punto oscuro, que no se ha podido dilucidar en la información gubernativa por la limitación impuesta al juez instructor y a la que con tanta frecuencia nos hemos tenido que referir…, relacionada con un telegrama del Alto Mando”. Y continúa: “Vine a la ingrata comisión que desempeño animado de la mejor conformidad, acometiéndola con empeño superior a mis fuerzas y, desde luego, ratifico que entró en mi ánimo, deliberadamente, envolver en las actuaciones al Alto Mando, por prestigio del mismo, por deber de justicia y por respetuoso afecto; pues si de algo tengo que tildarle es, en mi opinión, de condescendía; y por ello he tomado como punto de partida de mis indagaciones el suceso lamentable y significativo de Abarrán”.

En la misma carta, el general Picasso solicita que se le relevase de la investigación de los hechos sucedidos en Annual y se le permita continuar su trabajo como representante militar español ante la Sociedad de Naciones.

A pesar de esto, el general Picasso se traslada a Melilla y hace declarar a setenta y siete personas que habían participado en Annual. Tras nueve meses de trabajo, regresa a Madrid, el veintitrés de enero de 1922, con un expediente formado por 2.433 folios. El general entrega el expediente, el dieciocho de abril de 1922, y un resumen al ministerio de la Guerra.

El general Picasso tenía presente en todo momento que los testigos tenían la prioridad no de favorecer la depuración de responsabilidades o esclarecer la verdad de los hechos, sino evitar en la medida de lo posible que les salpicara la investigación y salvar sus responsabilidad.

Por Real Orden del veintiuno de abril, se entrega el expediente Picasso al Consejo Supremo de Guerra y Marina. También se proporciona el expediente Picasso al fiscal militar, José García Moreno, el veinticuatro de abril. Éste lo devuelve al Consejo Supremo el veintiséis de junio, pronunciándose de la siguiente forma:

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pasar lo actuado al reunido, en Sala de Justicia, por haber hallado indicios de responsabilidades penales, solicitando ratificar todos los testimonios y subsanar las deficiencias halladas; abrir expediente para detallar méritos y recompensas; y comunicar lo actuado al Ministerio de la Guerra”.

El fiscal togado, Ángel Romanos, remitió, el veintiocho de junio, un escrito al Consejo identificándose con el informe del fiscal militar. El fiscal militar, José García Moreno resumía su conclusión sobre la derrota de Annual de la siguiente manera: “… Se debió a la negligencia e irresponsabilidad del Alto Mando”.

f12Se reunió el Consejo Supremo en pleno, el seis de julio, acordando pasar lo actuado a la recién constituida Sala de Justicia. Rechaza la formación de expedientes de recompensas y remite al Ministerio de la Guerra una copia del expediente, del informe del fiscal militar y de los acuerdos del Consejo.

Ese mismo día, reunido el Consejo Supremo de Guerra y Marina, presidido por el general Aguilera, decidió procesar a treinta y nueve militares por negligencia o abandono de su deber en Annual, además de los treinta y siete oficiales que aparecían imputados en el propio expediente Picasso. Entre los encausados se incluía al general Dámaso Berenguer, que era Alto Comisionado en Marruecos cuando ocurrieron los hechos, a quien el Expediente Picasso no acusaba, pero del que se criticaba la estrategia que había seguido.

Así el diez de julio, el pleno del Consejo Supremo acuerda el procesamiento del general Dámaso Berenguer, pidiendo al Senado el suplicatorio correspondiente dada su condición de senador, y por esta razón el general Berenguer dejó el cargo de Alto Comisario.

Se acuerda no procesar a ningún civil en ese mismo auto por no corresponder a la jurisdicción del Consejo, por lo que quedaron fuera del sumario el presidente del gobierno en ese tiempo. Manuel Allendesalazar y el ministro de la Guerra Juan de la Cierva.

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El informe Picasso se convirtió en una dramática sucesión de muestras de incompetencia militar, de cobardía y desorganización, reveló el desastre en toda su crudeza y no escatimó en detalles sobre los vicios y corruptelas del Ejército, concluyendo claramente, que habían sido los principales causantes de la debacle, junto con los errores estratégicos del mando.

El general Picasso sintetizaba el informe de esta manera:

“En resumen: hemos sido, como de costumbre, víctimas de nuestra falta de preparación, de nuestro afán de improvisarlo todo y no prever nada y de nuestro exceso de confianza; y todo ello constituye, a juicio del declarante, una grave responsabilidad, que el país tiene derecho de exigir a todos; porque si es cierto que las autoridades e incluso ex Ministros han visitado el territorio y encontrado todo perfectamente, y que el Mando ha felicitado por los resultados alcanzados, que después se desplomaron como un castillo de naipes, no lo es menos, por desgracia, que la oficialidad, en su misión de preparar el instrumento que ha de usarse para combatir, ha olvidado que cuando por medios que podrán tener excusas, pero que eran graves, obtuvo ventajas materiales, prometió solemnemente dedicar todos sus esfuerzos, en primer término, a mejorar la condición de soldado y la capacidad del Ejército, y ha dejado incumplida esta promesa, en perjuicio de la Patria, que necesita, no un Ejército que se sacrifique, sino un Ejército que triunfe, preparándose en los periodos de paz, porque en la guerra no se aprende nada”.

LAS MEDALLAS DE ANNUAL

Uno de los aspectos que llamó la atención del general Picasso es la gran petición de condecoraciones y de ascensos solicitados por méritos de guerra, que se demandaron a pesar del desastre de Annual.

Picasso reconoció algunos méritos en la defensa de algunas posiciones, pero señalaba grandes prevenciones y decía lo siguiente “los militares de cualquier clase no aleguen por servicio distinguido el regular desempeño de su obligación…, pues si tantos creen haberse comportado tan esforzadamente, no se comprende entonces la consumación de la catástrofe en las condiciones que los hechos relatan”.

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Picasso y su investigación permitieron que muchas de las condecoraciones solicitadas fueran denegadas y aquellas que fueron concedidas alcanzaron gran valor, a pesar todo, se evitó el clientelismo y la picaresca en este tipo de condecoraciones.

Veamos un ejemplo de solicitud de condecoración y fue el caso de la defensa del pozo número dos de Tistutin. Este pozo estaba custodiado por los cabos Jesús Arenzana y Rafael Lillo junto a cuatro soldados. Así es el relato que se presentó:

El cabo Arenzana relató la heroica defensa del pozo, un pacto con los rifeños que duró mientras hubo agua y una hábil retirada hacia territorio colonial francés, en la cual fueron descubiertos por dos rifeños, a los que dio muerte el propio cabo. Sus compañeros ratificaron dicho testimonio.

El general Picasso se creyó este caso y propusieron el ascenso de estos seis hombres. La opinión pública los trató como héroes y se solicitó la Laureada para el cabo Arenzana.

El periódico ABC, en noviembre del año 1922, los trató de héroes y decía “Del veintiocho de julio al dos de agosto resistieron de forma inverosímil, llegado el último extremo, reuniéndose los seis defensores con su jefe, y relevándole de toda responsabilidad, inutilizaron las armas y el motor del pozo y se internaron en la zona francesa, después de haber pasado grandes peligros y penalidades”.

Sin embargo, a finales de 1922 se iba a conocer, que la verdad era muy diferente a la relatada por el cabo Arenzana y entre todos habían creado una gran mentira. Lo cierto es que se habían rendido sin resistir, además de pagar cien pesetas, para que los llevaran a la zona francesa.

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El informe Picasso en el congreso

El Congreso se había mostrado muy crítico con la actuación del ejército y su intento de ocultación de los hechos. Por eso, muchos diputados pedían la creación de una Comisión de Investigación de los hechos y destacaba el diputado socialista Indalecio Prieto. El presidente del gobierno, el conservador José Sánchez Guerra, ante las presiones que recibía, decidió entregar el expediente Picasso al Congreso.

LA PRIMERA Comisión Parlamentaria de Responsabilidades

Se forma una Comisión Parlamentaria de Responsabilidades, que recibe el nombre de los “Diecinueve”. El tres de noviembre del año 1922, el ministro de la Guerra remitió al Presidente del Congreso de los Diputados una relación de testimonios deducidos del expediente y una serie de documentos y telegramas considerados de interés.

El trece de noviembre se reciben siete documentos más. Durante ese mes hubo grandes debates en el Congreso sobre el informe Picasso y sobre lo ocurrido en Melilla.

Estos debates transcienden a la prensa, así como algunos hechos de la derrota de Annual, que indignaron a la opinión pública, sobre todo al conocer el real número de muertos que en algunos casos se cifraban en 12.000 muertos españoles.

Se producen fuertes debates en el Congreso los días veintiuno y veintidós. El diputado socialista, Indalecio Prieto acusó directamente al rey Alfonso XIII de lo sucedido, como jefe del Ejército y del Estado. Los monárquicos y los conservadores intentaban defender al rey y el buen nombre del ejército

Ante las acusaciones que se vertían en estas sesiones parlamentarias, el presidente del gobierno, Sánchez Guerra, decidió presentar su dimisión ante el Congreso de los Diputados diciendo:

“Señor Presidente del Congreso de los Diputados: en vista de la actitud de las minorías, digo a S.S. que la sesión no puede continuar porque no hay Gobierno, pues yo me marcho desde aquí a Palacio a presentar la dimisión”.

f8Para sustituirlo, Alfonso XIII nombró al liberal Manuel García Prieto. Sin embargo, el debate sobre las responsabilidades políticas por la derrota de Annual siguió. El Congreso se convirtió en una auténtica pesadilla para el rey, con el asunto de las responsabilidades debatiéndose abiertamente en comisiones y discursos.

LA SEGUNDA Comisión Parlamentaria de Responsabilidades

Se constituyó la Segunda Comisión de Responsabilidades el diez de julio de 1923, formada por 21 diputados, que debía emitir una resolución en veintiún días.

El general Berenguer, que era Alto Comisionado en Marruecos en esa época, fue llamado a declarar ante la Comisión el siete de agosto.

Se niega a la Comisión las actas de la Junta de Defensa Nacional, el día once de agosto.

Esto hace entender que el propio rey estaba implicado en el desastre, de ahí la negativa de la entrega de la documentación. Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos y la falta de acuerdo de los miembros de la Comisión, acordaron convocar el Pleno de la Cámara para el dos de octubre y que se efectuase una votación general sobre el asunto.

Sin embargo, el Pleno nunca llegó a reunirse, pues el trece de septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, da un golpe militar, disuelve el Parlamento español y proclama la Dictadura con el visto bueno del rey, finalizando así el proceso de depuración de responsabilidades.

EL EXPEDIENTE PICASSO Y LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

Cuando se produce el golpe militar gobernaba, Manuel García Prieto del Partido Liberal, que contaba con mayoría absoluta con 222 escaños sobre los 437 que formaban el Congreso y había sido elegido, en las elecciones de abril de 1923, y había obtenido el 54,28% de los votos.

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El general Miguel Primo de Rivera en el manifiesto que hizo público para justificar el golpe de Estado, aludió: “a las pasiones tendenciosas alrededor del problema de las responsabilidades... El país no quiere oír hablar más de responsabilidades, sino saberlas, exigirlas pronta y justamente, y esto lo encargaremos, con limitación de plazo, a Tribunales de autoridad moral y desapasionados de cuanto ha envenenado hasta ahora la política”.

No es aventurado afirmar, que el expediente Picasso tuvo mucho que ver en ese golpe realizado por el general Primo de Rivera, pues el golpe militar se produjo en buena medida para frenar la labor de unas Comisiones de Investigación, que partieron del exhaustivo informe del general Picasso, empleándolo además como fuente fundamental para juzgar los hechos.

El golpe de Estado de Primo de Rivera sería la respuesta de los militares, que con él venían a considerar responsables a todo el sistema político.

Al día siguiente del golpe, toda la documentación de la Comisión Picasso que se encontraba en el Congreso de los Diputados fue requisada. De esta forma, Alfonso XIII consigue evitar sus responsabilidades.

Paraliza la Comisión de Responsabilidades y apuesta por la impunidad del Ejército, que se materializa en las amnistías, que desde febrero de 1924 se conceden a Navarro, Cavalcanti, Araujo, Berenguer, Lacanal y Tuero.

Para justificarse, se permitió que siguiera la actuación del Consejo Supremo de Guerra, para así evitar, que se dijera que el golpe militar intentaba tapar el escándalo sobre la actuación de Alfonso XIII en el desastre de Annual.

El Expediente Picasso califica de negligente la actuación de los generales Dámaso Berenguer que era el Alto Comisionado en Marruecos y el general Felipe Navarro segundo Jefe de la Comandancia General de Melilla y de temeraria la del general Manuel Fernández Silvestre.

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Ante la duda que se planteaba sobre la actuación de algunos de los componentes del Consejo Supremo, se procedió a sustituir a aquellos miembros más críticos por otros adictos al Dictador. Como consecuencia de estos cambios, su presidente, el general Aguilera presentó su dimisión en marzo del año 1924, para no ser cómplice de la situación.

Se emite la sentencia, en junio de 1924, y en dicho fallo se declara absuelto al general Felipe Navarro que era el segundo jefe de la Comandancia General de Melilla y el general Dámaso Berenguer que era Alto Comisionado en Marruecos cuando se produjeron los hechos, recibió una pena leve, que consistía en la separación del servicio y el pase a la reserva.

El cuatro de julio de 1924, Alfonso XIII decreta una amplia amnistía para todos los implicados en el desastre de Annual, incluido el general Dámaso Berenguer. El rey Alfonso XIII acabaría nombrando un tiempo después al general Berenguer jefe de su casa real.

Se daba carpetazo con esta sentencia al asunto de las responsabilidades sin ninguna consecuencia. La factura que tuvo que pagar el rey por intentar poner fin a su pesadilla personal, al final resultaría muy costosa, pues la decisión de unir su suerte a la del Dictador y a la de la Dictadura, lo llevara al exilio siete años y medio después.

La Asamblea Nacional, en el año 1927, exigía enjuiciar la política general desde el uno de julio de 1909. Como consecuencia, se lleva a cabo una importante búsqueda documental que afectaría en gran medida a Marruecos. De nuevo, pasa a la actualidad el informe Picasso y Primo de Rivera deposita en el Congreso, lo que ha logrado reunir de dicho informe, creándose la Tercera Comisión de Responsabilidades.

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Esta Comisión fue un fracaso, pues se le negó toda la información reservada o había sido retirada previamente, con lo cual las investigaciones quedaron en nada

LA SEGUNDA REPÚBLICA Y EL EXPEDIENTE PICASSO

Convencido de que Primo de Rivera quería destruir el expediente, el diputado Bernardo Mateo Sagasta Echeverría, que era el presidente de la segunda Comisión de Investigación, se llevó el expediente de los archivos del Congreso y lo ocultó en la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos, de la que era director.

En este lugar, permaneció hasta el advenimiento de la Segunda República, cuando Mateo Sagasta devolvió el Expediente al Congreso en el año 1930.

El rey fue procesado y condenado in absentia en las Cortes, entre los días diecinueve y veinte de noviembre, por la Comisión de Responsabilidades. Esta condena se produce no sólo por el propio Expediente Picasso, sino por la documentación que se obtuvo en el registro domiciliario de José Antonio Primo de Rivera que era hijo del Dictador.

El Dictador, Miguel Primo de Rivera, tras abandonar el poder, y salir de España camino de París llevaba varias maletas de documentos. El Resumen elaborado por el propio Juan Picasso fue enviado a las Cortes y fue publicado en el año 1931, al igual que los informes de la Comisión de Responsabilidades.

EL INFORME PICASSO EN LA ACTUALIDAD

El informe Picasso fue recuperado en su totalidad y transferido al Archivo Histórico Nacional en el año 1990. El Expediente Picasso propiamente dicho consta de 10 piezas y 2. 418 folios. Todo este contenido ha sido digitalizado y puede consultarse en el Portal de Archivos Españoles, donde aparece como “Información Gubernativa instruida para esclarecer los antecedentes y circunstancias que concurrieron en el abandono de posiciones del territorio de la Comandancia General de Melilla en el mes de julio de 1921”.

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Junto con el Expediente Picasso, el Archivo Histórico Nacional contiene una pieza íntimamente relacionada, que incluye testimonios obtenidos con posterioridad, por parte de los prisioneros españoles implicados en el desastre de Annual y liberados años más tarde. Tiene como nombre “Causa en única instancia instruida por el Consejo Supremo de Guerra y Marina para depurar las responsabilidades en que pudiera haber incurrido el Mando con motivo de los sucesos desarrollados en el territorio de la Comandancia General de Melilla en los meses de julio y agosto de 1921”. Esta causa posee 39 piezas separadas, todas ellas públicamente accesibles.

f3Alfonso XIII y el desastre de Annual

Durante los veintiocho años del reinado de Alfonso XIII siempre intervino en la vida política del gobierno, no asumiendo que era un rey bajo una Constitución y la cual le marcaba cual era su papel, sin embargo, esto no lo aceptó nunca. Su intromisión en los asuntos militares fue de forma continua y persistente.

Recordemos lo que dijo el uno de enero de 1902:

“En este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de suma transcendencia tal como están las cosas, porque de mi depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que les que de esta situación.

La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc.

En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puede ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera.

f2Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España”.

Alfonso XIII tenía una pobre formación política, pero fue consciente, de que el papel del Rey había quedado reducido a una función institucional. Sin embargo, esto nunca lo asumió Alfonso XIII y, creía que solo una monarquía con capacidad de acción política podría evitar el avance del republicanismo, que crecía visiblemente, reforzado por los movimientos socialista y anarquista.

Lo grave del tema de la derrota de Annual para Alfonso XIII era su íntima amistad con el general Manuel Fernández Silvestre, que seguía directamente las órdenes que le daba el rey. Debemos saber, que fue este general el que lanzó la ofensiva sin ninguna preparación y sin los medios necesarios, de ahí el fracaso de la operación.

El general Manuel Fernández murió en la misma mañana, que se produjo la desbandada en Annual. Parece ser que se suicido tras pegarse un tiro, de esta forma protegía a su amigo Alfonso XIII del deshonor.

El apoyo que da Alfonso XIII al golpe militar de Primo de Rivera, en un momento que era cuestionado su f1papel, no solo por las fuerzas políticas, sino por cada vez más amplias capas de la población española, viene a corroborar, que su apoyo al golpe, era un pacto con ellos, para limpiar sus responsabilidades junto con las del propio ejército español, que una vez más había mostrado su mala calidad militar y la corrupción que le carcomía por dentro.

OTROS ASPECTOS DEL INFORME PICASSO

La derrota de Annual fue el mayor fracaso de un ejército colonial europeo en África. Sin embargo, otros países también sufrieron grandes derrotas, Gran Bretaña fue derrota en la batalla de Isandhlawana y esto sólo provocó una acusación contra el primer ministro Disraeli, por haber descuidado los asuntos de Sudáfrica.

Italia fue derrotada en Adua y provocó la caída del gobiernos Rudini, pero apenas hubo más consecuencias.

El general Picasso murió en cinco de abril de 1935 y lo único que apareció en prensa, fue alguna esquela con un par de días de retraso y sin ninguna referencia al principal motivo de su fama.

El general Picasso adquirió la fama pero hemos de saber, que contó con la inestimable ayuda del general Aguilera, presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina. También jugaron un papel muy importante muchos de los subordinados del general que trabajaron con él.


BIBLIOGRAFIA

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La Porte Fernández-Alfaro, Pablo. “El desastre de Annual y la crisis de la Restauración en España (1921-1923)”. 2003, Moreno.
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Palma Moreno, Juan Tomás. “Annual 1921. 80 años del Desastre”. 2001. Almena. Madrid.

El desastre de Annual de 1921 y Alfonso XIII. El informe Picasso