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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 01.08.2010

El tratado internacional que prohíbe el uso, el desarrollo, la fabricación, la adquisición y el almacenamiento de bombas de racimo entró en vigor el domingo.

En diciembre de 2008, en Oslo, 107 países firmaron el acuerdo, aunque era necesaria la ratificación de al menos 30.

Son 37 los estados que se han comprometido ahora a luchar contra estos explosivos, que causaron más de 100.000 víctimas, en su mayoría civiles, desde 1965.

"El domingo es un día de celebración. Es la concreción de un sueño que parecía imposible y que ha hecho realidad la voluntad de la sociedad civil", señaló Thomas Nash, de la Coalición Contra las Armas de Racimo, entidad que agrupa a más de 300 ONG. "Uno de los principales argumentos para su prohibición es el hecho de que ya no son útiles para los objetivos militares", añadió.

Para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la entrada en vigor del tratado "representa un avance para las agendas humanitarias y de desarme, y ayudará a contrarrestar la inseguridad generalizada y el sufrimiento causado por esas armas, entre civiles y niños".

España es uno de los países que ratificó el tratado, aunque no es el caso de los principales productores, como Estados Unidos, Rusia y China. Israel es uno de los países que más bombas de racimo almacena, aunque se desconoce la cantidad. Las usó en Líbano y en sus ataques a Gaza. Las bombas de racimo contienen cientos o miles de mini-bombas que pueden matar en un radio de 15 metros, y se mantienen activas durante más de 40 años.

¿El fin de las bombas de racimo?