¿A qué se debe la creciente demanda de bitcoines y su espectacular revalorización, de los 10 000 dólares de principios de diciembre de 2020 a los más de 40 000 dólares de la primera semana de 2021?
El bitcóin nunca había cotizado tan alto, aunque a finales de 2017 se produjo una burbuja que le hizo llegar casi a los veinte mil dólares, para luego perder un 45% de su valor en apenas seis días.
Ahora, el interés en esta criptomoneda, y su revalorización, viene sobre todo de inversores institucionales, principalmente fondos de inversión, cuyos clientes están familiarizados con las monedas electrónicas y encuentran en el bitcóin una forma de diversificar el riesgo en sus carteras y proteger su patrimonio.
Una de las razones de este interés radica en que, con la crisis generada por la pandemia, los bancos centrales han intervenido en los mercados financieros mediante la implementación de tipos de interés cero o negativos, la compra de deuda soberana y la impresión de moneda.
Los inversores temen que esta política monetaria lleve a las economías a un escenario de inflación y devaluación de las divisas. Por eso los inversores están invirtiendo en bitcóin como lo hacen en otros activos refugio similares, como el oro que, a diferencia de la criptomoneda, tiene valor intrínseco.
Este comportamiento de inversión ya se ha observado en países con hiperinflación o falta de confianza en su Gobierno, como es el caso de Argentina y Venezuela.
Bitcóin, una criptomoneda antifraude y antidevaluación
El bitcóin, la criptomoneda de mayor valor en el mercado, fue creada en 2009 por Satoshi Nakamoto como un medio de pago. Nakamoto también inventó la tecnología blockchain que sirve de soporte para gestionar las transacciones en bitcoines.
El bitcóin fue diseñado para que sus operaciones sean anónimas y privadas, lo que lo deja fuera del control de los gobiernos. Como una forma de evitar su devaluación, Sakamoto limitó el número posible de bitcoines a veintiún millones. Y para eliminar el riesgo de fraude, creó la tecnología que permite, mediante procedimientos matemáticos, que las transacciones se validen y registren en cadena, sin posibilidad de ser alteradas.
‘Se aceptan bitcoines’
La facilidad, todavía limitada pero creciente, de comprar y vender bitcoines y su aceptación como medio de pago están normalizando el uso de este activo por la población en general.
En Estados Unidos, los usuarios de plataformas como Square y PayPal pueden comprar, vender y almacenar, además del bitcoin, otras criptomonedas como el etherum, el bitcoin cash y el litecoin.
Por otra parte, a lo largo de 2021 PayPal va a permitir el uso de criptomonedas como medio de pago en los más de 26 millones de comercios que trabajan con esta plataforma.
En Europa, el BBVA ha anunciado recientemente que, a partir del año que viene, sus clientes en Suiza podrán comprar, vender y mantener depósitos en bitcoines.
Criptomonedas nacionales
Gobiernos y reguladores ven con preocupación el incremento de transacciones en criptomonedas en detrimento de las divisas tradicionales. Por ello, los bancos centrales se están planteando la emisión de sus propias criptomonedas, que serían una versión de sus monedas soberanas pero en soporte cripto o tokenizado. Con esta decisión los bancos centrales buscan facilitar los pagos internacionales y la eliminación del efectivo. China ha sido el primer país en emitir una versión cripto de su moneda soberana, el yuan.
A los reguladores les preocupa especialmente la privacidad que brindan las transacciones en criptomonedas porque esto las hace especialmente atractivas para las redes criminales.
Una de las opciones que se han planteado para regular este mercado es la de obligar a las empresas que facilitan las transacciones en criptomonedas a registrar y verificar a sus usuarios, de forma similar a lo que hacen los bancos con sus clientes para la apertura de cuentas.
¿Cual es el futuro del bitcóin?
A medida que sea más fácil realizar transacciones comerciales en bitcóin su utilización como medio de pago tenderá a extenderse entre la población, especialmente en los pagos internacionales, en los que las criptomonedas aportan claras ventajas: eliminan los costes y los riesgos relacionados con las transacciones en divisas y brindan rapidez en la realización y recepción de los pagos.
No obstante, también hay que tener en cuenta que las fluctuaciones en el precio del bitcóin, a veces dramáticas, hacen difícil que sea ventajoso su uso como medio de pago. Tal vez la clave para ello sea la estabilización de su precio.
Por otro lado, los inversores han encontrado en el bitcóin una atractiva fuente de beneficios. El hecho de que su creación tenga un límite de veintiún millones (uno de los cuales está en manos de Nakamoto y fuera de circulación), lo convierte en un activo escaso y con gran potencial de revalorización.
En última instancia, que el bitcóin, o cualquier otra criptomoneda, carezca de un valor intrínseco como el del oro y no esté respaldado por un Estado, como las divisas soberanas, hace que su precio se determine exclusivamente por la oferta y la demanda.
Cristina Pintado, Profesora de Finanzas, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.