jueves. 28.03.2024
NUEVATRIBUNA.ES / I.G.C. 18.10.2010

“Tengo grabados los despachos de la calle Atocha y de Españoleto 13 y a aquellos vecinos que soportaban la incomodidad de encontrarse las escaleras llenas de gente con necesidad de refugiarse en algún lugar seguro”.

Con estas palabras, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, rememoró este lunes su etapa como abogado laboralista en el acto de presentación del primer volumen Materiales para el estudio de la abogacía antifranquista publicado por la Fundación Abogados de Atocha y por Comisiones Obreras de Madrid.

En 1977, Bono llevó la defensa de Luis Javier Benavides, uno de los asesinados en la ‘matanza de Atocha’ por un comando de ultraderecha en el que resultaron muertas cinco personas. A ellos se dirigió para honrar su memoria: “Ellos han sido y son un ejemplo. Éramos antifranquistas para dejar de serlo cuanto antes”, aseguró. El dirigente socialista recordó cómo esos despachos se convirtieron en “refugio y lugares de asilo frente al franquismo y la policía del régimen” y explicó que a pesar de ser muy pocos en número su trabajo fue fundamental en el desarrollo de la Transición. “Se puede decir con más o menos fervor, pero la libertad no podía venir de quienes se aprovecharon de su ausencia. Aquel régimen no era soportable y algunos españoles, menos de los que se dice, tuvieron que soportar sus costuras”, añadió.

El estudio coordinado por los historiadores José Gómez Alen y Rubén Vega, forma parte de un proyecto más amplio sobre el papel que jugaron los abogados laboralistas en su lucha por la justicia democrática. “Se trata de poner en valor el papel que jugaron a partir de los años sesenta”, aseguró el director de la Fundación, Raúl Cordero.

El trabajo parte de un pormenorizado estudio de las fuentes documentales y de los archivos en todo el territorio nacional. En este primer volumen se plasman seis semblanzas biográficas –entre ellas, la de José Federico de Carvajal- cuyos protagonistas “representan -según Gómez Alen- a toda la abogacía antifranquista por su nivel de compromiso sociopolítico y su capacidad profesional”. La segunda entrega incluirá extractos de entrevistas de otros tantos abogados, como es el caso de Cristina Almeida.

Gómez Alen explicó que este libro tiene su origen en el “enorme vacío” detectado en la bibliografía sobre este aspecto de nuestra historia, un vacío que “había que llenar”, lo que se ha conseguido hacer después de tres años de trabajo y de recorrido por los archivos. Al mismo tiempo, según Gómez Alen, se ha querido cumplir un objetivo “más social”, el del reconocimiento público al colectivo de abogados laboralistas.

Para el secretario general de CCOO de Madrid, Javier López, la obra es "una referencia ineludible" y "patrimonio" de todos los trabajadores. "Hemos pasado de la memoria incómoda al camino de revisionismo y a una cultura de la videomemoria, que acelera imágenes, pero que no nos hace entender la Historia. Documentos sobre la abogacía antifranquista son esenciales para entender este país, entender la historia y acometer el presente y el futuro", dijo.

Se trata, según López, de un trabajo “absolutamente necesario” que se ocupa de todo lo que ha formado parte de “una memoria oscura u oculta”, cuando en este país, que “vivíamos pero no conocíamos”, había que recurrir a lugares como iglesias o universidades para escuchar a gente como Joaquín Ruiz Giménez o Gregorio Peces Barba. Una “memoria silenciada” que, como señaló Alejandro Ruiz-Huerta, uno de los abogados que sobrevivió a la matanza de Atocha, 55, pasó a ser “memoria incómoda”.

Por su parte, el secretario de Estudios de CCOO, Rodolfo Benito, ha felicitado a la Fundación Abogados de Atocha y a los autores de este trabajo, explicando que los servicios jurídicos de CCOO, que tanto prestigio tienen en la actualidad, tienen mucho que ver con la “irrupción” de los abogados laboralistas en España. “Hablar de los abogados laboralistas es hacerlo de la propia historia de CCOO”, ha afirmado Benito, que ha animado a persistir en este trabajo en los archivos para que se mantenga la memoria.

La última palabra ha sido para Antonio Montesinos, fundador junto a María Luisa Suárez, José Jiménez de Parga y José Esteban, en 1965, del primer despacho laboralista de Madrid, el de la calle de la Cruz. Montesinos ha querido restar mérito a estos profesionales para dárselo a los trabajadores, que fueron los que dieron lugar al nacimiento de los despachos de abogados laboralistas.

CCOO recupera la memoria silenciada de los abogados antifranquistas