jueves. 25.04.2024
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Paseo marítimo A Coruña

Son las tres de la tarde. Es un caluroso día de verano, y mi padre ha hecho arroz para comer, con verduras y un poco de limón. El ventilador está puesto a máxima potencia. Mi padre enciende la televisión y pone las noticias, como cualquier día. 

La noticia que abre el telediario se presenta a sí misma como una noticia jugosa, que dará de que hablar. No tiene ningún tipo de miramientos, ninguna humildad en ocultar su intención. Orienta y sugestiona, desde la misma formulación del titular, lo que la población española debe discutir durante los siguientes días. Dice así: “La polémica sobre el consumo de carne domina hoy el panorama político”. 

Detengámonos un momento a reflexionar sobre este titular, aparentemente simple. ¿Qué es el panorama político? Unos dirán que el panorama político es, simplemente, aquello de lo que hablan los políticos. Esta definición es muy simple y encierra una trampa. Si el panorama político solo es lo que hablan las figuras más relevantes en política de nuestro país, todo de lo que no hablan queda fuera de los titulares. No forma parte del terreno de las discusiones y debates, no forma parte de la opinión pública, no tiene relevancia. Si el panorama político es solo de lo que hablan los políticos, la política quedaría reducida a contestaciones prefabricadas sin ningún tipo de trascendencia. Como la de Pedro Sánchez, orgulloso de comer chuletones. 

Pero el panorama político es otra cosa.  Es un conjunto de reacciones y discusiones, de realidades y subjetividades- visibilizadas o no por los medios de comunicación, generalmente no- sobre la situación actual del país a nivel cultural, ideológico, económico o represivo. Realmente el panorama político actual no está dominado, como se dice en el titular, por el consumo de carne, sino por un asesinato, por un brutal asesinato homófobo que acabó con la vida de un chico llamado Samuel. 

Y es que los informativos, como su propio nombre indica, no deberían orientar a la población hacia un debate o discusión social fabricada a conciencia, sino lo contrario, informar de una discusión previa, de un debate previo que se ha tejido desde la opinión pública, desde las redes, desde la misma población. En otras palabras, un titular que empieza formulándose con “el panorama político es dominado por…” sin que ello haya sucedido todavía, no es un titular informativo, sino sugestivo. Es a partir del titular mostrado por todos los medios de comunicación por lo que esta discusión empieza a aflorar entre la gente, y no al contrario.  

Porque lo que estaba en boca de toda la población, lo que ha movilizado a las calles, lo que ha causado miedo, rabia, deseo de justicia y reflexión sobre nuestros principios no es el comentario de Garzón sobre la reducción del consumo de carne – una acción valida, necesaria y ya sabida desde hace años- sino un asesinato homófobo que ha sacado a la luz la violencia reaccionaria que se está cociendo a fuego lento en uno de los países con más tasa de aceptación LGTB+ del mundo. Lo que está en boca de la opinión pública es la regresión de los derechos de los colectivos no hegemónicos, la autodefensa o la vindicación de la cuestión de si la realidad LGTB+ es respetada o no todavía. También la posible vinculación entre la agresividad reaccionaria en las calles y el discurso de un partido político con una mentalidad que acoge al franquismo del siglo pasado. Esto es lo que está en boca de la gente.

Y sí, el consumo de carne es algo sobre lo que debatir. No solo su reducción- el comentario de Garzón es tímido y casi conservador en este sentido- sino su total eliminación. Pero no es esto lo que está en la boca de la gente, no es esto por lo que la gente está saliendo a las calles. Es otra cosa. Por lo tanto, un titular como el de “La polémica sobre el consumo de carne domina hoy el panorama político” es falso. Lo que ocurre es que desde las esferas mediáticas se presenta este tema como algo que pretende dominar el panorama político, cuando este está realmente dominado por una discusión sobre la homofobia creciente. Y esto es diferente. Muy diferente. 

¿Qué pasaría si los medios de comunicación recogiesen realmente los comunicados, las movilizaciones, las opiniones y los debates abiertos a raíz del brutal asesinato de Samuel? Probablemente la opinión pública pondría en un aprieto a los representantes políticos, que tendrían que posicionarse directamente, huir del discurso intrascendente y de gabinete y mostrar, en muchas ocasiones, su poca vinculación con las movilizaciones actuales. Probablemente todo seguiría igual, pero más expuesto, más visible. Habría más espacio para moverse, para quejarse y para asegurar que se escucha. Pero el espacio siempre estará restringido si el catalizador de la voz no quiere dar el megáfono. 

Cuando no se quiere dar el megáfono o por qué no es momento de debatir sobre el consumo...