jueves. 28.03.2024
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El capitalismo genera rechazo, movilización y solidaridad

@juanmgmmLa especulación justifica desahucios por impago o por retraso en el pago, sin pararse a mirar si a quien se va a desahuciar no tiene con qué pagar o necesita unos días para hacerlo. Es el lenguaje democrático del capital, y es tan democrático que para cumplir con el desahucio se “tira” de las fuerzas de seguridad para echar a esa persona o a esa familia a la calle. En un estado social y de derecho lo lógico hubiese sido “tirar” de los servicios sociales de la administración competente para encontrar una salida que evitara el que haya personas que se quedan en la calle por unos cientos de euros sin pagar, o por retrasarse unos días en el pago. Pero es lo bueno de la crisis, que permite agudizar hasta el extremo la perversión del capitalismo, aumentar el poder y la riqueza de los especuladores, mientras que la inmensa mayoría de la población pierde salarios, pierde derechos, pierde el empleo (que ya era precario) y finalmente pierde la casa (humilde) por no poder pagarla o por retrasarse en el pago.

Es la secuencia de miles de casos de desahucios, con el resultado de miles de familias en la calle, sacadas a la fuerza por la codicia de los especuladores y la desvergüenza de gobiernos e instituciones que lo permiten. Pero también sacadas por la fuerza y por la violencia empleada por la policía, cuyos miembros también se han visto afectados por la crisis (reducción salarial, de derechos, destrucción de empleo público) pero que prefieren ”emplearse” a fondo con sus iguales y contentar a “sus amos”, que solidarizarse con las personas a las que van a sacar a la fuerza de sus casas, aunque sólo fuera por egoísmo de imaginar que a ellos les pudiera pasar y desear contar con la misma solidaridad. Cabe decir que en la policía hay excepciones, y que sería muy deseable que cada vez hubiera más excepciones, y que les llevará a “democratizar” las fuerzas de seguridad y a poner al servicio de la ciudadanía, pues eso, su servicio.

Pero el capitalismo genera rechazo, movilización y solidaridad. La especulación también es semilla de activistas en defensa de los derechos conquistados que con la crisis quieren arrebatarnos. Quizá no tantos como sería lógico, pero son muchas generaciones soportando la presión y el miedo, y si se puede, es preferible mirar para otro lado, hasta que nos toque. El problema es cuando “nos” toca y ya no podemos mirar para otro lado. Pero la represión y la violencia contra el débil pone en marcha la “maquinaria” de la solidaridad. Cuesta arrancarla, pero una vez en marcha es imparable.

Con todo, hay respuesta contra el capitalismo, la especulación y la violencia, y cada vez más.Y los desahucios, mejor dicho, la movilización social contra los desahucios, por injustos, por inmorales y por indignos cada vez es mayor. Las personas defienden a las personas, porque nos puede pasar a cualquiera y sería igual de injusto, de inmoral y de indigno. Y cuando la solidaridad funciona, la violencia de la policía se atasca y no puede cumplir con las órdenes de “sus” amos capitalistas, especuladores y gobernantes indignos.

Si la gente decide que no se deja en la calle a Aurelia es con todas las consecuencias

Cuando cientos de personas impiden sacar a la fuerza de su casa a Aurelia, con sus muchísimos años y su escasa pensión, porque es injusto, es inmoral y es indigno, ya pueden venir policías con cascos, porras y escudos, ya pueden sacudir a diestro y siniestro, ya pueden arrastrar por el suelo  a la gente allí concentrada, para cumplir su objetivo, porque sólo acudiendo por cientos lo lograrían… y ya veríamos.

Pero ni aunque hubieran venido por cientos. Si la gente decide que no se deja en la calle a Aurelia es con todas las consecuencias. Y si en otros usos las cadenas son símbolo de castigo o de represión, en este caso, para evitar este “crimen” social, encadenar el portal para que no pueda abrirse también vale. Y unas simples y frías cadenas son las que evitan que la policía pueda entrar por la fuerza en la casa de Aurelia, para sacarla a la fuerza y dejarla en la calle, después de horas de intentar y no poder llegar hasta el portal por la muralla humana y solidaria creada por cientos de personas.

Y en este momento, la policía, con su poder, con sus armas, con su ira, se ve superada. Unas frías y simples cadenas vuelven a impedirles cumplir con lo mandado por sus amos. Imagino que siguiendo instrucciones de sus superiores llamaron a los bomberos para poder acceder en la casa de Aurelia y poder desalojarla. Pensaban que era cuestión de minutos ya. Vendrían los bomberos, sacarían el instrumental necesario para cortar la cadena, y todo resuelto, por fin.

Pero la llegada de los bomberos les deparaba algo inimaginable. Los bomberos también son fornidos y van de uniforme como la policía, son empleados públicos y están padeciendo recortes de derechos y de salarios, como la policía. Pero los bomberos que llegan se niegan a participar en el desalojo de esta anciana…no como la policía.

Hablo de bomberos en general porque Roberto Rivas, el bombero coruñés que se negó a cortar la cadena para desalojar a Aurelia, así lo ha manifestado en el juicio contra la sanción recibida de 600 euros por “alteración del orden público”. Roberto ha dicho que “tamén escollín o anonimato, taparme para visualizar que non era eu como persoa quen me negaba a facer este tipo de traballo, senón todos os bombeiros”

Y es cierto que puede hablar en nombre de los bomberos, y no sólo de los de A Coruña. Después de su acción, recibió el apoyo y la solidaridad de la inmensísima mayoría de dotaciones de bomberos de todo el estado. Y es que si cortando esas cadenas Roberto o cualquier bombero hubiesen evitado que Aurelia pudiera ser víctima de un incendio o de otra desgracia, no hay duda de que se hubieran empleado a fondo para hacerlo lo antes posible y poner a salvo a Aurelia.

Pero querían a los bomberos para dejar en la calle a una anciana. Y como dice Roberto “os bombeiros accedemos a este traballo para facer unhas labores e estas non son botar a xente das súas casas”. Tan sencillo como eso.

Por eso, por salvar a Aurelia de una desgracia, solidarizándose con ella y con las miles de personas que ya fueron desahuciadas y las que están amenazadas de serlo, es por lo que esta mañana a Roberto le esperaba a la puerta de los juzgados en A Coruña la misma muralla humana que protegía a Aurelia de ser desalojada a la fuerza de sus casa, y en este caso le han dado todo el calor y el apoyo posible para que mediante este juicio su sanción sea anulada.

Bomberos, desahucios y solidaridad