miércoles. 24.04.2024
las fallas

Es fácil de entender. La primera fotografía que encabeza este artículo pone en evidencia una aberración que hoy sería imposible publicar por razones de salud pública. La imagen nos muestra a un médico estadounidense de la década de los sesenta, sonriente y recomendando el placer de fumar (sí, habéis leído bien) con esta frase: "La mayoría de los médicos prefieren Camel antes que otras marcas de cigarrillos". A su lado, otra imagen nos muestra a varias falleras y falleros protegiéndose con mascarilla en un momento en que las fallas ya están plantadas en casi todas las calles y la fiesta a punto de comenzar del 1 al 5 de septiembre. 

Con este breve artículo, no pretendo ser un aguafiestas sino sólo plasmar el deseo de que no se produzca un solo contagio de COVID-19 a pesar de que los casales falleros y las carpas callejeras estén a punto de abrirse. Igualmente, desearía que transcurridos muchos años, nadie hiciera como yo con el médico que recomienda fumar, y denunciara la decisión de que en plena pandemia por coronavirus (mientras se salía con esfuerzo de una quinta ola), las autoridades valencianas permitieran celebrar en 2021 unas fiestas multitudinarias, con la excusa de que era necesario quemar los monumentos falleros a fin de que los talleres pudieran vaciarse para poder trabajar de nuevo. ¿A nadie se le ha ocurrido que las fallas también pueden quemarse en espacios acotados y con medidas de seguridad como se hace en tantas actividades profesionales para quemar residuos? 

La mejor medida de prevención que hoy debería aplicarse en València sería un nueva supresión cautelar de las fiestas

Llenar de fallas la tercera ciudad de España me parece aberrante cuando aún hay enfermos de COVID-19 en las UCI, cuando aún no está vacunado el 100% de la población (es sabido que con el 70% es imposible alcanzar la inmunidad de rebaño debido a la virulencia de la variedad Delta), y cuando es una incógnita cuál será la repercusión en contagios (o no) de la campaña turística estival que mañana finaliza. Esta decisión me parece tan absurda —a pesar de que se hayan impuesto unas restricciones severas que muchos incumplirán— como lo sería repartir tabletas de chocolate entre los niños de un colegio para fomentar su asistencia a una charla sobre la prevención de las caries infantil.

Mas que restricciones que regulen los festejos falleros, la mejor medida de prevención que hoy debería aplicarse en València sería un nueva supresión cautelar de las fiestas (como ya se hizo en marzo, y luego en la Feria de Abril y en los Sanfermines), es decir, hacer caso de las recomendaciones de los expertos en sanidad y no supeditar la salud pública a ningún interés o presión que no se contemple desde una perspectiva epidemiológica. 

No olvidemos que a principios de abril la tasa de incidencia acumulada en la Comunitat Valenciana  bajó a 34,92 casos (éramos la comunidad con más baja incidencia del país), mientras que hoy, aunque la tendencia siga a la baja tras la debacle de la quinta ola, aún estamos muy por encima de los 200 casos.

Lo siento por los falleros. Soy valenciano. Disfruto con las fallas. Pero en esta ocasión he plasmado mi opinión más como médico que como articulista. 

¿Qué tiene que ver un anuncio de tabaco con las Fallas?