jueves. 28.03.2024
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Tenemos nuevo Gobierno, y muchas y diversas interpretaciones de lo que supone, aunque en todas prima la consideración de que uno de sus objetivos es ganar las próximas elecciones, entendiendo que se trata de impulsar ya la acción institucional para abordar las evidentes urgencias sanitarias y la positiva utilización de los fondos europeos.

Parece que éste es además el diseño de las dos organizaciones políticas de la Coalición de Gobierno. No sólo por parte del PSOE. También desde Unidas Podemos, lo que podría resultar sorprendente en una organización que, por sus orígenes, se supone orientada a la movilización social, pero que ha designado dirigente máxima a Ione Belarra, ministra del gobierno, con, se debe suponer, una importante dedicación a lo que ello exige de gestión institucional.

Y desde las organizaciones sociales, desde el sindicalismo en primer lugar, parece considerarse prioritaria también no tanto su propia acción y proyección social, sino la acción institucional del Gobierno, cuando centran su mensaje en la ”exigencia” a éste de cumplimiento de su Programa Progresista de Coalición. Una exigencia que parece los buenos deseos del espectador, sin casi atención a considerar cuáles son los principales escollos para su desarrollo y a los que parecen apuntar ocasionales afirmaciones referidas a los “muy poderosos” poderes empresariales o mediáticos que al mismo se oponen.

Por todo ello, convencido precisamente de la importancia y necesidad de la acción institucional, quiero apuntar, precisamente para tal objetivo electoral, tres propuestas o sugerencias. Una inmediata, una a medio y finalmente otra a largo plazo, recuperando cuestiones abordadas en lo que fue una reciente conversación con Enric Juliana titulada “La historia no se repite, pero rima. 1962-2022, dos momentos de cambio de dirección”.



Antes, una breve referencia al cartel que encabeza estas notas y que pretende subrayar el valor de la “Asamblea” como importante vehículo de acción política y social. Asamblea NO como suma de voluntades individuales, sino como expresión de una voluntad colectiva, lo que exige a la organización convocante una suficiente capacidad de orientación y propuesta. Merecedora por ello de específicas consideraciones, así como una reflexión sobre las formas de una aparente democracia como es muchas veces la pseudodemocracia binaria y la telemática. Sin embargo, lo dejo apuntado aquí porque considero la asamblea como una imprescindible forma de trabajo para el impulso de las sugerencias siguientes.

  1. Una Instancia Unitaria (¿Fundación, Plataforma, …?) de reflexión y propuesta

Una instancia unitaria inmediata para impulsar la construcción permanente de una conciencia colectiva en la ciudadanía española en relación con los objetivos políticos y sociales del momento, a partir de la ya experimentada gestión del primer Gobierno de Coalición Progresista que vive nuestro país desde la Transición Democrática.

Una instancia con sentido y entidad propia y de proyección inmediata sobre nuestra realidad, pero también como posible contribución a los objetivos a medio y largo plazo que luego se señalan. Considero para ello necesario un espacio de reflexión y propuesta común, al que, partiendo de la iniciativa para su creación por parte de las organizaciones políticas de la Coalición Progresista, pudieran incorporarse otras organizaciones o personas con voluntad de contribuir al proyecto.

Una iniciativa conjunta de ambas organizaciones políticas, las de la Coalición de Gobierno, a las que ha de corresponder la propuesta pública inicial, imprescindible para que no se convierta en una entidad más que divida en lugar de sumar.

Afirmando la voluntad de contribuir a ampliar el espacio que supone la Coalición Progresista de Gobierno a partir de la proyección de su significado y acción sobre el conjunto de la sociedad, podría ir acompañada de otras instancias similares en los diversos niveles de acción colectiva, particularmente autonómicos, pero no necesariamente en la medida que no siempre las alianzas en tales ámbitos coinciden plenamente con la estatal.

  1. Una candidatura progresista unitaria (¿”Frente Amplio de Progreso”, …?) en las próximas elecciones

Mi reflexión y propuesta al respecto parte del convencimiento de que en las próximas elecciones generales tanto PSOE como UP pedirán el voto en primer lugar para la plena aplicación y desarrollo de su actual Programa de Coalición, con voluntad además de ampliar su actual espacio de voto ciudadano. No tendría sentido por ello que en sus planeamientos primara la confrontación y la disputa de los votos de su actual espacio electoral. Por otra parte, la presentación de listas separadas llevaría sin duda a la pérdida de bastantes votos, particularmente en las circunscripciones pequeñas, aunque esta consideración es para mí secundaria, primando la del sentido político de una propuesta electoral conjunta.

En la medida que un tal “Frente Amplio de Progreso”, o similar, en torno a un Programa Común no puede, ni ha de pretender, constituirse ahora en partido político, no se trataría de disolver las actuales organizaciones en la unitaria, sino de coordinarse mejor a todos los niveles y configurar sus listas conjuntas con criterios de proporcionalidad a partir por ejemplo del apoyo conseguido en las últimas elecciones.

Para no repetir sensaciones más o menos extendidas de otros procesos electorales, se trataría de estimular el voto no a “la menos mala de las propuestas”, o “para que no ganen los otros”, sino por la adhesión a unas propuestas con voluntad de que ganen, y a las que seguir prestando activo apoyo social para su mejor aplicación tras las elecciones.

  1. Un Partido dirigente, no dominante, “de lucha y de gobierno”, capaz de iniciativa política y de impulsar la acción social

Y como culminación de ambas iniciativas, como resultado de las mismas o como un objetivo que les haya dado sentido, planteo el objetivo de construir un instrumento político del que ahora carecemos.

Parece que propios y extraños estamos casi todos de acuerdo en que no existe una organización como la apuntada en el título. Como lo que fue, y ya no es, el PCE (y en él el PSUC) en la acción colectiva en torno a las reivindicaciones sociales inmediatas y en la exigencia de libertades contra el franquismo. Un Partido con una propuesta política y una perspectiva a largo plazo, capaz de orientar la acción social inmediata a partir de sus propuestas y de la activa y regular participación de sus militantes y afiliados en los movimientos sociales.

Y ello para evitar la tentación, apuntada ya por algunos articulistas, de convertir, por ejemplo, a la Confederación Sindical de Comisiones Obreras en el “intelectual colectivo” de la izquierda. Coincidiendo en los esencial con las carencias por ellos señaladas, discrepo profundamente en la propuesta. Entiendo que, en el mejor de los casos, supondría una limitación a la propia función del movimiento social, sindical en este caso, con su necesidad de voluntad unitaria en torno a los objetivos y necesidades inmediatas del colectivo que pretende organizar, superando las inevitables limitaciones que supondría partir de presupuestos ideológicos y políticos previos en la acción sindical.

Ante la grave carencia política que supone que los actuales partidos políticos casi no sean más que “plataformas electorales”, quizás convenga recordar iniciativas de interés, como fue la de los sindicatos británicos, las Trade Union, a comienzos del Siglo XX, creando el Partido Laborista como una necesidad diferenciada de la acción social, o la más difusa de proyección del sindicalismo estadounidense sobre el Partido Demócrata.

Si las organizaciones sociales, sindicales en particular, tuvieran que impulsar hoy procesos similares, me parece evidente que debería tratarse de una iniciativa conjunta de CCOO y UGT, enmarcada quizás en otra positiva iniciativa, la de abordar el paso de su actual “unidad de acción” a la “unidad orgánica”.

Se trata evidentemente de una propuesta a largo plazo, pero en torno a la que convendría reflexionar ya ahora para evitar tentaciones como el sucedáneo apuntado de integrar la orientación política de futuro en el movimiento social.


Es evidente la estrecha interrelación de las tres propuestas, pero entiendo que no es idéntica su interdependencia. Mientras considero que cualquiera de las tres requiere el desarrollo de la/s anterior/es, me parece también necesario señalar que ninguna presupone necesariamente la/s siguiente/s.

Algunos amigos, al comentar alguna de estas ideas, me han señalado que alguna/s de las principales instituciones apuntadas no aceptarán “nunca” iniciativas de esta índole en la medida que pueden apuntar a futuras formas de organización en la/s que pudiera/n diluir su actual entidad. Es posible que tengan razón, pero no renuncio a pensar que, si corresponden a necesidades o útiles posibilidades en este u otro momento, pueden abrirse camino.

Acción política y social ya, no sólo institucional, para ganar luego las elecciones