jueves. 28.03.2024
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En una gala celebrada en el Centro Japonés de Nueva York, a la que asistieron 300 personas, se llevó a cabo la entrega del Premio Alba/Puffin al Activismo en Derechos Humanos que recibió en nombre de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, su presidente y nieto de la primera víctima de la represión franquista identificada por una prueba de ADN.

El acto estuvo precedido de un coloquio en el que participaron: Enma Daly, jefa de Comunicación de Human Rigths Watch y ex corresponsal de The New York Times en España; Stephanie Golob, profesora de la Universidad de Cuny y experta en justicia transicional, además de Emilio Silva. En el coloquio quedó patente el cambio de imagen de la transición española a la democracia, que no resolvió las violaciones de derechos humanos que cuarenta años después de la muerte de Franco siguen pendiente de una situación política y judicial.

Silva, mostró durante el debate, un anillo que su abuelo, asesinado en 1936 compró en Nueva York, la ciudad en la que vivió entre 1920 y 1925. El abuelo Silva vivió en Buenos Aires y seguidamente en Estados Unidos, desde donde regresó a su pueblo en el Bierzo Español. Silva mostró el anillo que su abuelo le entregó a uno de sus hijos, cuando quedó ilegalmente detenido en el ayuntamiento de Villafranca del Bierzo, la noche antes de que un grupo de pistoleros de falange lo alejara más de treinta kilómetros dentro de un camión y lo asesinara en una cuneta junto a otros trece hombres.

El debate giró en torno a la situación de los 114.226 desaparecidos de la represión franquista. Stephanie Golob explicó que la Ley de Amnistía española de 1977 ha sido utilizada para impedir las investigaciones de los crímenes cuando una amnistía sólo se puede aplicar después de que haya una investigación que concluya con una condena y no antes.

Tras el coloquio tuvo lugar la gala de entrega del premio, que fue presentada por Sebastiaan Faber y Marina Garde, presidente y directora ejecutiva de la Asociación del Archivo de la Brigada Lincoln. Seguidamente tomó la palabra Neal Rosenstein, director de la Fundación Puffin.

En el escenario el cantautor español Pedro Pastor interpretó dos canciones y seguidamente se proyectó un vídeo preparado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que resumía su propia historia y el abandono que padecen las víctimas de la dictadura franquista por parte del Estado español.

Texto de la locución del vídeo.

Seguidamente recogió el premio Emilio Silva, que agradeció al escritor Manuel Rivas haberles presentado a la convocatoria. Agradeció a ALBA y a la Fundación Puffin la concesión del premio y a los más de 700 voluntarios que en los quince años de existencia de la asociación han ayudado a encontrar a cientos de desaparecidos. En ese momento hizo mención especial a Marco Antonio González, Nuria Maqueda, René Pacheco y Alejando Rodríguez, allí presentes, y responsables del laboratorio de Ponferrada que podrá ser viable al menos durante dos años gracias al importe de los 100.000 dólares, asociado al galardón.

Seguidamente explicó cómo el Estado español fabrica enormes cantidades de ignorancia, impidiendo desde la muerte de Franco que las nuevas generaciones conozcan la historia del primer periodo democrático español, la Segunda República o los terribles años de la dictadura franquista. Tras explicar que “el mejor monumento que se les puede hacer a los hombres y mujeres que trajeron a la sociedad española su primera república está en los libros de texto”, finalizó con una cita del escritor uruguayo recientemente fallecido, Eduardo Galeano: “Gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

Finalmente una banda de jazz interpretó una serie de canciones de la guerra civil y se dio por concluido el acto, al que asistieron familiares de birgadistas internacionales y representantes de organismo de derechos humanos como Joyce Horman, la madre de Charles Horman, el estadounidense desaparecido bajo la dictadura de Pinochet en cuya historia está basada la película Desaparecido, de Costa Gavras, protagonizada por Jack Lemmon.

Los representantes de la Asociación llevarán a cabo estos días encuentros con diferentes organismos de derechos humanos: el Instituto Internacional para la Justicia Transicional, el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Columbia o la ONG Lugares de Conciencia, que ha creado una red mundial de espacios dedicados a la memoria y al recuerdo de víctimas de violaciones de derechos humanos.

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