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NUEVATRIBUNA.ES - 25.06.2009

Cuando una adolescente de 16 años descubre que está embarazada hay dos frases que se repiten en su cabeza: “Mis padres no se pueden enterar” o “Cómo se lo digo a mis padres”.

Ana García, psicóloga, sexóloga y coordinadora del Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid, ha escuchado estas frases en diversas ocasiones: “Más de una vez han llegado chicas al centro que ya sabían que estaban embarazadas y venían a pedirnos ayuda para ver cómo se lo contaban a sus padres, incluso nos han solicitado que fuésemos nosotros quien habláramos con ellos”, cuanta la especialista.

Sin embargo esa no es la labor de este centro: “Les damos las herramientas necesarias para que puedan contárselo a sus padres, pero ellas son las responsables, nosotros no podemos intervenir”, señala García. Y es que las primeras citas con los especialistas de este ‘refugio’ de mujeres, se centran en el diálogo con la familia.

¿CÓMO LO CUENTO?

Los nervios y la desesperación suelen ser los primeros sentimientos cuando descubren su embarazo, pero para las más jovencitas contárselo a sus padres se convierte en la mayor pesadilla: “Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones los padres se enteran de que su hija está embarazada al mismo tiempo de que ya es una mujer con relaciones sexuales, mucha información en muy poco tiempo”, dice la psicóloga.

Por otro lado, Ana García apunta, las dificultades de comunicación que tienen las adolescentes a la hora de plantearse cómo dar esa información a su familia: “Muchas piensan que la mejor manera de decirlo es en el salón de sus casas cuando sus padres estén con amigos, así nos las regañan tanto, creen ellas”.

María tiene dos hijas, una de 12 años y otra de 17, la más mayor se ha quedado embarazada: “Mi hija me lo dijo llorando, y la verdad es que fue un disgusto, pero yo le expliqué que siempre iba a estar a su lado y me alegra muchísimo que me lo haya contado. La voy acompañar a abortar, ella lo tiene claro y yo también pienso que es lo mejor”. El caso de María es quizás la mejor reacción que se puede esperar de una madre. Según la psicóloga del centro este tipo de casos son habituales: “Muchas veces llegan con sus padres, ellos quieren recibir la información que les dimos a sus hijas para sentirse más tranquilos”.

Pero no todo es comprensión. Más de una adolescente ha llegado amoratada a la consulta de Ana después de haber recibido una paliza de sus padres: “Las chicas saben bien cuándo no pueden contarlo y hay padres muy brutos que son capaces de golpear brutalmente a sus hijas, o bien obligarlas a que tengan el bebé”. Esta psicóloga insiste que no son casos mayoritarios, pero que tampoco lo son el de los padres comprensivos: “Cada familia es un mundo distinto y las reacciones que tienen ante un embarazo de sus hijas pueden ser muy imprevisibles”.

“LA POLITIZACIÓN DEL ABORTO AFECTA A LAS ADOLESCENTES”

En las últimas semanas, las chicas que se han acercado al Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad del madrileño barrio de Malasaña, no han tardado en preguntar si ya estaba en funcionamiento la reforma de la Ley del Aborto: “En general todas están contentas, sienten una gran liberación al saber que no tienen por qué decírselo a sus padres”, explica la psicóloga del centro.

Sin embargo el debate político y sobre todo la politización del aborto que han hecho todos los partidos, también se ha sentido con miedo entre las jóvenes: “Escuchan todas las barbaridades que dicen algunos políticos, campañas como la del Lince de la Conferencia Episcopal, y otros comentarios, que lo que consiguen es angustiar más a las chicas. Muchas me preguntan si realmente están matando a alguien, vuelven a sentirse muy culpables y se quedan más afectadas que antes”, dice Ana García.

La especialista asegura que ya han vivido situaciones de tensión por la culpa de los medios y de diversas acciones del Gobierno de la Comunidad: “Cuando empezaron a cerrar las clínicas abortivas fue algo horrible, echaron por tierra nuestro trabajo, las mujeres pensaban que las habíamos mandado a sitios ilegales, nadie entendía nada, el tema del aborto es muy delicado y la opinión pública marca mucha a las mujeres que se encuentran en esta situación”.

Cuando se le pregunta a la experta sobre su opinión de hablar o no con los padres su respuesta es clara: “Lo ideal es que se hable, nosotros trabajamos para que sea así, pero las adolescentes son responsables, saben mejor que nadie si sus padres pueden o no entenderlas. Prefiero lanzar la pelota a los padres, ellos tienen que currárselo, la confianza y la educación sexual se gana con los años, así que son ellos quienes tienen que abrirle los brazos a sus hijos y no quejarse a toro pasado”.

García ofrece otro dato: “La mayoría de las mujeres que abortan y tienen más de 23 años tampoco se lo dicen a sus padres, todas responden que lo harán más tarde que no les quieren preocupar. A estas chicas nadie les exige nada, mientras que las jóvenes que tienen menos facilidades que las otras sí deben contarlo. ¿Por qué tanta insistencia con las adolescentes de 16 años?”.

"Papá, mamá: estoy embarazada"