viernes. 29.03.2024

Cicerón afirmó que “la amistad es lo único del mundo en lo que está de acuerdo toda la humanidad”. Alguna razón tendría, ya que la definición más común sobre la amistad es que se trata de un regalo, uno de los mejores regalos que nos ofrece la vida. Por ello, cuando te encuentras con ella a lo largo de todas las etapas de la vida, debes agarrarla, valorarla y cuidarla. La propia palabra, al estar el amor en el corazón de su etimología, ya nos indica su valor. Como lo está también en la de amigo, amistoso y amable. De igual manera, muchas de las palabras relacionadas con la amistad se vinculan a las ideas del comer juntos y al convivir. Compañero, por ejemplo, viene de “comer el mismo pan”, o la de camarada y camaradería de convivir juntos.

Me estoy refiriendo a la “amistad de los buenos” la que definió Aristóteles, aquel filósofo griego antiguo que calificó a los amigos en tres categorías: una los "utilitarios”, otra los del "placer",  amistades para las que una vez finalizado el interés o la actividad termina también la amistad. La tercera en cambio, "la amistad de los buenos", según Aristóteles es la duradera, la que ve lo bueno en el otro, lo confiable y positivo, lo que sirve para nutrir nuestro crecimiento. En definitiva, esa amistad que tan bien nos ilustra el viejo proverbio irlandés cuando dice que:“hay buenos barcos y barcos de madera, barcos que navegan por el mar, pero los mejores barcos son las amistades, y que siempre lo sean”.

La pregunta es cómo estarán afectando a la amistad estos tiempos de limitación de contactos, de confinamientos, de aislamiento y de prohibición de convivencia. Estos tiempos de bares y restaurantes cerrados y con obligación de relacionarnos a dos metros de distancia con la sonrisa tapada por una mascarilla.  La tecnología será capaz de resolver estos déficits por la vía de conectar a través del correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Instagram y las múltiples aplicaciones que nos permiten realizar videoconferencia con una o cien personas. Reiterando la pregunta inicial, ¿cómo podría acabar afectando al necesario cultivo y cuidado que necesita toda amistad, si la relación, poco a poco, en la práctica acabara en la fácil y cómoda relación virtual que nos ofrece la tecnología, a la que hoy nos obligan las circunstancias de la pandemia?

¿Qué efecto puede tener la ausencia de la relación “cara a cara”? ¿Puede finalmente que acabe disminuyendo el valor que damos a la amistad?, o por el contrario, la ausencia de esta relación que padecemos en estos días ¿potenciará todavía más su valor al sentir lo mucho que necesitamos a los amigos y las amigas que no solo nos ayudan a mejorar la calidad de nuestra vida, sino que nos mantienen saludables y vivos? Así nos lo advierten todas las investigaciones que nos dicen que las personas que no disfrutan de una red social sólida tienen de 2 a 3 veces más probabilidades de morir a una edad más temprana que aquellas que tienen este tipo de apoyo. Y que unas buenas amistades son tan importantes, o más incluso, como el ejercicio regular y una dieta equilibrada a la hora de mejorar la salud, prevenir enfermedades y prolongar la vida. Así lo reafirma la Encuesta Nacional sobre Calidad de Vida de los Adultos Mayores, que nos dice que en nuestro país el 60% de los adultos mayores prefieren estar con amigos en su tiempo libre, para charlar, tomar café o comer algo juntos, antes que hacer cualquier otra cosa.

Lo que sabemos es que tendremos que hacer un sobresfuerzo para evitar que se haga realidad el pronóstico de tantos psicólogos que nos pronostican que la tensión social del confinamiento y la distancia puede acabar teniendo efectos a medio plazo de deterioro en algunas amistades.  Un esfuerzo aprovechando el estilo de vida más lento de estos meses nos pueden ayudar a reconstruir tantas relaciones aplazadas.  Un esfuerzo para recuperar el reír, cantar, bailar, comer y beber junto a otros. Porque, como advierte la investigación del psicólogo evolutivo Robin Dunbar de la Universidad de Oxford que han publicado varios medios de comunicación de nuestro país: "No hay alternativa para los encuentros cercanos y cara a cara, pues el ser humano necesita contacto.Es extraño y "anormal" pasar tanto tiempo sin tocar a la gente".

Volveremos a la normalidad, recuperaremos y fortaleceremos las amistades que duplican nuestras alegrías y reducen el dolor.

La amistad en tiempos de pandemia