PSICOLOGÍA

Nuevas adicciones tecnológicas: síndrome de Fomo en la Covid19

El síndrome de FOMO, acrónimo del inglés, fear of missing out, es un trastorno que hace referencia al miedo a perderse algo en la red, por lo que estas personas se ven “obligadas” a permanecer constantemente conectados a internet y consultar compulsivamente. Es, por tanto, la sensación de malestar que llega a sentirse al saber que otras personas están realizando actividades agradables y uno no forma parte de ello.

Se le considera un tipo de ansiedad social, por la que se tiene necesidad, como se ha comentado, de estar conectados a internet y saber en cada momento lo que otros están haciendo, para no perder detalle. La ansiedad social comprende un miedo intenso y persistente a situaciones sociales específicas por creer que puede sentirse avergonzado o juzgado. Se evitan las situaciones sociales que producen ansiedad. Esta ansiedad afecta de forma excesiva con respecto a la situación

Aproximadamente un 13% de la población estaría padeciendo esta ansiedad social. Se da con más frecuencia en edades entre los 18 y los 33 años, más en varones y dos tercios de las personas en este rango de edad han reconocido tener este cuadro.

Compartir esta reflexión de Miguel de Unamuno: “Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdad”

En un estudio llevado a cabo por la Universidad Iberoamericana de México DF se encuentra: Un 66% nunca se siente mal cuando está obligado a disminuir el tiempo que pasa en las redes sociales. Un 65% a veces estaría dispuesto a ponerse en riesgo a ellos y a los demás para ver a sus amigos y familiares. Se observó una mayor correlación entre la variable de FOMO y uso inadecuado de redes sociales en la pandemia y el promedio de FOMO. Las personas que indican que siempre sienten que están perdiendo experiencias gratificantes por la pandemia, indican que a veces consultan sus redes sociales para ver si sus amigos y familiares ya están haciendo planes. El FOMO puede ser un factor predisponente a padecer trastornos de ansiedad, depresión y adicción a las redes sociales.

En un estudio de la Universidades de Carleton y McGill, se determinó que el FOMO puede afectar a cualquier persona al margen del tipo de personalidad, por tanto, ni las personalidades neuróticas ni las extrovertidas tiene mayor propensión a padecer FOMO. Sin embargo, aquellas personas que se muestran infelices son su vida y tiene necesidad de afecto y respeto, son más propensas al FOMO.

Los efectos adversos psicológicos que se encuentran en el FOMO son fundamentalmente: constante ansiedad a la hora de perderse un evento, incluso si se está asistiendo a otro. Imposibilidad de dejar de comprobar el móvil para revisar las redes sociales en busca de actualizaciones. Sensación de pérdida del tiempo o que las acciones que estas tomando no están funcionando y te estás perdiendo cosas más importantes o valiosas. Admiración excesiva por personajes famosos o extrovertidos en las redes sociales.

Como recomendaciones terapéuticas para este trastorno se debería: ser autocrítico pero no en exceso, cuestionar nuestras acciones es sano, pero hacer comparaciones en las que salimos perdiendo es muy negativo para la autoestima. Se debe ser realista, un solo plan bueno para cada momento es suficiente. Se debe poner el foco en el presente y apreciarlo tal y como es. No aceptar la verdad maquillada, cualquier plan que otros dicen que es genial no tiene que ser necesariamente bueno para nosotros. Un buen uso de nuestras redes sociales es primordial, están ahí para ser útiles y para hacer un buen uso de ellas. Para evitar el FOMO es fundamental identificar que experiencias son realmente importantes y queremos tener en nuestra vida dentro de las infinitas posibilidades existentes. Una vez identificadas planifiquemos aquellas acciones diarias para llegar a conseguirlas, disfrutando día a día de lo que ya tenemos. De esta manera vamos a sentir que hacemos acciones de acuerdo a nuestros valores y que lo que otros hacen en las redes sociales no siempre está en consonancia con esos valores que poseemos.

Por último, compartir esta reflexión de Miguel de Unamuno: “Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdad”.