jueves. 28.03.2024
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Estamos en una época de deficiencias ideológicas, parece como si la ideología política que después se debe  estructurar en una praxis de estrategia política, aplicable mediante diversas tácticas, es algo que no está de moda. Hoy nos estamos acostumbrando al predominio del puro tacticismo en unos partidos dominados por pequeñas cúpulas decisorias en muchos casos con planteamientos alejados de las necesidades de quienes dicen representar o con propuestas faltas de rigor.

La situación es especialmente grave en el campo de la izquierda alternativa. Hay que recordar, como describe Enric Juliana en su libro “Aquí no hemos venido a estudiar”, que en el PCE clandestino se dieron debates estratégicos que duraron más de dos años, cosa hoy día  inimaginable. Desgraciadamente la izquierda alternativa como tal izquierda es prácticamente inexistente, su lugar está ocupado por populismos radicales poco vinculados a la realidad de quienes dicen representar. Dirigidos por unas cúpulas que recuerdan el “despotismo ilustrado” desvinculadas orgánicamente de la realidad social. Y que a pesar de que las derechas los acusen de comunistas no tienen nada que ver con lo que fue durante muchos tiempos la praxis del movimiento comunista en los países occidentales. El PCE y el PCI fueron partidos arraigados en las fábricas, en los sindicatos, en los barrios, entre los profesionales y los intelectuales, en fin en la vida social. De todo aquello ahora no queda nada ni hay intención de hacerlo.

Cómo decía Gramsci las ideas no viven sin organización. Y organización quiere decir militancia organizada, debates internos de abajo arriba y de arriba a abajo. Con vinculación de la militancia a la realidad social que permita un conocimiento real de las prioridades y la realidad de la gente, y debates a fondo de las varias posibilidades de abordar la solución de los problemas diferenciando lo importante de lo superfluo, y priorizando lo urgente. Todo esto hoy está ausente de la política de la izquierda alternativa que parece más preocupada en dar titulares a los medios de comunicación, mientras la existencia de ciudadanía organizada no parece ser  una de sus prioridades.

Gramsci definía en el “Príncipe Moderno” el nuevo modelo de partido con el concepto de “intelectual colectivo”. En el actual desierto de intelectuales colectivos destaca una organización que es quizás el único referente claro de intelectual colectivo de la izquierda organizada existente hoy. Me quiero referir a la Confederación Sindical de CCOO. Con cerca de un millón de personas afiliadas en el conjunto del Estado y unos 97.000 delegados y delegadas sindicales es la organización social más estructurada y con un constante debate en las diversas estructuras de la organización, lo cual comporta un flujo constante de contrastación de la realidad y na “praxis” adecuada.

Sin un “intelectual colectivo” en la izquierda política alternativa no hay alternativa política seria ni real

La organización de CCOO tiene una profunda capilaridad en todos los ámbitos laborales y económicos, tanto sectoriales como territoriales de España. Lo cual le da una capacidad de conocimiento y de actuación no solamente sobre de la realidad laboral, sino también de la social y económica del país. Ya desde su nacimiento CCOO ha querido ser algo más que un sindicato por eso se define como movimiento sociopolítico. Cuando se iniciaron las crisis del PCE el sindicato supo evitar las rupturas internas e iniciar un largo camino hacia la autonomía plena como organización de la izquierda social. Hoy CCOO es una organización unitaria y  plural situada dentro del ámbito de la izquierda pero con unos planteamientos y directrices plenamente independientes de interferencias partidistas.

Durante el último mandato de Ignacio Fernández Toxo el sindicato hizo todo un proceso de repensarse y actualizar su papel sindical en  la sociedad, que finalizó con una profunda renovación del sindicato representada en el nuevo Secretario General Unai Sordo.

El papel del sindicato hoy no es solo el de la negociación en el seno de las empresas sino en el conjunto de la vida social donde se desarrolla la vida de las clases trabajadoras. Solo en el tema salarial hay diversos  componentes al margen de la nómina, el salario directo, el diferido, el salario social, etc. Y esto vincula la actuación y la intervención del sindicato sobre políticas de todo tipo como pueden ser las políticas públicas económicas, sociales, de servicios públicos, de prestaciones sociales, impositivas y laborales. Es decir el trabajo sindical ya no puede limitarse al terreno de la empresa donde trabajan los trabajadores sino en todos los aspectos de su vida.

El sindicato es una fuente de documentación de propuestas en muchos y variados campos puesto que tiene que dar respuesta a toda la amplia gama de la concertación social que como se ha expuesto no puede quedar  situada sólo en el ámbito laboral. Así CCOO tiene propuestas elaboradas muy diversas  como puede ser  la necesaria participación de los trabajadores en la gestión de las empresas ( vieja máxima de Marcelino Camacho “la democracia debe entrar en las empresas”), o propuestas muy fundamentadas y rigurosas sobre pensiones o reforma laboral, pero también por ejemplo como su último Informe presentado sobre un término tan actual como  “La vivienda de alquiler en España” con propuestas concretas para garantizar el derecho a una vivienda adecuada, digna y asequible para la mayoría, que ya querrían para sí algunos partidos políticos, incluyendo los del gobierno.

El sindicato hace propuestas cuidadosas fruto del estudio, y de la elaboración y el debate a partir del conocimiento de la realidad social, economía y laboral existente debido a su amplia implantación social. Pero el sindicato no es sólo un “intelectual colectivo” por su elaboración teórica ni por sus debates internos sino fundamentalmente por su “praxis” organizativa permanente entre la elaboración teórica y su actuación constante en la gestión del conflicto y la concertación en los ámbitos concretos y en los generales.

En la actualidad el sindicato está inmerso  en su proceso congresual que está comportando la actualización de sus propuestas en las diversas organizaciones territoriales y federativas y en una amplia renovación de las estructuras de dirección, a la espera de culminar el proceso en el Congreso de la Confederación Sindical.

En este sentido podemos decir que es un modelo para el conjunto de la izquierda y especialmente puede servir de ejemplo y punto de referencia si se quiere en algún momento construir un espacio real de la izquierda alternativa hoy prácticamente inexistente. Sin un “intelectual colectivo” en la izquierda política alternativa no hay alternativa política seria ni real.

CCOO “intelectual colectivo” de la izquierda