viernes. 19.04.2024

Paco, mi amor,eras un hombre bueno desde tu piel a lo más profundo de tus huesos. Eras, como decía Brecht, “Un hombre imprescindible”. Creías en una sociedad justa,solidaria e internacionalista. Odiabas las fronteras y las identidades. Odiabas los nacionalismos porque sabías, como sabemos muchos, que los nacionalismos son insolidarios y racistas y que tan malos recuerdos nos traen del maldito S.XX.

En tu libreta de bolsillo siempre llevabas estos versos de Pablo Neruda a modo de talismán que ahuyentara los malos augurios:

“Alguien que recibió la paz del héroe

 La guardó en la bodega.

Alguién robó los frutos de la cosecha ensangrentada

Y dividió la geografía

Estableciendo márgenes hostiles

Zonas de desolada sombra ciega”.

Creías en el concepto TRABAJADORES DEL MUNDO UNÍOS y por ello  luchaste hasta tu muerte ¡Maldita sea! Se llevó tu honestidad, tu lucha, tu valor, tu amor, tu pasión y tu indignación, tu lucha a muerte contra las guerras que, decías, eran el mayor crimen del capitalismo contra la Humanidad. La última  guerra en Siria fue minando tu salud. La rabia y la impotencia no cabían en tu pecho y tus pulmones se resintieron.La indiferencia de los pueblos ante las matanzas te era muy difícil de asimilar.

Hemos vivido pocas alegrías y muchas decepciones, angustias, depresiones y melancolía por lo que pudo haber sido y no fue.

Creías que todos los hombres y mujeres nacemos libres e iguales, con los mismos derechos ylas mismas obligaciones, y su único instrumento para conseguirlo era  LA LUCHA DE CLASES HASTA HACERLAS DESAPARECER. Ya sabías que eran sueños, pero tu vida no tenía sentido sin la lucha por hacer esos sueños realidad.Te fuiste sin verlo, como nos iremos todos nosotros. Pero ¿qué es la vida sin esperanza y sin sueños? Solo vacío y estupidez. Pero desde tu parcela de tierra sabes que permaneces en el pensamiento de muchas personas, algunas de ellas seguiremos tu lucha y otras te recordarán con respeto y admiración.

Todo lo que acabo de relatarte pertenece a tu esfera política, pero ¿cómo eras en tu vida privada? Tenías mal genio, cómo negarlo, pero también eras divertido.¡Cómo nos reíamos cuando recitabas algunos versos de Serafí Pitarra, tan escatológicos todos. Adorabas la música clásica y sobre todo la ópera. Escribías tus artículos escuchando a María Callas,  Lucciano Pavarotti o al tenor de los Coros del Ejército ruso. Te vi llorar cuando escuchaste que se mató junto a sus compañeros cuando viajaban en un avión que iba hacia Siria en plena guerra para ofrecer un concierto a los soldados rusos.

Amabas la poesía,tu mesa de trabajo tenía siempre a tu lado los libros de Machado, Miguel Hernández, Neruda, César Vallejo,  Martí i Pol y Espriú al que recitabas de memoria (hasta en el hospital, estando ya muy malito, estuviste recitándome sus versos, para placer mío y asombro de las enfermeras;el único placer que pudiste darte ). Y me hacías reír cuando me recitabas de memoria los versos del Tenorio. Lo hacías tan bien y tenías tanto ritmo que alguna vez te dije que podíamos dar recitales juntos.

Pero  en aquellos aciagos días en que el dolor sustituía a la esperanza sólo una cosa había que devolvía a tu rostro y a tus ojos la alegría de vivir, cuando tus hijas te llamaban por vídeo conferencia acompañadas por tu bisnieta Amaia y hablabas con ella. ¡cuánto amor tenías por la pequeña¡

Facetas tuyas que nadie conocía porque pertenecían a tu ámbito  privado y guardabas celosamente porque tu careta externa era siempre la del hombre tenso e indignado. Odiabas la ortodoxia y la burocracia y sin embargo, engañosamente,tu imagen exterior aparentaba lo contrario.

Eras una persona culta hecha a sí misma. Te gustaba cocinar y ser creativo. Mi familia y yo hemos comido platos exquisitos.

Eras una persona sensible y en tus ratos de paz componías poemas. Tenías alergia a la métrica pero tus composiciones estaban llenas de ritmo y belleza, igual cantabas a los braceros con los que trabajaste en el campo, que a los obreros fatigados por su cansancio y su dolor, que a las aguas perfumadas de tu mar Mediterráneo, o al paisaje de tu tierra, o maravillosos poemas de amor.Recuerdo un día que te dije: ¿Te atreverías a escribir un soneto?, “Déjamelo pensar”, y al día siguiente tenía el soneto debajo de mi plato.

María Zambrano dijo “La vida es ritmo”. Tú eras ritmo y por eso tus discursos (excepto cuando alguien se empeñaba en meterles  mano), tus discursos, digo, eran vibrantes.Unías en ellos ideas, razones y emociones. Y ello se debía no solo a tu talento político natural,te ayudaba tu amor por la música y la poesía.

Viajabas en el metro siempre que te era posible. Decías que solo así era posible no alejarse de la realidad que vivían  los trabajadores a los que querías defender. Nunca dejamos de vivir en el Puente de Vallecas, barrio obrero de Madrid. Decías que si eres comunista tienes que demostrarlo con tu forma de vida y con tus actos.Yo te he considerado siempre un héroe de la honestidad.

Odiabas a los poderosos, pero también a los hipócritas que utilizan el noble arte de la política para satisfacer sus ambiciones y oscuros deseos personales. Un médico me preguntó un día que si siempre estabas tan enfadado.¡Y cómo no! Eras un luchador, un soñador, y sabías que esta batalla inexorablemente la estabas perdiendo.

Cuando termino de escribir estas líneas el dolor de tu ausencia me inunda los ojos. Con mis pobres palabras no sabría expresarlo, por eso he elegido unos versos de tu admirado Miguel Hernández:

PORQUE…

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

Que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

Un hachazo invisible y homicida,

Un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

Lloro mi desconsuelo y sus conjuntos

Y siento más tu muerte que mi vida.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

Temprano madrugó la madrugada,

Temprano  estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

No perdono a la muerte desatenta,

No perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

De piedras,rayos y hachas estridentes

Sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero apartar la tierra parte a parte

Quiero escarbar la tierra con los dientes

A dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

Y besarte la noble calavera

Y desamordazarte y regresarte.

Y  REGRESARTE para siempre, amor mío…para siempre

¡que tenemos que hablar de tantas cosas

Compañero del alma, compañero!

ESPERANZA

Carta a mi amado Paco Frutos