sábado. 20.04.2024

Aborto sí, aborto no: ellas opinan

AGNESE MARRA
La realidad del aborto, el descubrimiento de un embarazo imprevisto y la decisión final de continuar o no con él, poco tiene que ver con el espectáculo que ofrecen los políticos cuando hablan sobre este tema. Nuevatribuna.es se acerca a un centro de Planificación Familiar para conocer cuáles son sus primeras reacciones, sus preocupaciones, su experiencia.
NUEVATRIBUNA.ES - 24.06.2009

Mientras el Consejo Fiscal declara que la nueva Ley del Aborto es “inconstitucional”, el PSOE se desvive por explicar las bondades de la reforma y la oposición hace demagogia asegurando que el Gobierno “promueve abortar sin límites”, hay una serie de mujeres, adolescentes y trabajadoras que viven una realidad muy diferente a la que se discute públicamente.

Se concentran en un pequeño local ubicado en el corazón del madrileño barrio de Malasaña. Es el Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid, donde se atiende a mujeres menores de 29 años, se les da información, se les escucha, ayuda y lo más importante, nadie las juzga.

Ana García es psicóloga, sexóloga, directora ejecutiva de la ONG y coordinadora del centro de Malasaña. Conoce bien la diversidad de reacciones y de formas de pensar de las cientos de chicas que se han acercado a pedir consulta, y por eso mismo le gusta romper los mitos que suelen repetirse en los medios:“En general no son tan comunes los embarazos de chicas menores de 16 años, hay que tener en cuenta que la mayoría de los adolescentes no tienen pareja fija y después no tienen lugar para tener relaciones, a esa edad no hay ni coche, ni casa, ni nada. Es una alerta ridícula decir que ahora los chavales tienen relaciones a los trece años, habrá algunos que sí pero hablamos de excepciones”, explica Ana.

Esta psicóloga reconoce que a partir de los 16 se encuentran más mujeres embarazadas, pero insiste que en su centro la media de edad de las mujeres que atienden es de 23 años. Las peticiones más comunes son la píldora postcoital, la realización de test de embarazo y la solicitud de información sobre el aborto, en este último punto son un total de 300 mujeres al año las que llegan al Centro para preguntarse qué hacer para abortar.

Marta (nombre ficticio) es una de ellas. Tiene 16 años, está acompañada de su novio, de la misma edad y viene a hacerse una prueba de embarazo: “Se nos rompió el preservativo y tengo miedo de haberme quedado embarazada”, responde con extrema timidez. No sabe que hará si el test da positivo, lo único que tiene claro es que no se lo puede decir a sus padres: “No lo entenderían, no se imaginan que tengo relaciones sexuales”, explica. Su pareja no habla, pero le agarra la mano con fuerza. A su lado está sentada otra pareja, y la situación se repite de manera idéntica, sin embargo en el segundo caso, la adolescente (ella tiene 17 años) piensa con claridad en abortar si llegara a estar embarazada: “No se lo podré decir a mis padres, son un poco conservadores y espero que aquí me indiquen donde podría hacerlo”.

UN ABANICO DE REACCIONES

“Hay diferentes tipos de mujeres y las más diversas reacciones”, explica Ana. En la reunión que mantienen con ellas lo primero que cuestionan es cuál es el deseo de las menores: “Es fundamental que analicen sus sentimientos para evitar que independientemente de la decisión que tomen, se lleven culpas o miedos”, explica la coordinadora.

La edad influye mucho en la visión que tienen sobre el embarazo: “Las más jóvenes creen que el bebé va a ser bebé para siempre, no se imaginan el largo recorrido de un hijo, tienen una visión muy idealizada. En cambio entre las mujeres más mayores el planteamiento suele ser el ‘ahora no puedo’, hay un gran miedo a no poder conciliar la vida laboral con un bebé, tienen claro la responsabilidad que implica”.

Según la experiencia de Ana García, gran parte de las chicas no tenían previsto el embarazo: “Hay algunas parejitas jóvenes que sí lo tienen planificado, pero sucede más entre los inmigrantes”. Salvo casaos excepcionales las adolescentes “suelen tardar un tiempo” en decidir qué hacer: “Nosotros les decimos que lo piensen con calma, que tienen tiempo para decidir”.

Sin embargo, hay otros casos que saben perfectamente que interrumpirán su embarazo: “Hay chicas que vienen directamente a preguntar a qué clínicas pueden acudir, lo tienen muy claro, pero también hablamos un poco con ellas, ya que han venido hasta aquí queremos comprobar que su discurso es coherente. Las que más claro lo tienen suelen ser más mayores”.

Hay otro tipo de reacciones y de mujeres que esta psicóloga reconoce como las más complejas a la hora de tratar su problema: “Me refiero a las chicas que por sus creencias y principios jamás hubieran pensado en abortar, que en teoría están completamente en contra, pero al mismo tiempo tienen claro que no quieren tenerlo”. En este último caso lo habitual es que finalmente interrumpan su embarazo, pero los sentimientos de culpa son inmensos: “Para ellas es mucho más que abortar, es cambiar su sistema de creencias, sufren un cambio de identidad”.

Pero no todas toman la decisión de abortar, según la coordinadora del centro “son más o menos equivalentes las que lo tienen como las que interrumpen el embarazo”. Las que deciden tener su hijo también reciben una atención especial: “Nos ponemos a trabajar mucho con ellas, lo más importante es ubicar su red familiar”, explica Ana García que insiste que en este caso el apoyo de amigos y familiares es fundamental, más cuando las futuras madres son muy jóvenes: “Cualquier decisión es importante y tiene sus consecuencias, nosotras les informamos de lo que se pueden encontrar tanto si abortan como si siguen adelante, pero la decisión final siempre debe ser de ellas, y por mi experiencia puedo asegurar que lo piensan mucho, se responsabilizan”.

Aborto sí, aborto no: ellas opinan