sábado. 20.04.2024
franco y mizzian
Franco y Mizzian

JESÚS ANTA ROCA | La historia que a continuación relato se aparta bastante de la línea de los artículos que sobre Valladolid público en esta Memoria de las ciudades, de Nuevatribuna, pero me parece de un gran interés para la lectora o lector de cualquier rincón de España. Y, sobre todo, creo que es un asunto absolutamente desconocido para la inmensa mayoría de la población. Sí, al final verán ustedes que Valladolid aparece en la historia, aunque un tanto tangencialmente.


Alguien me comentó que en el relato de un oscuro episodio protagonizado por Mizzian, el único general musulmán que ha habido en el Ejército Español, y amigo personal de Franco, aparece el nombre de Valladolid.

¿Pero, verdaderamente Valladolid tuvo algo que ver en la historia que voy a pasar a relatar? Tengo muchas dudas, tantas como la escasísima información que hay sobre el particular. Pero puestos a mirar, y aunque finalmente Valladolid tenga, en todo caso, un papel pequeñito en todo lo que rodeó aquello, no deja de ser una historia que tiene su interés.

Y a ella vamos.

“Mi esposa, doña María Zelija ha sido secuestrada por su padre, el Tte. General Mizzian”.

Esto escribió el capitán letrado Guillermo de Olózaga del ejército español al ministro de Asuntos Exteriores, pero Franco, una vez puesto al corriente de asunto, nada quiso saber de ello. Corría el año de 1957.


  1. El general moro
  2. Secuestro de la hija
  3. La boda 
  4. La carta de Olózaga
  5. ¿Qué pasó en Valladolid?

El general moro

Para tener una idea de quien fue el general Mizzian acudí al diccionario de biografías que publica la Real Academia de la Historia. La de este personaje la firma el historiador Jesús María Ruíz Vidondo. De su texto he destacado, por resumir, lo siguiente:

Hijo de un caíd fiel a España, jefe de la cabila de Mazuza, a la que pertenecía su pueblo natal, la dedicación a la milicia de Mizzian comenzó en 1913, cuando una vez cumplidos los dieciséis años, ingresó en la Academia de Infantería de Toledo.

Partícipe de la sublevación

Desarrolló toda su primera parte de vida militar en el ejército de África, donde en 1925, recién ascendido a comandante, comenzó su relación con Franco, entonces teniente coronel. El 17 de julio de 1936 estaba destinado en Melilla y se unió a la sublevación militar.

Una vez que la rebelión triunfó en África, el 14 de agosto aterriza en España y al mando de sus regulares toma parte de la marcha sobre Madrid.

Regreso a Marruecos

mizzian
Mizzian

Al terminar la Guerra Civil, siempre unido al general Franco, continúa su carrera militar en la que llegó a ser capitán general de Galicia y de Canarias, hasta que, en 1956, al obtener Marruecos su independencia es invitado por el rey Mohamed V para organizar el nuevo Ejército marroquí; en 1964 fue nombrado ministro de Defensa; en febrero de 1966 embajador de Marruecos en España; y en 1970, con Hassan II, de nuevo volvió a formar parte del gobierno marroquí como ministro de Estado.

En su larga trayectoria militar, obtuvo múltiples condecoraciones. Y el 27 de marzo de1975, aquejado de una grave enfermedad fue ingresado en el Hospital General del Aire, donde falleció el 1 de mayo siguiente, siendo sus restos trasladados a Marruecos.

La crueldad de Mizzian

A esta brevísima reseña biografía, algunos testimonios suman el comportamiento cruel con sus enemigos en las operaciones militares en las que intervenía con sus tropas.

A este respecto tiene una leyenda muy controvertida y una imagen bastante negativa tanto en la Guerra Civil española como cuando en Marruecos, en 1957, entonces general del ejército marroquí, reprimió la revuelta del Rif.

Según se relata en el libro “El mito de la cruzada de Franco”, de H.R. Southworth (Debolsillo, 2008), el periodista corresponsal en la Guerra Civil John Whitaker, habla de los casos en los que el general entregó a dos jóvenes españolas para que fueran violadas por un destacamento de 40 soldados; mandó bombardear un hospital de tropas republicanas; y de otras atrocidades cometidas por sus tropas en la conquista de Manresa. Noticias de las que se han hecho eco varios reportajes de prensa.

Su relación con Franco

Decíamos que la carrera militar de Mizzian estuvo muy unida a Franco, y los afectos del Dictador por el general moro eran firmes, tal como relata Francisco Franco Salgado-Araujo en su libro “Mis conversaciones privadas con Franco” (editorial Planeta, 1976). El autor del libro era primo carnal de Franco y alcanzó el grado de teniente general.

Veamos algunos pasajes del libro en los que Franco se refiere a Mizzian:

 “Es muy amante de España y también un buen musulmán, religioso y recto”.

“Esto no puede ser, es una injusticia a Mizzian, que se batió constantemente en defensa de la misión de España en Marruecos y durante nuestra guerra”.

(Este comentario viene a cuento de que, al pasarse al Ejército de Marruecos, el Consejo Supremo de Justicia Militar aprobó retirarle la paga de General español que percibía. Pero Franco intervino en favor de Mizzian, lo que, por cierto, parece que creó gran malestar en círculos oficiales españoles.)

Mizzian se portó siempre muy bien cuando perteneció al Ejército español, desde que salió de la academia; es un gran amigo al que aprecio sinceramente”.

Mizzian (a la sazón embajador de Marruecos en España) sabe simultanear el cariño a su Patria adoptiva con el que siente por la de su nacimiento. Mizzian prestó a España muy buenos servicios y eso no se puede olvidar nunca”.

Desde luego, la relación y profunda amistad entre Franco y Mizzian se reforzó a raíz de una acción de guerra en África. Así lo cuenta el diario ABC el 21 de julio de 2019: según escribe Emilio López, corresponsal de 'El Telegrama de Melilla' en Tetuán, en una crónica fechada el 3 de octubre de 1924, tras una dura escaramuza en la zona del Mitral, un moro enemigo se alza de pronto a unos cuatro metros de Franco. Pero antes de que el enemigo apriete el disparador, el capitán Mizzian, con un rápido movimiento de pistola le abatió: había salvado la vida al que sería futuro “Caudillo” de España.

Secuestro de la hija

Relatado todo lo anterior, comprenderemos mejor lo que llamaremos: “Asunto secuestro de la hija de Mizzian”.

“Entonces estalló el escándalo del general Ben Mizzian, que no apareció en la prensa, pero conmocionó los medios militares”, escribe Gabriel Cardona en su libro “Franco y sus generales. La manicura del tigre”, editado por Temas de Hoy S.S en el año 2001.

Y prosigue: “Pretendía casar a una de sus hijas con un musulmán, pero la chica, acostumbrada a vivir en España, desobedeció al padre y se casó con un capitán español. Parecía pasada la tormenta, y la pareja, al parecer invitada por el propio Mizzian, viajó a Tetuán, y en el mismo aeropuerto, el general hizo raptar a la recién casada, la envió a Tánger, y obligó a su marido a regresar a España”, -escribe en la página 177- y continúa, “La noticia corrió de boca en boca e irritó a numerosos militares, pero Franco se inhibió y la pareja no pudo volver a reunirse”.

Podemos saber algo más de los entresijos de este sorprendente asunto. Para ello volvamos al libro de “Mis conversaciones privadas con Franco”, y esto relata su autor: Pasa Franco a comentar el asunto de la boda de la hija de Mizzian y de las incidencias que ha habido con motivo de la oposición de dicho general a reconocer la boda de su hija con un católico, así como la conversación de ésta llevada a cabo con el padre Martín Artajo.

La reacción de Franco

Franco me dice:

“Le he manifestado al ministro del Ejército que no se meta en este asunto. No quiero caer en las redes que trata de tenderme el señor Gil Robles, que ha sido o va a ser nombrado abogado de esta cuestión. El marido de la hija de Mizzian me ha escrito por conducto de la secretaría y se le acusó recibo con un saluda de Felipe Polo. Por parte del novio se han sacado copias del saluda con el fin de dar al asunto mayor publicidad.

No puedo aprobar lo que se ha hecho con Mizzian, que prestó a España muy buenos servicios y que siempre ha sido muy respetuoso con nuestra religión católica (…) Se intenta meterme, lo mismo que al Estado, en un asunto en el que no se debe intervenir. Hasta que el marido de la hija de Mizzian fue con ella a Tetuán, no había en lo sucedido el menor delito para que interviniesen los tribunales de justicia. En Tetuán, el general a las órdenes del Sultán manda a su hija a Tánger y no le deja reunirse con su marido. Se trata de un asunto en territorio extranjero en el que no tenemos la mejor jurisdicción; Mizzian no está a las órdenes del gobierno de España y desea causar baja en nuestro Ejército. Que intervengan si quieren las autoridades marroquíes, pero no el gobierno de España, que jamás se ha mezclado en ningún asunto perteneciente a la jurisdicción de los tribunales de justicia, que gozan en España de absoluta independencia en su actuación.”

Según el autor, esta conversación tuvo lugar el 4 de marzo de 1957. Sabemos que Mizzian el día 22 de ese mismo mes y año causó la baja del Ejército español que él había solicitado, tras haberse incorporado al servicio del gobierno marroquí en octubre de 1956, fecha en que cesó como capitán general de Canarias.

 ¿A cuento de qué venía aquel largo comentario de Franco?

La boda 

Volvamos a algunos detalles de la vida, digamos, privada del general Mizzian.

Estaba casado desde 1925 con Fadela Amor, con la que tuvo siete hijos, seis niñas y un niño, Mustafá, que estudió en la Academia de Artillería de Segovia, pero murió en un accidente con un brasero. De sus seis hijas, dos de ellas se casaron con militares, una con un marroquí que en 1971 fue ejecutado por encabezar un intento de atentado contra el rey Hassan II, y la otra, que se casó en secreto con un Capitán español, sobrino del que era Ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín-Artajo. Esta boda se produjo cuando su padre ocupaba su último cargo español: capitán general de Canarias entre 1955 y octubre de 1956, mes en el que pasó al servicio del gobierno de Marruecos, causando baja definitiva en el Ejército Español el 22 de marzo de 1957, como más arriba ya hemos dicho.

Algunas publicaciones ponen en duda sobre si llegó a celebrarse la boda, pues relatan que Mizzian consiguió separar a los novios antes de la boda. Debe quedar claro, de acuerdo con una carta (que más adelante reproduciré) que el militar español escribió al ministro de Asuntos Exteriores, que sí llegaron a casarse.

La boda provocó las iras de Mizzian, musulmán convencido, porque para celebrarla, la hija se convirtió al catolicismo. Para separar a la pareja, el general planeó secuestrar a su hija, que se hallaba refugiada en Valladolid. Con tal fin, convenció a la pareja para que viajara a Tetuán con el pretexto de reconciliarse con su padre. Pero, a su llegada, en el mismo aeropuerto un oficial, siguiendo instrucciones suyas, retuvo a la hija enviándola a Tánger para que se casara con un poderoso marroquí al que su padre antes la había prometido en matrimonio, a la vez que expulsaban a su marido.

Aquel incidente, ocurrido en 1956, provocó hondo malestar en la oficialidad española, sobre todo por la inhibición del gobierno español, tal como más arriba hemos relatado.

La pareja en Valladolid

[Lo primero que hay que decir que la siempre citada en artículos y reportajes como “hija de Mizzian” se llamaba Zelija (quizá occidentalización del nombre árabe Zellidja), al que tal vez más tarde antepondría el de María… Pero no adelantemos detalles. Y el ya citado capitán español, Guillermo de Olózaga].

Pero, ¿estaba la pareja en Valladolid, tal como refieren diversos artículos periodísticos?

La respuesta puede ser sí y no. Es decir que parece cierto que la pareja estuvo en Valladolid, pero un tiempo muy breve, sin que haya averiguado donde residían en el momento en que emprendieron viaje a Tetuán, engañados por Mizzian. Algo que podríamos saber si dispusiéramos del historial de destinos de Olózaga.

Según el tinerfeño Evaristo Fuentes Melían (escritor y cronista canario), en su blog “Diario del Valle” ha publicado sendos artículos referidos al tema (enero de 2014 y septiembre de 2018) en los que cuenta que las hijas de Mizzián, residentes en Santa Cruz (recordemos que su padre era entonces capitán general de Canarias), aspiraban a occidentalizarse y, por tanto, trataban de llevar una vida muy europea, y tuvieron sus novios, y fue en 1955 cuando comenzaron su relación Guillermo y Zelija, que en 1956 se casaron en secreto por el rito moro en Santa Cruz. Cosa, esta última, que no encaja. Y también se hace eco del viaje de la pareja a Marruecos y el secuestro de la hija de Mizzian. Que el novio posteriormente se casó con una mujer de Las Palmas y que de la secuestrada nunca más se volvió a saber nada. Dice, igualmente, que Guillermo falleció (sin indicar la fecha), y que había nacido hacia 1934.

Pero, volvamos sobre nuestros pasos. Valladolid ha salido a colación como el lugar en el que se hallaba refugiada la pareja. Refugiada o no, lo que sí parece cierto es que estuvieron unos días en Valladolid.

Vamos a un libro tan curioso como ilustrativo para poder continuar componiendo esta historia. Se trata del libro de Juan Eslava Galán titulado “De la alpargata al seiscientos”, editado por Planeta en 2010. En él, hay un pasaje sobre esta boda. Dice en su página 292:

“El año pasado cuando (Mizzian) era capitán general de Canarias, se conocieron y se enamoraron una hija suya y un capitán del Cuerpo jurídico del Ejército destinado en Santa Cruz de Tenerife. Mizzian, que seguía profesando la religión musulmana, se opuso a que su hija se casara con un cristiano, pero no puedo evitar que los enamorados se casaran en secreto. Después de unos meses sin trato alguno con la pareja rebelde, Mizzian pareció recapacitar, aceptó la boda y para mostrar que por su parte todo estaba olvidado invitó a la pareja a un segundo viaje de novios por Marruecos. Cuando los recién casados aterrizaron en Tetuán, retuvo a la hija y envió al yerno, con una escolta, a la frontera de Ceuta. Tiempo después obligó a la hija a casarse con un moro de buena familia. (….) Y el Caudillo, ¿qué dice de todo esto? –pregunta uno de los ilustres soldados- (…) Franco se ha desentendido.”

Según este relato, la boda se celebró en 1956, y por la carta de Olózaga, sabemos que el secuestro se produjo el 23 de noviembre de ese año. Es decir, fue una de las primeras cosas que hizo Mizzian recién incorporado al servicio de Marruecos.

La carta de Olózaga

Bien, es hora de conocer con todo detalle la carta que el capitán Guillermo de Olózaga dirigió al ministro de Asuntos Exteriores. Está remitida desde el Hotel Terminus, de Palma de Mallorca el 14 de noviembre de 1959.

Esas fechas cuadran perfectamente a tenor de la carta que el oficial español dirigió al ministro de Asuntos Exteriores fechada en Palma de Mallorca el 14 de noviembre de 1959.

La carta dice así: 

“Excelencia. Con fecha 8 de abril del año 1957 fui llamado por ese ministerio, concretamente al Departamento de Asuntos Marroquíes, por el Sr. Bermejo. Este, hablándome en nombre de V.E. –según afirmó- y en relación a la carta dirigida por el entonces embajador en Rabat, Sr. Alcocer, en la cual carta rogaba asilo diplomático para mi esposa doña María Zelija Mizzian, el Sr. Bermejo, repito, me encareció pusiera en conocimiento de mi esposa –secuestrada por su padre Tte. General Mizzian- no se refugiara en la citada embajada española a causa de las consecuencias que tal hecho desencadenaría. Se me hizo saber así mismo que la citada comunicación la haría llegar este Ministerio, caso de que a mí me fuera imposible. Igualmente me hizo conocer el Sr. Bermejo el agradecimiento que V.E. me guardaría si daba mi consentimiento a la citada propuesta. Aseguró entonces el nombrado Sr. Bermejo que, en breve, no tanto como mi lógica impaciencia requería, pero sí “presto” mi esposa tornaría a mi lado.

Hoy, pasados dos años largos de esta entrevista, a raíz de la cual suspendí cuantas actuaciones tenía iniciadas o pensaba iniciar, y a punto de cumplirse, el 23 del presente mes, los tres años del secuestro de mi esposa, me permito dirigirme a V.E., para preguntarle si este compás de espera ha de prolongarse aun durante mucho tiempo o bien he de dar al olvido la referida entrevista y lo en ella hablado y puedo, por tanto, iniciar y continuar cuantas actuaciones crea convenientes para la solución de este doloroso caso.

Con el debido respeto, queda a las órdenes de V.E.

Guillermo de Olózaga”

La carta le fue remitida a Franco por el ministro. La misma pertenece a la Fundación Francisco Franco y se conserva una copia en el Archivo de la Guerra Civil en Salamanca.

¿Qué pasó en Valladolid?

Vamos a finalizar ya, pero debemos saber porqué Valladolid aparece en lo que hemos llamado “Asunto secuestro de la hija de Mizzian”.

¿Quién era el capitán Guillermo Olózaga? 

Según el libro de Eslava, se trata de un hijo de buena familia y sobrino carnal de Alberto Martín-Artajo Álvarez (1905-l979) que fue ministro de Asuntos Exteriores entre julio de 1945 y febrero de 1957, justo cuando es secuestrada la esposa de Olózaga, y razón por la que el militar español pensaría que, al amparo de la influencia de su tío, pronto volvería a reunirse con ella.

Pero ya hemos conocido la decisión del Caudillo al respecto: no incomodar a su amigo Mizzian. Una actitud que levantó ampollas entre la oficialía del Ejército, cuyos comentarios, en todo caso, no pasaron de las salas de banderas de los cuarteles.

Mas, los Martín-Artajo Álvarez tienen más que ver con los avatares de nuestra pareja de enamorados: eran ocho hermanos (cinco mujeres y tres hombres), y de entre ellos también sobresalió José Ignacio.

José Ignacio (1904-1984) se ordenó sacerdote de la Compañía de Jesús en 1937 y en 1965 alcanzó el grado de doctor ingeniero electromecánico. Fue brillante en su profesión que la ejerció sobre todo como profesor del Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI) perteneciente a la Universidad Pontificia de Comillas. Y en 1970 ingresó en la Academia de Doctores de Madrid.

Y este José Ignacio es quien nos da la clave de la presencia de Valladolid en todo este asunto, pues, siempre siguiendo a Eslava, la pareja de novios estuvo en Valladolid en 1956 haciendo un cursillo de catequesis (¿matrimonial?) que impartía el tío de Guillermo. Es aquí donde Zelija se convierte al catolicismo, sin que pueda saber si en la ciudad llegara a bautizarse e incluso casarse, añadiendo (casi seguro) el nombre de María al suyo, Zelija.

De como terminó aquella historia nada he podido averiguar, pero no es difícil hacerse una idea de que aquella pareja, tristemente, no volvió a reunirse.

El caso del general que secuestró a su propia hija