viernes. 19.04.2024

‘¿No sería genial si el próximo torneo de Wimbledon y todos los demás eventos de Grand Slam, el partido final fuera el femenino?’ Es lo que se preguntan los autores de un artículo publicado en el 'British Journal of Sports Medicine' en el que instan a acabar con el “sexismo estructural” en la programación de eventos deportivos.

La igualdad de género sigue siendo una asignatura pendiente en el deporte profesional. Los deportes femeninos continúan recibiendo mucha menos cobertura mediática que los deportes masculinos y, como en otras esferas de la vida, en ocasiones las deportistas de élite son tratadas como “ciudadanas de segunda clase”.

Aunque en el deporte se han logrado avances sustanciales en materia de igualdad siguen persistiendo barreras estructurales que perpetúan la discriminación. El doctor Klaus Gebel y la profesora asociada Melody Ding, de la Universidad Tecnológica de Sydney, junto con la profesora Nanette Mutrie, de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, denuncian que la programación desigual en las grandes competiciones deportivas “perpetúa la jerarquía de género”.

Sostienen que los organizadores de los principales eventos deportivos “tienden a favorecer a los atletas masculinos programándolos para competir en el horario de máxima audiencia” de las televisiones. Eso genera mayores ingresos para los deportistas en sueldos y recursos. “La menor visibilidad de las atletas femeninas perpetúa un círculo vicioso de menos financiación, recursos y oportunidades”, afirman.

En las Olimpiadas, por ejemplo, este sesgo de programación ha ido una constante si bien hubo avances en Tokio 2020. En los anteriores Juegos de Río de Janeiro de 2016, se programaron 25 horas de competencia para eventos masculinos el último domingo (horario de máxima audiencia), pero solo 2 horas para eventos femeninos. En otras competiciones deportivas como tenis, tenis de mesa y voleibol de playa, los dos últimos eventos son la final de mujeres y hombres, en ese orden.

“Esto perpetúa una jerarquía de género en la que la final femenina se considera el 'calentamiento' hacia el supuesto clímax de la competición, la final masculina”, afirman.

Lo que es doblemente pernicioso, porque no solo perjudica a la carrera profesional de las deportistas, sino también por el mensaje que se lanza a las mujeres para la práctica saludable del deporte. A nivel mundial, las niñas y las mujeres realizan menos actividad física y ejercicio en comparación con los niños y los hombres.

“Es hora de desafiar la jerarquía de género en el deporte y demostrar explícita y orgullosamente que los logros de las atletas femeninas son tan valiosos como los de los atletas masculinos”

Por ello, los autores del artículo hacen un llamamiento al Comité Olímpico Internacional y a todas las principales federaciones deportivas del mundo que organizan eventos en los que compiten tanto hombres como mujeres, para alternar el orden de las finales de hombres y mujeres entre los torneos y dar mayor visibilidad al deporte femenino.

“Es hora de desafiar la jerarquía de género en el deporte y demostrar explícita y orgullosamente que los logros de las atletas femeninas son tan valiosos como los de los atletas masculinos”, subrayan, y agregan que “cambiar la jerarquía de género en los deportes implicará un compromiso a largo plazo” de todos los agentes implicados.

Las deportistas de élite, “ciudadanas de segunda clase” en las grandes finales