jueves. 25.04.2024
tangana

El reciente escándalo protagonizado por la Catedral de Toledo, C. Tangana y Nathy Peluso, al hilo de la grabación del vídeo Ateo”, ha traído cola. Las sensuales imágenes del trabajo musical se han llevado por delante al deán de la catedral de Toledo, Juan Miguel Ferrer, que ha presentado su dimisión tras una feroz campaña contra él en las redes sociales. La presión también ha sido “analógica” a través del arzobispo primado, Francisco Cerro Chaves, de multitud de sacerdotes y de las capas más ultras de la Iglesia toledana.

Imagen2De hecho, en la noche del pasado domingo se realizó un rezo colectivo a las puertas de la catedral para limpiarla de impurezas. Además, de cara al próximo día 17, el arzobispo ha publicado que “a raíz de los acontecimientos recientes, quiero unir a esta celebración una invitación a la conversión, reparación por los pecados y purificación que requiere este tiempo de gracia y renovación interior, y que realizaremos en un especial acto penitencial de la Misa". El arzobispo, con todo el desparpajo, usa la propia letra de la canción cuyo tema central es la conversión.

Lo sucedido, por otra parte bastante previsible conociendo a la jerarquía eclesiástica española, debería llevarnos a preguntarnos por qué la Iglesia es propietaria de las catedrales y quién decide lo que puede hacerse y lo que no en un recinto que para los cristianos primitivos era lugar de asamblea.

El sexo y la defensa de las clases desfavorecidas y la lucha contra los poderosos en la Iglesia oficial española han venido siendo temas a combatir por la jerarquía eclesiástica. Sin embargo, no podemos olvidar la complicidad de buena parte de la Iglesia “de base” durante el tardofranquismo y la Transición. Por ejemplo, en 1972 caía la cúpula de las clandestinas Comisiones Obreras en el Monasterio de los Oblatos, en Pozuelo de Alarcón, que es donde se reunía. En 1976, en los “sucesos de Vitoria”, la policía franquista desalojó de la Iglesia de San Francisco de Asís a 4.000 trabajadores en huelga reunidos en asamblea. Cinco trabajadores fueron asesinados y más de ciento cincuenta fueron heridos. Obvia comentar figuras como el padre Llanos, Paco García Salve o posteriormente Enrique de Castro. Son decenas los ejemplos de una Iglesia extraoficial, que incluso “dejaba hacer” el arzobispo Enrique Tarancón, más abucheado por los ultras que un presidente socialista en un desfile.

EL SEXO ES OTRO CANTAR

Respecto al hecho escandaloso que nos ocupa, es inabarcable la bibliografía que versa sobre el tratamiento sexual en el arte románico y gótico, incluidas las propias catedrales. Erotismo que a veces es pornografía por lo explícito de las obras y los tamaños ahí representados. La Edad Media se extendió entre los siglos V y XV y las catedrales vivieron su esplendor en la Baja Edad Media, en esos últimos tres siglos.

Las catedrales fueron el hecho propagandístico de un clero que se integraba en las nacientes ciudades con la complicidad de una nueva monarquía. Un clero que abandonaba los monasterios alejados con monjes dedicados a la oración y al buen yantar y se volvía más activo a través de las órdenes mendicantes (pedían limosna, predicaban, evangelizaban…, con franciscanos y dominicos en vanguardia).

Era un tiempo de analfabetismo muy extendido y la mejor forma de explicar todo era a través de imágenes, por lo que estas tenían que ser comprensibles. En realidad con los vídeos es lo que viene a suceder en la actualidad: mirar sin leer.

La única forma de explicar la lujuria era a través de imágenes lujuriosas. En este contexto es conocida la figura que representa a Marcolfo, un personaje deforme y con grandes genitales que podemos contemplar, por ejemplo, en una mocheta de la Puerta del Sarmental de la Catedral de Burgos. En esta misma catedral, pero en la Puerta de la Coronería podemos ver una imagen que los propios C. Tangana y Nathy Peluso representan en su baile.

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Esto es, junto a un demonio que tira a alguien desnudo, un hombre agarra del pelo a una mujer (interpretada como una prostituta), como se ve también en un fotograma del vídeo clip que mostramos más arriba.

Pero más aún, esa misma imagen se encuentra en la propia catedral de Toledo, en el mismo escenario del baile, donde un demonio arrastra a una mujer al infierno.

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LAS CATEDRALES YA NO SON LO QUE ERAN

Y es que el uso de la catedrales desde su nacimiento a la actualidad ha variado sustancialmente. La localización de estas solía ser en lugares sagrados previamente, bien de la Hispania romana, posteriormente sobre iglesias visigodas; bien del Al Andalus, sobre mezquitas.

La catedral era trabajo de todo el pueblo y todo el pueblo se daba cita en ellas. Eran el centro de la ciudad y sus actividades. En ellas se reunían comerciantes, en sus puertas se impartía justicia civil, en su interior flirteaban enamorados, muchos pastores con sus ganados y sus caballos. Las catedrales eran un no parar. En la propia catedral de Toledo, el poeta y viajero checo, Rilke, describía cómo a principios del siglo pasado andaban sueltos los perros.

Tal como explica Miguel Sobrino González, historiador de la arquitectura medieval, “la interpretación, tan extendida de que las catedrales eran prácticamente el fruto del fervor religioso en una época de oscuridad e ignorancia es falsa y empobrecedora”.

La vida de las catedrales se fue apagando en la Edad Moderna, desde la Contrarreforma y el Concilio de Trento, y se fueron alejando de la vida de ese pueblo que las construyó. Actualmente son un verdadero negocio para la Iglesia que cobra por entrar a visitarlas, que está exenta de IBI, que cobra por dar permisos para realizar videos… ¿Y por qué no devolver las catedrales al pueblo para llenarlas otra vez de vida?

Imposible finalizar sin el Extasis de Santa Teresa, que según los estudiosos fue, fundamentalmente un gran orgasmo:  “…Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos de Dios…” – Capítulo 29 de El Libro de la Vida, Santa Teresa de Jesús.

Catedrales, sexo y cintas de vídeo…