Casi un millón y medio de jóvenes menores de 35 años está en paro (4 de cada 10) y casi un 47% son de larga duración (llevan más de un año sin empleo). Además sus condiciones laborales han empeorado, cada vez son más temporales y precarios (han sido necesarios 26,73 contratos para crear un puesto de trabajo).
UGT considera que el Plan de Garantía Juvenil no funciona y propone establecer una nueva Estrategia por el Emprendimiento y el Empleo Joven, evaluando y corrigiendo los fracasos de la anterior Estrategia. Asimismo, reclama recuperar el contrato del relevo y la jubilación parcial a los 61 años; establecer un Estatuto del Becario para eliminar los fraudes laborales que se producen en torno a esta figura; una nueva regulación del contrato de formación y aprendizaje; e impulsar una red de Oficinas de Empleo Juvenil, a nivel estatal. Se trata de contar con orientadores especializados y desarrollar acciones efectivas en el marco del Plan de Garantía Juvenil.
Mañana se celebra el Día Internacional de la Juventud, una conmemoración que lleva desarrollándose ya 18 años. Y de nuevo el balance en nuestro país en materia de empleo juvenil no es positivo, según datos del Informe elaborado por UGT: “La Juventud explotada”.
Aunque el desempleo juvenil ha descendió un 16,12% en el segundo trimestre del año, respecto al mismo periodo del año anterior (según datos de la EPA), todavía afecta a casi un millón y medio de jóvenes menores de 35 años en nuestro país (en concreto, 1.495.800), situándose el paro juvenil en una tasa cercana al 40% (39,53%). Es decir, las políticas específicas contra el desempleo juvenil no han mejorado las situación de la juventud respecto al resto de los desempleados (el porcentaje de parados menores de 30 años respecto al total de desempleados se ha mantenido en el 27,32%).
Además siguen empeorando las condiciones de trabajo de la juventud a pesar de la recuperación económica. El empleo que se oferta es de carácter estacional (ligado a determinadas campañas como la de Semana Santa o a la época estival), precario y muy desigual, respecto al resto de los trabajadores.
La tasa de actividad en los menores de 25 años, según datos de la EPA del segundo trimestre del año, es incluso menor que en el mismo periodo del año anterior (se sitúa en el 36,80%, un 0,5% menos que la registrada en el segundo trimestre del 2016).
Casi la mitad de los desempleados jóvenes llevan más de un año sin trabajar
Por tramo de edades la mitad de los parados menores de 30 años tienen un nivel de estudios de educación secundario o inferior, un colectivo que requiere de políticas de formación y empleo para mejorar y cualificación y empleabilidad. En el tramo de los 25 a 29 años, casi un tercio de los desempleados tiene educación superior.
Por otra parte, casi la mitad del total de parados menores de 35 años (el 46,96%) llevan en el desempleo más de un año. Un tercio de ellos (402.300 jóvenes) lleva parado más de dos años. Algo que constata la escasa eficacia del Plan de Garantía Juvenil, puesto en marcha por el Gobierno con recursos facilitados por la UE (Fondo Social Europeo), y cuyo propósito es dar una salida profesional o formativa a los jóvenes en un plazo no superior a 4 meses.
Más temporalidad y precariedad
A pesar de haberse reducido algo el desempleo, la proporción de jóvenes temporales ha aumentado 2,14 puntos en el segundo trimestre de este año respecto al mismo periodo del año anterior (según datos de la EPA). Una cifra que contrata con la tasa de temporalidad general que se sitúa en el 26,81% (aumentó 1,09 puntos comparando ambos periodos). Los datos revelan que: el 75% de los empleados menores de 25 años tiene un contrato temporal, un 58% si ampliamos el tramo de edad a los 30 años. En muchos casos este contrato temporal no está debidamente justificado y solo se realiza para abaratar costes.
A esto hay que añadir que del total de asalariados menores de 30 años, un 37,91% tiene un contrato de una duración inferior a 6 meses y solo el 15,85% de este colectivo de menos de 30 años afirma tener un contrato que le pueda garantizar una prestación por desempleo. Durante el segundo trimestre, por ejemplo, se han efectuado 2.830.000 contratos a menores de 35 años y el número de asalariados en ese mismo periodo solo aumentó en 107.000 jóvenes. Es decir, han sido necesarios 26,73 contratos para crear un puesto de trabajo, según cálculos de UGT, con datos del paro registrado por los Servicios Públicos de Empleo y la EPA.
Cabe resaltar que el 39% de jóvenes con contrato temporal desconoce la duración de su contrato, según datos de la EPA del 2º trimestre de 2017.
En cuanto a la jornada, el 22,55% de los menores de 35 años tiene un contrato a tiempo parcial, un 7,25% más que la media del resto de los trabajadores. El 61% de los jóvenes tiene esa jornada por no haber podido encontrar un trabajo a jornada completa.
Por otra parte, los menores de 25 años tienen una brecha salarial del 51,40% respecto al total de trabajadores. Es decir de promedio no cobran ni la mitad de salarios que la media de la población total. La brecha se reduce, aunque sigue siendo alta, según avanza el tramo de edad (se sitúa en el 30,55% entre los jóvenes del 25 a 29 años y en el 15,19% entre los 30 y 34 años).
Además la brecha de género se mantiene también en estos tramos de edad en valores casi idénticos que en la media de todas las edades.
Qué demanda UGT
Aunque España lleva casi cuatro años recibiendo dinero de los Fondos Europeos para realizar un plan estratégico por el empleo juvenil, no existe una mejora del empleo juvenil respecto al resto de la población. Por eso, es prioritario:
1. Establecer una nueva Estrategia por el Emprendimiento y el Empleo Joven, evaluando y corrigiendo los fracasos de la anterior Estrategia. Se trata de que el Gobierno facilite una mejor coordinación y planificación con los interlocutores sociales, los colaboradores intermedios y las Comunidades Autónomas. Se trata de que cada euro gastado sea de la manera más eficaz posible.
2. Fomentar el contrato del relevo y la jubilación parcial a los 61 años, usando la Financiación del Fondo Social Europeo. Se trata de facilitar el relevo generacional.
3. Poner en marcha un Estatuto del Becario que regule las becas curriculares y las becas de investigación. Se trata de regular, de manera eficaz, los requisitos que tienen que cumplir las empresas e instituciones, la duración máxima de las prácticas o un marco de protección social y de prevención de riesgos laborales. Las becas extracurriculares no deben incluirse en este Estatuto porque deben transformarse en un contrato laboral.
4. Establecer una nueva regulación para el contrato de formación y aprendizaje. Estableciendo penalizaciones a las empresas que abusen de su uso con el único fin de recibir las bonificaciones del Gobierno.
5. Impulsar una red de Oficinas de Empleo Juvenil a nivel estatal (tomando como modelo a los países nórdicos). Se trata de contar con orientadores especializados y desarrollar acciones efectivas en el marco del Plan de Garantía Juvenil.
6. Que el Gobierno apueste por el empleo de calidad, eliminando la precariedad y temporalidad que existe en nuestro mercado laboral, y que afecta sobre todo a los jóvenes.