jueves. 25.04.2024
psicologia
  1. Significado de perverso
  2. El fenómeno de la perversión
  3. Una parte de nosotros mismos
  4. Indagación histórica
  5. Actos perversos
  6. Freud
  7. Rasgos comunes

Significado de perverso

El significado actual de la palabra perverso no es muy distinto del de su origen latino con sus diversas categorías: “Obrar muy imprudentemente, tomar resoluciones temerarias” (Sallustio), “Arruinar, destruir”, “Mala, torcidamente, al revés de como conviene”, (Plauto), “Maligno, de mala intención” (Cicerón).

Este significado se mantuvo en tiempos medievales bajo la hermenéutica cristiana que distinguía entre el pecador (por lujuria o impulso sexual), el bufón (discapacitado físico y mental) y el loco (transgresor del orden y las costumbres).

Pero aquí el acento se dirigía al individuo perverso. El intento de reinserción de estos “sociópatas” alumbraría a El barco de los locos (1494) de Sebastián Brant, en el que la nave se dirige a Tarragonia, la tierra de la locura, destino al que se llegará a la deriva y sin gobierno; y a La extracción de la piedra de la locura (1503-1504) que pintara el Bosco habiendo leído a Brant. Kant introdujo el término de mal radical dando al mismo el significado de mala voluntad perversa.

Esa corrupción de la predisposición al bien, o esa capacidad para el mal del perverso, se debería tanto a la debilidad para respetar las normas, como a la tendencia mezclar motivos morales y amorales o egoístas.

El fenómeno de la perversión

El antropólogo Roudinesco se acerca al concepto de perversión haciendo una serie de sugerencias sobre sus principales características como, por ejemplo:

a) “La perversión constituye un fenómeno sexual, político, social, psíquico, transhistórico, estructural, presente en todas las sociedades humanas”.

Es decir, tiene un carácter poliédrico y no se puede reducir únicamente a su componente sexual, aunque siempre sea el más comentado y sobresaliente, sino que inevitablemente se expresa también en aspectos políticos, sociales, culturales a lo largo de todas la sociedades y momentos históricos. 

La perversión “preserva la norma sin dejar de asegurar a la especia humana la permanencia de sus placeres y de sus transgresiones”. Una afirmación que constituye la visión benigna de la perversión que, por un lado, establece una función normativa para regular la convivencia y, por otro, es lo suficientemente flexible como para permitir infracciones que impulsan el cambio y la innovación.

Una parte de nosotros mismos

Aunque los perversos resulten sublimes cuando se vuelven hacia el arte, la creación o la mística, o abyectos cuando se entregan a sus pulsiones asesinas, constituyen una parte de nosotros mismos, una parte de nuestra humanidad.

Es el reconocimiento de la doble cara de la perversión y de su integración en el comportamiento humano, que puede llegar a ser sublime o abyecto casi al mismo tiempo, destacando así su carácter relativo y las dificultades diagnósticas de toda perversión.

Indagación histórica

Con este equipaje tan ligero o, al menos, equívoco, es decir, la perversión como un fenómeno socialmente complejo, normativo pero innovador y fundamentalmente relativo, Roudinesco se embarca en una indagación histórica de los perversos que, por otro lado, tiene una estructura histórica convencional que no difiere prácticamente en nada de cualquier otra clasificación sobre el tema: época medieval, los cambios producidos en la Revolución Francesa, la ciencia y la medicina en el siglo XIX, la perversión a escala tecnológica en el siglo XX con sus grandes guerras y, por último, algunas divagaciones sobre el momento actual.

Actos perversos

Desde el punto de vista individual, la perversión, significa que una persona incumple unas normas, usos o costumbres relacionadas con ese comportamiento determinado y, en consecuencia, es castigada, marginada o simplemente criticada por ello.

Desde el punto de vista social o colectivo, las perversiones se han entendido como un ataque directo a las creencias básicas de una sociedad determinada, de ahí los excesos agresivos y de normativa.

Los actos o comportamientos que perjudiquen la reproducción y pervivencia de un grupo o de la normativa que garantiza esa supervivencia son considerados como perversos.

Así, derrocar una monarquía, establecer la república o la dictadura del proletariado puede modificar radicalmente el modo de vida, la forma de entender la sociedad o la estructura de la familia, pero no pone forzosamente en peligro la supervivencia del grupo o la sociedad, al menos en principio.

Sin embargo, exigir a los franceses un esfuerzo más para cambiar radicalmente las relaciones sexuales, la anulación de la familia, la persecución del asesinato, como pretendió Sade, fue visto por los propios revolucionarios como una locura que ponía en peligro la pervivencia de aquella sociedad (Seoane, 2010).

Freud

Desde la óptica psicoanalítica ya en 1905 Freud expuso en los Tres Ensayos la primera versión de su teoría de la pulsión.

Esquemáticamente, su camino lo lleva a considerar la perversión como universal: las pulsiones parciales son fundamentalmente perversas. Para el psicoanálisis, y desde Freud, el perverso no es el otro. Freud está diciendo: el perverso no es el otro; lo somos todos. Somos todos perversos. Somos inicialmente perversos, perversos polimorfos, perversos de manera múltiple. Primero, somos perversos; después, el resto. Y cuando somos hombre y mujer seguimos siendo perversos: el fantasma es perverso. El deseo es perverso. Las pulsiones son perversas. La relación del perverso con la ley es fundamental; desafío y transgresión, son dos características de esta relación. La ley del padre, la prohibición del incesto, el perverso no los reconoce. La voluntad de goce, que Lacan descubre en los escritos de Sade, hace consistir al perverso en un desafío a la muerte.

Rasgos comunes

Hay rasgos comunes en las personas perversas: presentan rasgos marcados de agresividad y de egoísmo, son personas impulsivas, tienen rasgos pronunciados de inadaptación y un comportamiento egoísta pudiendo llegar a ser agresivos. Existen varios tipos de conducta perversa:

Perversión egosintónica:

está contento de serlo, alardea de su conducta perversa (salvo bajo amenaza legal). Es frecuente que sintonice con otros perversos y actúen conjuntamente. No sienten angustia, ni ansiedad, ni sufrimiento por su perversión. Burlan la ley siempre que pueden. Suelen ser muy transgresores con las leyes estéticas, suelen ser muy creativos. Sus propuestas (literarias...) son revolucionarias en cuanto a estética, proponen rebeliones artísticas. Los perversos llevan una vida compatible con su vida sexual, sin incurrir en la ley. Aquel con personalidad perversa no suele ir nunca al psicólogo, sólo se sabe de ellos en peritajes psiquiátricos (se dice lo que interesa). Hay muchas maneras de practicar la perversión: intimidad, clubs, turismo sexual...

Personalidades perversas con estructura neurótica:

son personalidades que sufren, tienen un conflicto con su perversión, les angustia, les deprime. Alternan periodos sin actividad perversa con periodos de actividad perversa repetitiva generalmente. Esta actividad esporádica de la que se avergüenzan es oculta y secreta. Realizan las llamadas perversiones egotistémicas que conllevan culpa.

Personalidades psicóticas:

Son sujetos que habitualmente no son perversos, pero cuando se agudiza su brote psicótico hay perversión. En este caso sería más correcto hablar de desviación que de perversión. Habitualmente tienen una personalidad escindida. El psicótico con actividades perversas no tiene fantasías perversas conscientes, simplemente las realiza.


Por último, compartir esta reflexión de Sófocles:

“Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo”.

La perversión, un fenómeno presente en todas las sociedades humanas