jueves. 25.04.2024
Bangladesh

Nueve años desde la tragedia que evidenció la explotación de las trabajadoras de la industria textil

El accidente del Rana Plaza o el cómo la explotación de la industria de la moda se llevó la vida de 1.134 personas en Bangladesh
Esta semana será el aniversario del accidente del Rana Plaza, un edificio que se derrumbó el 24 de abril de 2013 llevándose la vida de 1.134 personas trabajadoras, en su mayoría mujeres. Este edificio de ocho plantas que albergada cinco talleres de ropa, tal y como se demostró más tarde, no había sido inspeccionado y producía para marcas europeas y norteamericanas.

El edificio Rana Plaza se situaba a las afueras de la capital bangladesí, días antes de la gran tragedia grandes grietas aparecieron en las paredes del edificio y las personas que trabajaban allí expresaron su temor por trabajar a sus superiores. Mientras quienes trabajaban en otro tipo de industria no regresaron al edificio, las trabajadoras textiles, pues fueron en su mayoría mujeres, fueron obligadas a volver al trabajo. Numerosas campañas como Fashion Revolution, han denunciado todos estos años que “fue la insaciable industria de la moda la que obligó a estos trabajadores de la confección a seguir trabajando. Y fue la falta de representación sindical la que dejó a estos trabajadores impotentes para desafiar las órdenes”. El derrumbe del edificio cobró la vida de 1.134 personas y dejó heridas gravemente a otras 2.500.

El reto de la trazabilidad y la falta de asociación

La falta de transparencia en la trazabilidad de la fábrica hizo que se tardarán años en identificar las marcas para las que trabajaban estas víctimas y evitó que muchas de ellas no fueran indemnizadas. Un total de 29 marcas fueron identificadas entre los escombros del edificio: El Corte Inglés, Mango, Benetton son algunas de ellas, estas entre otras tardaron más de dos años de presiones por parte de sindicatos para que indemnizaran a las víctimas y a sus familiares. La trazabilidad, tal y como explica la campaña Fashion Revolution, es el “conocimiento completo del conjunto de procesos de la producción de una prenda, incluidas las ubicaciones, los viajes y las personas que han trabajado para que ese producto llegue a nuestras manos”.

Según el estudio “Moving the Needle: Threading a Sustainable Future for Apparel” (Moviendo la aguja: Enhebrar un futuro sostenible para la ropa, en inglés) de 2021, “sólo el 19% de los encuestados afirma tener una visibilidad total de todas las partes interesadas que operan en toda la cadena de suministro, mientras que sólo el 15% tiene una trazabilidad completa de los materiales utilizados para fabricar sus productos”. La trazabilidad esta suponiendo uno de los grandes retos para garantizar una industria textil sostenible y justa. Como nos cuenta Laura, del colectivo Carro de Combate, las grandes marcas saben que no están cumpliendo con unos estándares mínimos, siendo esta “la principal razón por la que ponen tantas dificultades para dar a conocer su cadena de suministro”.

Otro de los retos que evidenció esta tragedia fue la falta de libre asociación de la que carecen las personas trabajadoras de esta industria. Como reflejan muchas opiniones, la dificultad para la autoorganización de las trabajadoras al no estar sindicalizadas cuando detectaron las grietas, supuesto que no pudieran negarse a volver a las fábricas cuando fueron obligadas. Tal y como señala en su página web la Campaña Ropa Limpia, “los sindicatos son cruciales para garantizar a las personas trabajadoras un salario y unas condiciones de trabajo dignos”. El porcentaje de trabajadoras del sector textil sindicalizadas es muy pequeño y muchas de estas uniones están controladas por los empleadores, lo que supone que las demandas “responden a los intereses de estos antes que a los de las personas trabajadoras”.

En torno al 80% de las personas trabajadoras del sector textil mundial son mujeres, siendo la media mujeres jóvenes y sobre las que pesa la carga familiar

El derrumbe del Rana Plaza provocó una fuerte presencia mediática y la organización de grandes campañas, poniendo el foco en los graves problemas que provoca la industria textil. En el año del accidente, se estableció el Acuerdo de Bangladesh que fue firmado por numerosas marcas y se centraba en la seguridad en edificios y contra incendios en el país. Tal y como nos cuenta Laura del colectivo Carro de Combate, este acuerdo ha supuesto más seguridad en Bangladesh y ningún accidente, pero dicho acuerdo estuvo en peligro de renovación ya que estaba a punto de caducar. Esto quiere decir que, “si no hay una gran presión continua sobre las marcas por parte de movimiento, organizaciones y consumidores, están grandes marcas intentarán a toda costa reducir sus costes” y, por tanto, “poner en peligro las vidas de sus trabajadoras”.

Acuerdo internacional sobre Seguridad y Salud en la Industria Textil y de la Confección

En septiembre de 2021, tanto marcas como sindicatos anunciaron el nuevo Acuerdo Internacional sobre Seguridad y Salud en la Industria Textil y de la Confección. Según explica la Campaña Ropa Limpia, se trata de un “programa legalmente vinculante que las marcas de ropa pueden firmar para garantizar que las fábricas de ropa de su cadena de suministro sean seguras”. Actualmente, el acuerdo solo actúa en Bangladesh pero se ha comprometido a ampliar este modelo del acuerdo a, al menos, otro país en los 26 meses posteriores a su publicación, que fue el 1 de septiembre de 2021. Desde las organizaciones, se está pidiendo que el siguiente país al que se expanda el acuerdo sea Pakistán, ya que la falta de seguridad en las fábricas textiles y de confección en este país protagonizaron otro trágico accidente en la fábrica Ali Enterprises en 2012, donde un incendio mató a más de 250 trabajadores. En agosto de 2021 hubo otro incendio en una fábrica de bolsos lo que demuestra que la situación no ha mejorado y es necesaria la intervención.

En 2013 se estableció el ya nombrado Acuerdo de Bangladesh que se centraba únicamente en la seguridad de los edificios. La diferencia con el nuevo acuerdo es que no se limitará a un solo país y además tiene un mandato más amplio, que aborda la salud y la seguridad de las personas que trabajan. “El Acuerdo prescribe un programa de formación en materia de seguridad para los trabajadores y los comités de seguridad de las fábricas cubiertas, y proporciona a las personas trabajadoras y a los sindicatos un mecanismo independiente de quejas sobre salud y seguridad en el trabajo”. Todas las empresas firmantes del acuerdo están obligadas al cumplimiento de todas las disposiciones de este, aplicándose tanto a nivel de fábrica y a nivel de marca.

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La #ModaBasura

Uno de los colectivos que luchan por una industria textil justa y sostenible es Carro de Combate, dedicado a un periodismo independiente que investiga el origen de los productos que consumimos: “información para poder consumir críticamente”. Para Laura y su colectivo, el consumo es una herramienta que podemos utilizar con fines políticos. Recalcando que las consumidoras y consumidores no son responsables del impacto que generan las distintas industrias que se dan en las cadenas de producción, Carro de Combate quiere trasmitir que la herramienta del consumo es muy poderosa y debemos utilizarla, siendo imprescindible la información.

Dentro de los muchos proyectos que llevan a cabo, este mes de abril han lanzado #ModaBasura. Durante muchos años se había hablado bastante sobre los impactos sociales y laborales de la industria textil, pero había quedado muy de lado el impacto medioambiental que también genera la industria de la moda. Nos cuenta Laura que, aunque es muy difícil hacer un ranking sobre cuáles son los sectores más contaminantes, “se calcula que la industria textil esta entre las primeras”. Se trata de una de las primeras industrias en el consumo de agua, “se calcula que un 20% de los recursos de agua son consumidos por eta industria en los países en los que están basados”, junto con una gran emisión de gases de efecto invernadero. El proyecto pretende hacer ver el gran problema medioambiental que tenemos con la industria de la moda, no solo con lo que supone la producción de tales cantidades de ropa sino también con la gestión de los residuos. La información de este proyecto y otros están disponibles parte en su web y en sus newsletters.

Fuente y Foto: AmecoPress.

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