sábado. 20.04.2024
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Tanto expertos como principiantes. Todos estamos expuestos a sufrir un accidente de escalada. Existen publicaciones que analizan en detalle causas de accidentes reales. Factores que lo desencadenaron, cómo evitarlos y sus consecuencias. Pero pocos se centran en un aspecto que por desgracia cada vez está más de actualidad: la responsabilidad penal o civil entre la propia cordada.

Imagina que estás realizando una escalada en cordada de dos. Te toca asegurar. Tu compañero escalando de primero comete una imprudencia y se produce una caída con lesiones.

¿Te puede denunciar tu compañero de escalada?

¿Se conocen casos en los que se haya producido este tipo de denuncias?

SI

Mi compañero de cordada me ha denunciado por vía de lo penal.

Si la escalada es un deporte de riesgo, a partir de ahora contad con que existe un riesgo adicional. El riesgo legal. Ahora hay que preocuparse de que en caso de una caída con lesiones, el escalador vaya a denunciar al compañero que le aseguraba, tanto si la caída es por imprudencia del que escala, del que asegura o simplemente la mala fortuna.

Antes de asegurar a tu compañero, asegúrate de que tienes un seguro de responsabilidad que cubra tanto la vía civil como la penal.

¿Estás seguro de que tu federación te lo proporciona?

Inicio con éste una serie de artículos donde trataré de contar mi experiencia. Un recorrido lleno de dificultades que abarca ya un período de más de tres años. Desde el día que recibes la llamada de la guardia civil (dos años después del accidente), la declaración en el cuartel de la guardia civil, la reconstrucción del accidente, la federación, la búsqueda de abogado, etc.

Espero que esto de denunciarse entre compañeros de escalada no se convierta en algo habitual. Pero viendo la popularidad que está teniendo la escalada y la gran masificación que está sufriendo, no me extrañaría que cada vez se vea más este tipo de situaciones.

La federación y la guardia civil están sorprendidos por la novedad de la situación. Es la primera vez que ven una situación donde un escalador denuncia a su compañero de cordada, o al menos eso me dijeron a mí.

Entras en un camino de dificultades e incertidumbre donde te puedes encontrar completamente perdido, además sabiendo que tú no tuviste la culpa del accidente.

Piensas en la federación, para ver si tienen algo con lo que asesorarte o un seguro de responsabilidad penal y civil. En la web de la Federación Madrileña (FMM) está muy detallado el procedimiento para hacer uso del seguro de accidentes. Pero no hay nada claro sobre denuncias. Llamas por teléfono. Te dicen que hay que enviar un email. Pero tú necesitas un abogado en dos días. Después del email se ponen en contacto contigo. Pero no ayudan en nada. Al reves, muchas pegas y dificultades, con un trato que deja que desear. Cosa que no me pasó con la Federación Española, con la que al final me tuve que poner en contacto. Y fue todo lo contrario, una maravilla en el trato y en la ayuda prestada. Pero te tienes que buscar la vida. Me tuve que buscar la vida.

Espero que contar mi experiencia te sea de utilidad, si por desgracia te ves en la misma situación. Que te ayude a no encontrarte tan perdido como yo lo estuve.

EL ACCIDENTE

Mi primera intención era centrarme únicamente en el tema de la denuncia. Pero creo que la información del accidente también es útil, ya que sirve para aprender de un tipo de errores que se subestiman en la escalada clásica o de autoprotección. Por otro lado mi compañero hace falsas acusaciones y últimamente me llega a través de algunas personas la versión que están contando. Donde me acusan de ser el culpable de lo sucedido, cosa que es totalmente falsa.

Hay mucha gente que no he vuelto a ver desde el accidente y otros no se han atrevido a preguntar. Así que muchos no han tenido la oportunidad de saber lo que realmente pasó. Ahora hay gente que está recibiendo una versión falsa, que imagino que han ideado con el fin de apoyar su decisión de denunciarme.

QUÉ PROVOCÓ EL ACCIDENTE

En la escalada deportiva la vía está equipada. Cuando oyes de una caída de primero donde el escalador golpea el suelo o una repisa, las suposiciones iniciales pueden ser: O el grigi (dispositivo que permite asegurar la escalada de manera asistida o semiautomática) no ha detenido la cuerda por un mal uso del mismo (existen accidentes causados por este motivo, incluso en rocódromo). O el asegurador tenía una comba excesiva. O la vía está mal equipada con los seguros a una distancia incorrecta.

En la escalada clásica o de autoprotección la vía no está equipada. La decisión de dónde proteger depende exclusivamente del escalador de primero, lo que añade posibles causas adicionales:

  • Los seguros han saltado de la pared: no han soportado la fuerza del impacto o estaban mal colocados.
  • Si se asegura con cesta (dispositivo de aseguramiento no asistido): la cuerda ha deslizado, el asegurador no estaba sujetando el extremo pasivo.
  • El escalador está demasiado alejado del último seguro que puso. La cuerda no le puede detener y cae hasta el suelo o a una repisa. Una situación que se produce más veces de las que crees y es como si estuvieras escalando sin cuerda. Básicamente estas escalando en solo-integral y muchas veces sin ser consciente de esto.

Esta última situación es la que se produjo en nuestro accidente.

El escalador estaba en el primer largo. Aún cerca del suelo. Se había alejado excesivamente del último seguro y la cuerda no pudo detener la caída.

La cuerda no tenía absolutamente nada de comba. Me dí cuenta de que estaba alejándose excesivamente. Le avisé repetidas veces de que pusiera otro seguro. Me aseguré bien de tener la cuerda justa y estar totalmente pendiente de la progresión de mi compañero, con bastante miedo de que se produjera una caída.

QUÉ SE PUEDE HACER PARA EVITARLO

Es una situación que ha provocado bastante accidentes. Sin ir más lejos hace poco todos hemos recibido la triste noticia de un escalador fallecido por esta misma situación en la Rivas Acuña de la Punta Maria Luisa en Galayos (una vía fácil).

En la escalada clásica es muy habitual ir en cordada de dos, muchas veces en sitios bastante solitarios. No hay testigos. Es la palabra de uno contra la del otro. Caldo de cultivo para las denuncias. Situación perfecta para que tu compañero decida denunciarte con falsas acusaciones.

En escalada clásica nos acostumbramos a realizar largos con alta exposición, muchas veces no hay manera de proteger. En la Pedriza te puedes encontrar largos en los que no puedes proteger en 12 o 15 metros (imagínate caer ahí, aunque no llegues al suelo, son 30 metros de caída por placas y repisas).

Esto puede que a la larga derive un exceso de confianza que inconscientemente nos hace subestimar la importancia de proteger bien los primeros metros de un largo.

En la escalada clásica o de autoprotección es vital proteger bien los primeros metros del primer largo o al salir de una repisa. En estos primeros metros los seguros tienen que estar a muy poca distancia unos de otros.

Cuando el primero tiene una caída, no cae el doble de la distancia al último seguro. Cae más del doble, mucho más de lo que te esperas. Hay que tener en cuenta la flexibilidad de toda la cadena de seguridad: la elasticidad de la cuerda (10% en estatico, 30% en dinamico, en algunas marcas), el arnés del asegurador, el arnés del escalador, etc.

Si pones el primer seguro a dos metros del suelo o de la repisa y te alejas dos metros más antes de poner el segundo, ya estás a cuatro metros del suelo, parece que lo justito para únicamente rozar con los pies si caes. No es así. La caída sería bastante más de cuatro metros. Sin duda vas a golpear el suelo en caso de caída con esa disposición de seguros.

Solo hay una forma de evitar este tipo de accidentes

Vigilar muy bien la distancia de entre seguros durante los primeros metros.

La distancia entre el primer seguro y el segundo tiene que ser menor que la distancia del primer seguro al suelo o repisa.

Lo mismo aplica a los siguientes seguros. La distancia del siguiente seguro siempre tendría que ser menor que la distancia hasta el suelo del último que has puesto (la distancia entre el tercer y segundo seguro menor que del segundo seguro al suelo y así sucesivamente, cada vez puedes ir separando más).

¿Qué puedes hacer cuando ves que tu compañero sigue subiendo y subiendo, cada vez más lejos del último seguro que ha puesto que aún está cerca del suelo?

En mi caso lo que hice fue avisarle. Insistir repetidas veces en que pusiera un seguro antes de seguir subiendo más (era una vía de fisura donde entraba de todo). Comprobar constantemente que no hubiera nada de comba extra. Estar totalmente pendiente de la progresión del compañero (tienes que estar preparado para darle cuerda rápidamente si lo necesita, pero sin introducir nada de comba). Estar prevenido para alejarte hacia atrás todo lo que puedas en caso de caída. En este escenario no se puede dinamizar la caída, si cae la prioridad es evitar que llegue al suelo. Pasar miedo. Estar en tensión. Porque sabes al 100% que si tu compañero cae, va a golpear el suelo.

Pero quién no se ha visto en una situación en la que te está costando la horrores el paso. Agobiado, en lugar de pararte a proteger en una posición incómoda, piensas que mejor subir un poco más para encontrar buena postura en la que proteger.

¿Te niegas a seguir escalando con él si sigue protegiendo de esa forma el inicio de los largos? Cuántas veces nos han dicho o hemos dicho cosas como…

aquí controlo… es fácil… que no, que aquí no me voy a caer… yo soy el que voy de primero yo decido donde proteger… además si pasa algo, me pasa a mi…

Pues no es así. Si le pasa algo a tu compañero, tu también recibes tu parte. Cierto que el que asegura sale sin ningun rasguño. Pero si tu compañero cae al suelo mientras lo aseguras, te va a afectar. Mucho más de lo que imaginas. Vas ha estar muy mal durante mucho tiempo. Te vas a plantear si mandar a la mierda el tema de la escalada. El que escala de primero sufre las posibles lesiones, pero el que asegura también sufre consecuencias.

Así que protege bien. Nada de alejes al inicio de largo. Si no lo quieres hacer por ti y tu seguridad, hazlo por tu compañero, que te está asegurando.

Mi opinión es que en clásica no se debería escalar con mentalidad de deportiva. De conseguir sacar la vía en libre, a vista, sin reposar en un seguro, sin acerar.

Escalar bien en clásica no es hacer grado, es saber valorar el riesgo de cada situación. Mirar hacia abajo y valorar si aquí te podrías permitir una caída. Valorar las consecuencias de una caída en cada situación.

Si ves que aquí las consecuencias de la caída serían golpear el suelo porque a esta distancia la cuerda no va a actuar, no es momento de intentar sacar en libre ese paso difícil. No hay pegues. Habría un único intento con consecuencias fatales si fallas. Si lo ves complicado, te cuelgas del seguro y proteges bien el largo. Ya podrás intentar en libre pasos difíciles más arriba, cuando el suelo esté lejos y te puedas permitir varios pegues. Cuando las consecuencias de caer son simplemente caer y no golpear el suelo.

CÓMO FUE EL ACCIDENTE

El accidente se produjo en la Pedriza en las fisuras cimeras de La Camorza Menor. Para llegar al pie de estas fisuras primero hay que escalar uno o dos largos de placas, donde se llega a una terraza bastante cómoda, casi como si estuvieras a pie de vía.

Fue en la fisura de la derecha de 6a+ (o 6b). Estábamos entrenando para un viaje a Yosemite y las fisuras las hacíamos con cuerda simple y grigri, que es como se hace el Big Wall y como se escala en Yosemite.

Hay un descuelgue de argollas en la pared, pero es para la vía de la izquierda. Aquí se monta reunión justo enfrente de la fisura con un lazo en un puente de roca en el suelo. Montarlo en las argollas sería una imprudencia porque queda muy lejos y sin haber empezado a escalar ya se tendría excesiva cuerda en la cadena de seguridad (cuanta más cuerda en el sistema más se va a alargar por la elasticidad).

La monté en el puente de roca a pesar de que mi compañero me dijo que por qué no montarla en las argollas. Pero en ese tipo de cosas no cedo. Todo el que escala o ha escalado conmigo sabe que me tomo muy en serio los temas de seguridad.

Mi compañero al empezar la vía puso un lazo en un cuerno de roca que está como a un metro de altura. Primer seguro que aunque no sirve para evitar golpear en la terraza de la reunión, al menos en caso de caída no cargas el impacto directo contra la reunión y evitas salir rodando por la placa. La terraza aunque comoda y amplia, tiene inclinación hacia abajo.

Después de haber puesto dos friends bastante seguidos mi compañero empezó a tener dificultades, le estaba costando bastante. Siguió subiendo y ya tenía el último seguro algo por debajo de los pies. Viendo que le estaba costando bastante le insistí varias veces— «¡oye! ¿no puedes poner ahí otro seguro?« .

Yo empezaba a estar tenso y con miedo. Se estaba alejando mucho del último seguro y aun así seguía sin meter un friend. Por ese motivo yo estaba más alerta que nunca. Totalmente pendiente de su escalada. Verificando que no hubiera nada de comba y preparado para dar cuerda rápidamente en cuanto lo necesitara para progresar.

Le seguí insistiendo varias veces en que mejor metiera un friend, pero no me hacia nada de caso. Hubo un momento que ya decidí mejor callarme y no insistir más. No quería ponerle nervioso. Sobre todo viendo lo que le estaba costando la escalada y que no me contestaba ni me decía nada, como si no me escuchara.

Lo que me dejó completamente acojonado es que mi compañero, teniendo ya el seguro algo alejado por debajo de los pies, vió un apoyo lateral para el pie, arriba a la derecha y fuera de la fisura, que desde abajo no parecía muy bueno. Decidió subirse antes de meter un cacharro. Es uno de esos pasos en los que subes un montón el pie y luego te incorporas totalmente sobre el apoyo.

Lo recuerdo perfectamente porque yo estaba alucinando al ver, que con el aleje que ya tenía, decide subir más en lugar de meter un cacharro en la fisura.  «¡Encima que tiene el último seguro debajo de los pies, va y da esa pedazo zancada!» . Se alejó un montón del seguro.  «¡si es que se va a acabar el largo sin poner nada!» .

En ese punto yo veía que si se caía golpeaba el suelo al 100%. Así que estaba totalmente pendiente, controlando que no hubiera nada de comba. Aunque no estés escalando y te toque asegurar, pasas miedo cuando ves que tu compañero se mete en una situación difícil o peligrosa.

Consiguió equilibrarse bien sobre el apoyo. Se puso completamente de pie y tranquilo fuera de la fisura, apoyado sobre el borde del espolón y con las manos más libres. Me tranquilicé un poco.  «bueno… ya está… ha encontrado un buen apoyo… está tranquilo.. ahí ya puede poner un friend sin problemas» . Pero cuando fue a echar mano del friend, se le resbaló el pie y calló.

Yo estaba preparado para reaccionar echándome hacia atrás todo lo que permitiera el cabo de anclaje en la reunión. En esta situación no se puede dinamizar, es preferible hacer un frenado estático a que golpee el suelo. La prioridad es que no pique suelo.

El grigri bloqueó la cuerda, creo que hasta pude recoger un poquillo de cuerda mientras me echaba hacia atrás todo lo posible. Pero mi compañero golpeó el suelo.

La cuerda se quedó completamente tensa, como la cuerda de un violín. De hecho, mi sensación fue que la cuerda llegó a quitar algo de fuerza al impacto. Como si la elasticidad de la cuerda hubiera llegado a actuar un poco. Como si el llegar al suelo se hubiera debido al estiramiento de la cuerda absorbiendo algo de impacto. No me pareció un choque tan violento. Pensé que no le había llegado a pasar nada grave.

Se quedó de espaldas en el suelo, en una postura complicada, muy pegado a la pared, con las piernas dobladas contra ésta. Lo primero que me vino a la cabeza es que se había destrozado los tobillos o tendría alguna fractura en las piernas. Pero no se hizo nada ni en los tobillos ni en las piernas, que fue lo primero que impactó contra el suelo.

EL RESCATE

Subí hasta pie de la pared, donde había caído. Le preguntaba si se encontraba bien. No me contestaba. Cuando llegué a su altura, me quede aterrado. El suelo se estaba empezando a llenar de sangre que salía del casco. Mi compañero boca arriba con los ojos abiertos, en blanco, se le movían a toda velocidad. Le temblaba la cara como si tuviera un ataque epiléptico. Llevaba casco, pero pensé que igual no había sido suficiente y tendría una fractura de cráneo. Pero tampoco. Solo era un rasguño. Creo recordar que ni siquiera se hizo una brecha.

Empecé a llamarle a gritos para ver si conseguía que recuperara la consciencia. Pensé que se había destrozado el cráneo y moría allí mismo. Recuperó la consciencia. Estaba totalmente desorientado. Me respondió dando un grito, como cabreado por los gritos con los que yo le llamaba. Le dije que por favor no se moviera.

Siempre escalo con el móvil en el bolsillo, sobre todo si son vías de varios largos como en este caso. En seguida empecé a llamar al 112 mientras mi compañero seguía recuperando la consciencia.

Mi compañero empezó a moverse. Cierto que se había quedado en una postura bastante incómoda. Pero siempre dicen que no muevas al accidentado, que si tiene una lesión medular se podría agravar. El insistía en incorporarse. Yo pensé en hacer una almohada con la cuerda, porque se había quedado boca arriba pero con la cabeza hacia atrás en favor a la pendiente de la terraza. Le seguía insistiendo en que por favor no se moviera, pero el seguía haciendo esfuerzos por incorporarse mientras yo intentaba que no lo hiciera.

Me llaman del 112 para pedir detalles de ubicación y del estado del herido. No sabía cómo convencer a mi compañero de que no se moviera. Así que aproveché para intentarlo mientras hablaba con el 112. Delante suyo les comuniqué que mi compañero estaba tratando de incorporarse. Me dijeron que no se moviera. Recuerdo bien que le dije:  «mira, los del 112 me dicen que te quedes aquí, que no te muevas» . Una pena que esas conversaciones no queden grabadas, porque en su declaración él cambia esta situación.

Se terminó de incorporar con las manos, sentado y empezó a desplazarse hacia abajo hasta la reunión. Igual viendo que no se quedaba quieto le ayudé un poco, intentando que no se hiciera más daño moviéndose él solo. La terraza está en pendiente hacia abajo, eso ayudaba. Recuerdo que la cuerda estaba tan tensa que hasta que tuve que desbloquearla del grigri para que pudiera llegar hasta la reunión.

Mientras esperábamos el helicóptero, se encendió un pitillo y empezó a decirme que no sentía las piernas. Yo no quería ponerme en lo peor y le decía que igual se le habían quedado quedado algo dormidas por el golpe.

Siempre me quedará la duda de si con todo ese movimiento, con una lesión medular, lo que hizo fue empeorar más aún la lesión.

Los bomberos del GERA tardaron muy poco en llegar y la verdad es que hicieron un trabajo excepcional, super organizado y super rápido. Tenemos unos equipos de rescate impresionantes en la Comunidad de Madrid.

Me es difícil valorar la distancia de la caída. No soy bueno calculando distancias y más en una situación tan tensa, pero serían entre 4 o 6 metros.

Una muestra de como estaba protegida la vía es que los de GERA recuperaron los friends sin tener que escalar. Subiendote en el cuerno de roca y alargando la mano alcanzabas sin problemas el último friend, como subirse a una silla para alcanzar una estantería. De hecho, yo mismo me ofrecí a hacerlo pero no me dejaron.

Me preguntaron si yo podía bajar rapelando y se llevaron a mi colega en el helicóptero.


Después de dos años me llega una llamada por teléfono de la Guardia Civil del Puerto de Navacerrada.

En los siguientes artículos contaré cómo se inicia el tema de la denuncia y los problemas con la Federación Madrileña de Montaña.


Esta es la primera parte de una serie de publicaciones acerca de la denuncia que presentó mi compañero de cordada contra mí por un accidente de escalada. 

Puedes leer la 2ª parte en