viernes. 29.03.2024
soledad

Tal como introduje en el primer artículo sobre esta temática, una de las características básicas del enfoque existencial, es que es un enfoque dinámico, es decir que dentro del ser humano hay una serie de fuerzas en conflicto, y que pensamientos, emociones y conductas son fruto de estas fuerzas en conflicto.  Recuerdo que hay cuatro conflictos básicos en el paradigma existencial: la libertad/responsabilidad, el aislamiento, la carencia de sentido vital y la muerte. Vimos el primer conflicto en el anterior artículo.

En los próximos dos artículos iremos viendo la relación entre los otros dos conflictos básicos de la existencia (carencia de sentido vital y muerte) y la pandemia COVID 19.

 Heidegger calificó de descubrimiento, a un proceso por el cual reconocemos que somos finitos, que debemos morir, que somos libres y que no podemos escapar de nuestra libertad. También descubrimos que el individuo está inexorablemente sólo.

Cuando la motivación es escasa tiende al déficit, como puede ocurrir en una parte de la población en la situación actual de pandemia, surge el conflicto entre la existencia y el enfrentamiento a ella en soledad, y ello lleva a que se instaure la angustia

Podemos contemplar tres tipos de aislamiento, el interpersonal, el intrapersonal y el existencial. Aquí solo contemplaremos el existencial. Podemos considerar que este aislamiento es el que acontece cuando el ser humano se enfrenta a su existencia, de la única manera que puede enfrentarse, en soledad. Algún autor lo ha definido como la soledad de actuar como padre de uno mismo, es decir en la medida que uno es responsable de su vida, uno está sólo. Para Eric Fromm, el aislamiento es el foco principal de la angustia.

Que ocurre cuando en una situación vital, como esta pandemia que padecemos, se enfrentan cara a cara el aislamiento con el problema vivencial y aparece el conflicto existencial? Básicamente en estas situaciones de conflictos graves, como las pandemias, la relación que uno mantiene con su mundo sufre un estremecimiento profundo, con sentimiento de extrañeza. El sentimiento de extrañeza que aparece en el individuo se refiere algo más que a los objetos que le rodean, como casa, automóvil, deporte…Hablamos de extrañeza en el paradigma existencial, cuando otras entidades que proporcionan estructura y estabilidad, como son los valores, las reglas o la ética, quedan despojadas de su significado. La experiencia de aislamiento existencial produce un estado subjetivo de malestar. La principal defensa contra el aislamiento existencial radica precisamente en la relación con los otros, en lo interpersonal. Aunque ninguna relación puede eliminar de forma total el aislamiento, puesto que cada uno de nosotros está absolutamente solo ante su existencia, la soledad puede compartirse, de tal manera que el establecimiento de afectos con los otros alivie el dolor de ese aislamiento. Por tanto, en esta pandemia que soportamos, que nos ha llevado al aislamiento social, por razones preventivas, y dificulta por ende desarrollar afectos con los otros y nos obliga a no practicar los signos de nuestros afectos, como saludo de manos, abrazos o besos, va a contribuir a que el bálsamo quijotesco de Frierabrás, de nuestro aislamiento existencial, la interacción con el otro, no pueda actuar de la forma que lo debería hacer. 

Los teóricos de la motivación afirman que la motivación básica del sujeto está orientada hacia el déficit o hacia el crecimiento. Cuando la motivación es escasa tiende al déficit, como puede ocurrir en una parte de la población en la situación actual de pandemia, surge el conflicto entre la existencia y el enfrentamiento a ella en soledad, y ello lleva a que se instaure la angustia.

Cuando un ser humano ha aprendido como permanecer solo con su sufrimiento ya lleva un buen trecho de su camino aprendido

Si no logramos desarrollar una fuerza interna, así como el sentido de nuestro valor como personas y una firme identidad que nos permita enfrentarnos al aislamiento existencial, estaremos alejándonos del atajo más corto para llegar a controlar nuestra angustia existencial.

Para Camus cuando un ser humano ha aprendido como permanecer solo con su sufrimiento ya lleva un buen trecho de su camino aprendido, y yo añadiría que solo le queda desde la óptica existencial trascenderlo al nivel relacional. Camus así mismo proclama como fórmula relacional la de no camines delante de mí puede que no te siga, no camines detrás de mí, puede que no te guie, camina junto a mí y se mi amigo. 

Es interesante el análisis de Schopenhauer, en lo que él llamó el dilema del erizo, en donde se relata un día de frío y la necesidad de varios erizos de acercarse para combatirlo. Pero sus púas hacen que se pinchen y surga el dolor. El dilema del erizo consiste en encontrar el equilibrio entre la necesidad de cercanía y el dolor que se da por un excesiva proximidad. Dilema aplicable a los grupos humanos, según este autor.

Para conseguir controlar la angustia hay dos premisas básicas. La primera es conseguir que el sujeto vaya hasta el punto donde pueda elegir de una manera más libre, y la segunda afirmar que lo que sana es la relación. Compartir alivia el aislamiento existencial porque es una consecuencia de la relación. 

Por último, como refiere Tom Wolfe: “La soledad es y siempre ha sido la experiencia central e inevitable de toda persona”.

Análisis existencial de la pandemia Covid 19 (II)