martes. 19.03.2024

El confinamiento por el coronavirus ha provocado que internet alcance cifras récord de tráfico. Es una situación en la que se escribe y lee más que nunca en la web. Cuando leemos online, queremos acceder rápidamente a la información concreta en la que estamos interesados. Pero lo que encontramos suelen ser textos demasiado extensos o literarios, no adaptados al medio.

En internet, y sobre una pantalla, la atención del lector se dispersa y la eficacia y compresión son más bajas. La velocidad de lectura disminuye un 25%. Los usuarios, en la práctica, sólo leen alrededor del 20% del texto de cada página. Y de lo que leen, sólo asimilan un 28%.

El 80% de los usuarios “escanea” la página en busca pistas visuales para encontrar contenidos rápidamente. Cuando el contenido, es decir, el texto que leemos, es de calidad, ese sitio web no solo consigue un buen posicionamiento en los buscadores (SEO: Search Engine Optimization), sino que obviamente genera confianza, satisfacción, y por ende, la fidelidad del lector.

Cómo redactar en la red

Escribir para la web es diferente de la escritura impresa tradicional; tiene sus propias reglas. El objetivo principal es proporcionar a los usuarios una información específica, concisa y legible. Los usuarios esperan que esta información sea fácil de encontrar, acceder y comprender, además de ser precisa, actualizada y creíble. La meta es hacer que el contenido sea efectivo, funcione y sea bueno.

Estos objetivos se alcanzan aplicando tan sólo dos reglas de oro:

  • Haz el texto conciso.
  • Haz el texto escaneable.

Un texto conciso, claro y directo

¿Qué significa hacer el texto conciso? En primer lugar, el texto debe ser breve, para que el esfuerzo que el lector deba realizar para comprenderlo sea mínimo. Se podría traducir como hacer los textos “tan largos como sea necesario” pero “tan cortos como sea posible”. Todo esto se puede hacer aplicando 10 buenas prácticas:

  1. Conecte con el público y capte la atención de la audiencia potencial del sitio web. Es fundamental conocer a la audiencia. Hay que mantener la atención con una narración que enganche aplicando estos principios básicos (2-4):

  2. Pirámide invertida. Este principio proviene de las noticias en prensa: presente la información más importante al principio y estructure la historia ordenada de más a menos.

  3. Las 6 preguntas básicas. Toda historia debe contestar a: ¿QUÉ sucedió?, ¿QUIÉN participó?, ¿CUÁNDO sucedió?, ¿DÓNDE sucedió?, ¿POR QUÉ sucedió? y ¿CÓMO sucedió?. Traducido al mundo del negocio es ¿qué producto es?, ¿de qué está hecho?, ¿por qué lo debes comprar?, ¿cómo funciona o para qué sirve?, ¿cuándo y dónde puedo conseguirlo?

  4. Destaque los hechos. Evite el texto subjetivo. Muestre resultados, casos de estudio, estadísticas, opiniones de usuarios que sean representativas o reputadas, y demostraciones en vivo.

    Ya lo dijo Aristóteles sobre la retórica y la persuasión: para mantener la credibilidad ante la audiencia (ethos) es importante ofrecer un equilibrio entre sus argumentos lógicos (logos) y emocionales (pathos). Cierta retórica es útil pero siempre debe estar fundamentada en verdades. Los engaños pasan factura y son difíciles de olvidar. La capacidad de persuasión consigue atrapar la atención y atraer nuevos usuarios, pero la fidelidad o permanencia sólo se consigue con contenidos realmente útiles.

  5. Use oraciones simples y estructuras gramaticales sencillas, de 15-20 palabras, para presentar las ideas de forma simple, clara y directa.

  6. Use la palabra más común y/o que tenga menos letras, cuando tenga varias opciones de palabras sinónimas.

  7. Elimine la jerga, acrónimos y palabras “oscuras” siempre que pueda, sobre todo si el público objetivo no es experto en ese campo.

  8. Use un lenguaje simple, activo y claro. Por ejemplo: en vez de: “Es importante tomar en consideración X, pues de lo contrario no funcionará…”, es mejor decir: “Para que funcione, considere…”.

  9. Evite descripciones subjetivas, y elimine el texto de instrucciones. Nadie las lee. Si son necesarias, deje solo las imprescindibles y básicas. Justo lo contrario de los informes prolijos pero ininteligibles de los políticos.

  10. Use expresiones temporales absolutas, con día y hora. La información permanece indefinidamente en la web y puede consultarse en cualquier lugar y momento. Evite expresiones relativas como “hace un rato”, “en breves momentos”, “el mes pasado”, etc. Son ambiguas y carentes de sentido sin el contexto temporal exacto.

Cómo hacer un texto Conciso, Claro y Directo.

Un texto escaneable

¿Qué significa hacer el texto escaneable? El texto se debe editar y maquetar para que los usuarios encuentren fácilmente el contenido por el que están interesados. Los usuarios entran en un medio digital con un objetivo o interés específico. Para facilitar el recorrido o la exploración de una página web:

  1. Divida el texto en párrafos cortos con sólo unas líneas, no más de 3-5 líneas de 40-70 palabras. Por supuesto, esta recomendación es por término medio: si algún trozo es más largo no pasa nada. En la web una frase es un párrafo excelente.

  2. Transmita una idea principal en cada uno de los micro-párrafos (o frase). Los párrafos hacen resaltar visualmente los bloques de texto. Cada párrafo tiene el aspecto de un objeto diferente, existe una tendencia a suponer que cada nuevo párrafo ofrece un tema distinto.

  3. Comience cada párrafo con la información más relevante y útil. Las introducciones lentas funcionan bien sobre papel, pero en la web los usuarios son impacientes, quieren el tema ya, la idea auténtica y concreta.

  4. Use títulos y subtítulos para dividir el texto en temas. El texto denso genera rechazo en el usuario. Así se rompe la uniformidad del texto al tiempo que se estructura. Los títulos deben ser una frase que diga al lector lo que encontrará en los párrafos que siguen. Pero no se debe abusar, es mejor no superar una subdivisión de más de 3 niveles. Es decir, puede haber un capítulo 1 y un capítulo 2, y un subcapítulo 1.1, 1.2 o 2.1 y 2.2, pero no superar un subcapítulo 1.1.1.

  5. Resalte las oraciones o palabras más importantes para llamar la atención sobre las ideas que son cruciales. En negrita, pero nunca en cursiva o subrayado. La cursiva, al inclinar el texto, resulta poco legible. Se debe reservar únicamente para títulos de referencias bibliográficas, voces en otros idiomas, nombre extranjeros o citas muy breves. Si la cita tiene más texto es mejor presentarla entre comillas. El subrayado está completamente desaconsejado. Visualmente se confunde con un enlace web y, además, hace ilegibles algunas letras (‘j’, ‘g’ e ‘y’).

  6. Utilice listas con viñetas o numeradas para enumerar características, propiedades, pasos de un procedimiento o reglas. Las listas crean trozos de contenido que permiten una lectura no lineal. Separan y estructuran ideas y facilitan la búsqueda o el barrido/escaneado. También permiten contar el número de cosas que son relevantes. Como regla general las listas deben ir con topos. Use números sólo cuando el orden tenga importancia.

  7. Limite el número de elementos de las listas a 7, mucho mejor si son 5 (como ve, no predicamos con el ejemplo). La memoria a corto plazo (memoria operativa o memoria de trabajo), que es la capacidad para mantener en mente de forma activa una pequeña cantidad de información, está limitada a la cifra de 7±2 elementos.

  8. Use números en lugar de nombres de números, así se facilita la lectura en pantalla. Los guarismos de hasta cuatro cifras se leen y comprenden fácilmente.

  9. No use grandes cifras con demasiados ceros, generan confusión y son difíciles de interpretar. Es más claro indicar primero el número y luego las palabras miles, millones, miles de millones y billones para reemplazar 3-6-9-12 ceros.

  10. Use los números romanos sólo para indicar el orden de papas, reyes y números de siglo. Los números romanos se forman con letras y cuesta primero determinar que es un número y luego calcular la cifra.

Cómo hacer un texto Escaneable. Elaboración propia

En resumen

El texto para la web debe ser fácil de entender, conciso, escaneable. No debe dejar ninguna incertidumbre en la mente del lector en la primera y más rápida lectura. Por supuesto, estas reglas son una generalización a aplicar sobre todo en textos informativos. En internet también existen contenidos que permiten mayor flexibilidad. Pero conviene tenerlas en cuenta siempre.The Conversation

Lina García-Cabrera, Profesora en el Departamento de Informática y miembro del Grupo de Sistemas Inteligentes basados en Análisis de Decisión Difuso, Universidad de Jaén; Ildefonso Ruano Ruano, Profesor de Ingeniería Telemática en el Departamento de Ingeniería de Telecomunicación y miembro del Grupo de Robótica, Automática y Visión por Computador, Universidad de Jaén y José Ramón Balsas Almagro, Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos en el Departamento de Ingeniería Informática de la Universidad de Jaén, Universidad de Jaén

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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